CARACAS, Venezuela (AP) — Manifestantes protagonizaron una nueva jornada de protestas callejeras contra el gobierno en el este de Caracas en una muestra de la tensa situación que vive Venezuela desde hace más de un mes, al tiempo que la comunidad internacional insiste en un llamado al diálogo entre las partes.

En los alrededores de la Plaza Francia de Altamira, en el este de la capital, se registraron el sábado nuevos incidentes violentos cuando decenas de manifestantes trataron de bloquear las calles y fueron reprimidos por centenares de policías nacionales antimotines que lanzaron gases lacrimógenos.

Los violentos incidentes obligaron a las autoridades a restringir el tránsito en los alrededores del municipio capitalino de Chacao, según indicó el alcalde de esa zona, Ramón Muchacho, al canal de noticias Globovisión.

Varios miles de opositores realizaron el sábado la marcha de las “Ollas vacías” en el norte de la capital, en la que hicieron un ruido ensordecedor de cacerolas y cornetas, y enarbolaron pancartas en las que se leía “No hay, no hay, ¿Hasta cuándo?”.

Los manifestantes protestaron así contra la inflación galopante, que a principios de año alcanzó una tasa anualizada de 56,3%, y los problemas graves de abastecimiento de algunos alimentos y bienes básicos que se han agudizado en los últimos meses debido a la entrega retardada de las divisas por parte del gobierno, lo que ha afectado el ingreso de importaciones al país.

El índice de escasez, que mide la disponibilidad de productos en los comercios, saltó en enero pasado a 28%, uno de los niveles más altos desde el 2009 cuando el Banco Central de Venezuela comenzó a difundir el indicador.

“Hay que hacer una presión para que de alguna manera se haga algo… Hay mucha escasez, es muy difícil conseguir las cosas”, comentó María Gómez, una arquitecta de 43 años, mientras sonaba de manera incesante una olla con una cuchara en medio de la protesta.

La marcha opositora no pudo llegar a su destino, que era la sede del Ministerio de Alimentación, debido a que varios miles de guardias nacionales con equipos antimotines y tanquetas bloquearon todos los accesos al lugar.

“No hay nada que comprar. Sólo se puede comer lo que el gobierno deja traer al país porque todo lo importamos. No hay carne. No hay pollo”, dijo molesta Zoraida Carrillo, una jubilada de 50 años, al caminar entre la concentración de opositores mientras hacía sonar algunas de las cuatro ollas que se colgó en la cintura. “No cesaremos de salir a la calle a protestar hasta que el gobierno reaccione. Somos la piedrita en el zapato de este gobierno”.

Henrique Capriles, el líder opositor y gobernador del estado central de Miranda, rechazó la decisión que tomó el gobierno de bloquear con miles de militares el paso de los manifestantes. Mientras caminaba en la concentración, dijo a la prensa que “no se puede criminalizar” las protestas.

“En vez de escuchar a los venezolanos, envían a los funcionarios y a grupos paramilitares armados, por ellos mismos, a disolver las manifestaciones. El error más grave que comete el gobierno es subestimar lo que está pasando en las calles”, expresó Capriles al responsabilizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro de los problemas de escasez.

“Todo este despliegue militar demuestra el culillo (pánico) gigante de Nicolás y su gobierno frente a la protesta con contenido, en contra de los graves problemas que hoy viven los venezolanos”, afirmó el ex candidato presidencial que fue derrotado por Maduro en las elecciones presidenciales de abril pasado por un estrecho margen de 1,4% (224.739 sufragios).

Se realizaron marchas similares contra la escasez en los estados Zulia, Barinas, Táchira, Carabobo y en la isla de Margarita.

Entretanto, varios centenares de simpatizantes del gobierno y mujeres militares se concentraron el sábado en la histórica Plaza Bolívar, en el centro de Caracas, para celebrar el Día Internacional de la Mujer. Maduro asistió al evento, donde estuvo acompañado de la primera dama, Cilia Flores; Aleida Guevara March, hija del comandante guerrillero Ernesto Che Guevara, y otros integrantes de su equipo de gobierno.

“Hay que celebrar cómo se ha exaltado a las mujeres en estos años de revolución”, afirmó Magaly Marrero, una asistente de biblioteca de una escuela pública de 53 años, que asistió al evento oficialista.

“Estoy de acuerdo en que se proteste, pero tiene que ser de manera pacífica”, agregó, al tiempo que rechazó las manifestaciones que se han registrado en las últimas semanas en el país.

María de los Angeles Rondón, una docente pública de 58 años, indicó que no hay razones para protestar contra el desabastecimiento debido a que todo es producto de unos “empresarios que acaparan los alimentos de la cesta básica”.

“Todo tiene un trasfondo político. En el país no hay ninguna crisis”, dijo Rondón mientras caminaba por los alrededores de la Plaza Bolívar.

A pesar de los severos problemas políticos y económicos que vive Venezuela, Maduro desestimó la situación. En entrevista que difundió el viernes la cadena estadounidense CNN, dijo que “esta situación de crisis inducida nos ha llevado y nos va a llevar a una nueva etapa, a una etapa sana, productiva; le vamos a quitar las excusas definitivamente a aquellos que buscan excusas en cualquier problema que tenga el país para insurreccionarse”.

El mandatario izquierdista, de 51 años, insistió en que las acciones de protesta buscan derrocar su gobierno con “un ataque simultáneo de factores en la economía en la política”, pero sostuvo que el país tiene la fortaleza para superar el momento difícil.

Maduro reiteró que la nación “no necesita ningún mediador” internacional para solventar la crisis actual. “Venezuela tiene una vida institucional, democrática”, agregó.

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos aprobó la víspera una declaración que llama a las partes en Venezuela a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluidas las de “expresión y reunión pacífica, circulación, salud y educación”.

El documento señala que el organismo hemisférico “hace votos para que las investigaciones tengan una rápida y justa conclusión”, refiriéndose a los 21 muertes causadas durante más de cuatro semanas de protestas callejeras ocurridas en Caracas y otras ciudades del interior del país.

Al criticar la posición asumida por la OEA en relación a la crisis venezolana, Capriles dijo que si los organismos internacionales no se replantean “terminarán perdiendo credibilidad, no ante los gobiernos sino ante los pueblos”.

Universitarios y opositores, esencialmente de clase media, han protagonizado desde principios de febrero protestas callejeras contra la inflación, el desabastecimiento de bienes básicos y la delincuencia creciente.

Venezuela es uno de los países más violentos de la región, con una tasa de homicidios que según registros oficiales está en 39 por cada 100.000 habitantes, pero que de acuerdo con cálculos del organismo activista Observatorio Venezolano de Violencia cerró el año pasado en 79 por cada 100.000 habitantes.

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