Mucho antes de que los vientos del huracán María llegaran a Puerto Rico, otro desastre ha estado afectando y desgarrando las vidas de los residentes de la isla.

Durante décadas antes de María, el deterioro económico y el éxodo, una catástrofe mas sigilosa, ha generado daños asombrosos: el número de residentes cayó 11 por ciento, la economía se redujo 15 por ciento y el gobierno no ha sido capaz de pagar sus deudas.

Ya ha sido definida como uno de los peores ciclos de declive económico y despoblación en la historia de la postguerra de los Estados Unidos, y las proyecciones indican que la situación de la isla podría continuar por años.

Y entonces vino María.

Un derrumbe de las inundaciones del huracán María se ve en la parte posterior de una casa dañada en Barranquitas, Puerto Rico, el 18 de octubre de 2017.



Bloomberg photo by Xavier Garcia.

Un derrumbe de las inundaciones del huracán María se ve en la parte posterior de una casa dañada en Barranquitas, Puerto Rico, el 18 de octubre de 2017.

Ahora, incluso mientras funcionarios en Washington y Puerto Rico se encargan de la recuperación, se espera que los residentes abandonen la isla en masas, alimentando el declive económico y propulsando este ciclo vicioso.

“Estamos viendo en vivo un colapso demográfico y poblacional real de una escala monumental”, de acuerdo a Lyman Stone, un investigador independiente de migración y economista del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. El golpe del huracán puede ser la patada en los pantalones que Puerto Rico necesita para caer de este acantilado demográfico en un desastre demográfico total de niveles nunca antes vistos”.

Mas aún, lo que sea que pase con Puerto Rico tendrá efectos profundos, porque a pesar de que el desastre se siente mas agudamente en la isla, el éxodo acelerado ya se está sintiendo en tierra firme.

La ciudades populares entre puertorriqueños, como Orlando, Hartford, Connecticut, y Springfield, Massachusetts, están recibiendo a mas estudiantes, muchos de los cuales vienen de familias por debajo del umbral de pobreza. Mientras tanto, los políticos están evaluando las significativas potenciales consecuencias electorales de una oleada de inmigrantes que se espera que tengan tendencia Demócrata – particularmente en Florida, en donde ya hay medio millón de residentes nacidos en Puerto Rico.

En una rueda de prensa la semana pasada, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, alertó que sin ayuda significativa, “millones” podrían irse a tierra firme en Estados Unidos. Los que se van es mas probable que terminen en Florida, Texas y Pennsylvania, las cuales han sido los destinos mas populares en años recientes para los puertorriqueños.

“No vas a tener cientos de miles de puertorriqueños mudándose a los Estados Unidos – vas a tener millones”, dijo Rossello. “Vas a tener millones, creando cambios demográficos devastadores para nosotros en Puerto Rico”.

Los episodios prolongados de declive económico y despoblación han afligido parte de Estados Unidos antes. Durante siete años en la década de los 50 el número de personas viviendo en el Oeste de Virginia bajó 8 por ciento. Nueva York perdió 4 por ciento de su población en los años 70. Y durante un período de los años 50, Arkansas perdió 11 por ciento de su población.

Pero a profundidad, el ciclo de declive económico y despoblación en la isla de mas de 3.4 millones podría ser el mas agotador.

“Incluso antes de María, tenías andando lo que se veía como un espiral de la muerte”, dijo Gregory Makoff, un investigador de campo que trabajó en el Departamento de Tesorería de Puerto Rico y ahora es miembro principal del Centro Internacional de Innovación en Gobernanza. “Ya no es teórico nada mas. En cuestión de semanas, han perdido otra gran parte de la población”.

Por años antes de la debacle económica, compañías como Merck, Johnson & Johnson y PepsiCo habían ahorrado decenas de millones anualmente bajo un exención de impuestos que dio a las compañías de los Estados Unidos un incentivo para llevar operaciones a la isla.

Pero en 2006, se eliminó la excención de impuesto, quitandole el incentivo a las compañías de operar allá. Es una de las muchas razones a las que se culpa por el declive de la isla.

Entre las otros: El sistema eléctrico de la isla está obsoleto y las cuentas de los isleños casi doblan las de tierra firme; un éxodo de doctores ha dejado vacíos en el sistema de salud; y el sector de la economía mas crítico, la manufactura, ha estado contrayéndose aún mas rápido que el resto de la economía, afectada no solo por la exenció tributaria que se perdió si no también por la competencia global.

Solo alrededor del 40 por ciento de las personas en Puerto Rico están empleadas o buscando trabajo. Por contraste, el número en Estados Unidos de lo que los economistas llaman “participación de la fuerza laboral” es alrededor de 63 por ciento.

