El aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, instó el miércoles a demócratas y republicanos en el gobierno a que pongan “el país por delante de la política” para recuperar la senda del crecimiento, en su discurso de agradecimiento tras reconocer la derrota en las elecciones presidenciales.



”Estoy preocupado por Estados Unidos. La nación se encuentra en un punto crítico”, afirmó Romney, cerca de la una de la madrugada hora local (06.00 GMT).



Romney compareció en el cuartel general de su campaña republicana en el Centro de Convenciones de Boston tras lo que se presuponía una apretada jornada electoral, en la que finalmente el presidente Barack Obama se impuso por 303 votos electorales frente a los 203 del republicano, según el cómputo provisional.



“Me hubiese gustado satisfacer vuestras esperanzas para liderar al país en una dirección diferente, pero el país ha elegido a otro líder”, concedió.

Poco antes, Romney había llamado por teléfono a Obama para aceptar su derrota, y zanjar así la polémica surgida cuando la campaña republicana afirmó no reconocer aún los resultados porque aún restaban votos por contar en Ohio y Florida.



La derrota de Romney ha sido finalmente más abultada de lo previsto en las encuestas, principalmente por su incapacidad para captar el voto de la comunidad hispana, los jóvenes y las mujeres.

En sus palabras, el exgobernador de Massachusetts reiteró que Estados Unidos saldrá adelante si sigue fiel a los principios de los padres fundadores.



“Creo en Estados Unidos, creo en los ciudadanos de Estados Unidos”, apuntó Romney, quien no dejó de referirse a su gran arma de ataque durante la campaña, la debilidad de la economía estadounidense y el bajo ritmo de creación de empleo.

”Necesitamos a creadores de empleos de todo tipo. Contamos con ustedes para invertir, contratar y avanzar”, dijo ante la audiencia que se mantuvo a la espera durante varias horas y aplaudió vivamente su intervención.



Agradeció, además, la labor de su “número dos”, Paul Ryan, a quien calificó medio en broma de “la mejor elección” de su vida después de su esposa, Ann.

También para ella tuvo palabras de admiración, al señalar que hubiese sido una “maravillosa Primera Dama”.

El discurso de Romney fue breve y a su conclusión fue arropado en el escenario por su esposa, Ryan y varios de sus nietos.

”Hemos dado todo lo que teníamos en esta campaña. En estos tiempos de difíciles desafíos para nuestro país, rezaré porque el presidente Barack Obama tenga éxito como líder del país”, agregó Romney, quien por la tarde había afirmado que solo tenía preparado un discurso de victoria.



En la sala principal de la campaña republicana en Boston, el acceso de la prensa era extremadamente limitado, pero se podían ver los rostros serios de algunas personas que abandonaban el recinto.

Entre ellos, y uno de los primeros en salir, se encontraba el magnate de Las Vegas, Sheldon Adelson, quien evitó comentar los resultados y se limitó a asegurar que el recuento aún estaba en marcha en varios estados para poder confirmar la reelección de Obama.



Adelson fue el principal contribuyente privado de la campaña republicana, con cerca de 53 millones de dólares donados junto con su mujer, Miriam, para diversas organizaciones y los conocidos como Super Comités de Acción Política (Super Pacs).

Preguntado por los periodistas, entre ellos Efe, si pensaba que este dinero estaba bien gastado, Adelson, que se movía en silla de ruedas, afirmó que él siempre pagaba sus impuestos y sus cuentas.

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