Cuando la tradicional clasificación publicada por MLB Pipeline mostró en 2017 en su podio al jardinero dominicano Víctor Robles, la gerencia de los Nacionales de Washington se frotó las manos.

En la figura del joven jardinero tenían a un futuro elemento todos estrellas. Dueño de varias de las principales herramientas para triunfar en el béisbol, el quisqueyano daba pasos agigantados en el sistema de ligas menores del cuadro capitalino, donde poco a poco se hacían planes para su eventual debut en la gran carpa.

Fue a finales de aquel año que la dirigencia decidió darle una oportunidad. Tenía apenas 20 años cuando tomó un turno ante los Filis de Filadelfia. Era el inicio de una relación que, seguramente ambas partes esperan, sea duradera.

Hoy Robles se encuentra en la lista de incapacitados por una lesión en el codo izquierdo, pero no necesitará cirugía, por lo que, al menos en principio, no es el fin del mundo en la capital.

Sin embargo, el joven patrullero no es la única cara fresca del equipo. Según el conteo de 2018, otras dos piezas están entre los 100 mejores.

Uno de ellos es Juan Soto.

El también jardinero ya está en acción con el equipo grande, haciendo las labores desde el pasado 20 de mayo. En su estadía, el nativo de Santo Domingo ha aprovechado la baja por lesión de Howie Kendrick. Pese a la mala noticia, son estas las oportunidades que abren puertas.

El otro prospecto es Carter Kieboom, campocorto.

Sobrepoblación

Aquí viene el primer problema agradable para el mánager Dave Martínez. El caso de Kieboom no es cosa menor, pues se trata de un elemento que podría ser dominante en el puesto seis de la defensa, pero cuando se tiene en el lineup a Trea Turner, próximo a cumplir apenas 25 años, las decisiones se vuelven complicadas.

MARTÍNEZ. El mánager debe tomar decisiones sobre el futuro de sus piezas



John McDonnell/Washington Post

MARTÍNEZ. El mánager debe tomar decisiones sobre el futuro de sus piezas

El actual parador en corto de los Nats no ha pasado por debajo de la mesa desde que apareció por primera vez en las mayores en 2015. En 2016 finalizó segundo en la carrera por el premio a Novato del Año. A su facilidad para hacer contacto con la bola se le agrega la velocidad en bases, un dolor de cabeza para lanzadores y receptores contrarios.

Parece imposible prescindir de él, por lo que Kieboom deberá ser moldeado para ser útil e otro lugar del infield o, en el peor de los casos, ser usado como moneda de cambio.

Entre los 30 principales jóvenes de las granjas de Washington hay otros dos shorstop: Luis García y Yasel Antuna; no obstante, a diferencia de Kieboom, estos se han adaptado a otros puestos en el campo.

Brazos

Pensar en el cuerpo de lanzadores de los Nationals es disfrutar de brazos de la talla del dominante Max Scherzer, Gio González, Jeremy Helickson o Stephen Strasburg, todos estos abridores; sin embargo, salvo Strasburg, todos superan los 30 años.

Aunque es sencillo asumir que aún pueden mandar sobre la lomita por otras temporadas, el tiempo de vida deportiva se acerca a su fin, por lo que es menester trabajar con la generación de relevo en pro de dejar la mesa servida para cuando pase el tren.

Los prospectos que están cada vez más cerca de tocar la puerta son Erick Fedde, Seth Romero y Wil Crowe; de hecho, el primero de ellos actuó en Grandes Ligar en 2017, pero su labor, la cual se extendió por tres encuentros, dejó mucho que desear.

Los otros dos trabajan para graduarse este año en el equipo grande, sobre todo Crowe, quien al cerrar el mes de mayo tenía marca de 6-0 en clase A avanzada. Con 23 años, es más que probable que más temprano que tarde se llamado a Doble A, y desde ahí dar el salto de calidad.

En el caso de Romero, las actividades deben ser llevadas con mayor paciencia, pues solo ha lanzado en categoría de novato y clase A.

Visto así, lo de los Nats parece prometedor; sin embargo, debe haber un enlace entre las nuevas generaciones y la veteranía del equipo, una pieza que lidere al conjunto de la capital no solo desde el plano estadístico, también tiene que ser una referencia anímica en el club house.

Por características propias, todo esto se concentra en la figura de Bryce Harper, pero es bien sabido que será agente libre al finalizar el año, por lo que podría vestir nuevo uniforme en 2019. SI se queda, será el jugador ideal para formar a nuevos talentosa mientras sigue cargando con el equipo.

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