Finalmente, la imposibilidad de que el gobierno paque mas de 70 billones de dólares de deuda ha provocado el mandato del Congreso para una junta de supervisión y un nuevo plan fiscal que llama a recortes significativos del gobierno y esfuerzos para incrementar los impuestos. Incluso con algunas hipótesis optimistas, ese plan predice una continua contracción de la economía.

Como resultado, para los funcionarios de Washington y Puerto Rico planificando la recuperación, el éxodo que está en curso representa un dilema multifacético.

“Tienen que empezar a construir desde abajo”, dijo Makoff acerca de cualquier nuevo esquema que se quiera para la isla.

En el corto plazo, al menos, es probable que la isla vea un impulso económico; la reconstrucción después de un huracán muchas veces inyecta unos gastos en la economía local que generan impacto.

Pero de acuerdo a una investigación reciente acerca de 90 años de desastres naturales en los Estados Unidos, publicada como un informe de trabajo llamado Investigación de la Oficina Nacional de Economía, los desastres naturales principales también han tenido una serie de efectos no favorables: incrementan la emigración, disminuyen los costos de las casas y aumentan las tasas de pobreza.

El área donde un puente estuvo antes del huracán María se ve a lo largo de la carretera 152 en Barranquitas, Puerto Rico, el 18 de octubre de 2017.



Bloomberg photo by Xavier Garcia.

El área donde un puente estuvo antes del huracán María se ve a lo largo de la carretera 152 en Barranquitas, Puerto Rico, el 18 de octubre de 2017.

Como para muchos en la isla, Sergio M. Marxuach, director de políticas del Centro Para Una Nueva Economía, un laboratorio de ideas basado en San Juan, dijo que es necesaria una inversión federal masiva.

“Vamos a necesitar intervención significativa del gobierno – esencialmente un paquete de rescate grande, no solo para reconstruir la economía pero para ponerla a crecer”, dijo. “Las personas están diciendo ‘No quiero que mis hijos crezcan en un lugar en donde la economía va a estar devastada por los próximos 10 años’. Si suficientes personas piensan eso, se va a estar reforzando el espiral negativo.

De hecho, entrevistas con empresarios de Puerto Rico indican que aún cuando los obstáculos que dejó María se pueden sobreponer – sobre todo la falta de electricidad – regresar a la vida económica que existía antes de la tormenta es igual inestable. I

Por ejemplo, Frank Joseph Sugden, 51, el duenño de un establecimiento de esmoquines y trajes de noche en Bayamó. Su compañía, Top Hat, tenía antes tres tiendas pero ahora solo queda una. Con la contracción a través de los años, ha tenido que despedir a 10 empleados.

Ahora, después de María, los matrimonios y otras fiestas formales han sido canceladas en su mayor parte hasta diciembre, por lo que su tienda está cerrada. Los dos empleados que quedan de los ocho que eran, están también considerando irse. Su esposa también quiere que él se vaya. Para reponer las pérdidas del negocio, comenzó a hacer trabajos de seguro a parte.

Le preocupa que Puerto Rico esté en un espiral mortal.

“Si, no estoy tan seguro de como vamos a salir de esto”, dijo Sudgen. “Solo nos hemos estado encogiendo, encogiendo, encogiendo, y eso es como un soplo letal”.

Leo Aldridge, un abogado con oficinas en San Juan y Nueva York, describió la migración post-María como una “revolución de Jet Blue. Las personas están comprándose pasajes y saliendo rápido de la isla”.

Pero el problema comenzó mucho antes de la tormenta. Después de una clase de derecho que da en la Universidad de Puerto Rico, notó que sus estudiantes frecuentemente le preguntaban cómo podían conseguir el permiso del colegio de abogados y trabajo en tierra firme.

“Todo el tiempo vienen a decirme los niños: ‘¿Qué tengo que hacer para irme de la isla? ¿Qué examen tengo que tomar?”, dijo Aldridge. “Esto era todo antes del huracán…las personas se están yendo y yendo y yendo”.

Incluso aquellos que son optimistas reconocen que vienen momentos mas difíciles.

“Vamos a avanzar mejor de lo que lo hacíamos antes”, dijo Joaquin Fernandez Quintero, presidente de Telemedik, una empresa de telemedicina que emplea a 400 personas.

Pero dijo que alrededor de 10 por ciento de los empleados en su oficina de Mayaguéz se moverá a los Estados Unidos en las próximas semanas, varios de ellos empleados de “alto nivel”. Y no está seguro de cuando regresarían.

“Las personas se están frustrando y deprimiendo”, dijo Fernández Quintero. “Muchos de las compañías pequeñas y medianas van a estar cerrando porque no pueden mantener sus operaciones. Va a ser un proceso complicado”.

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