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Por años la línea morada (Purple Line, en inglés) que uniría varias áreas de Maryland ha sido un punto de gran debate. Y aún ahora, cuando faltan dos años para su construcción, continúa siendo el centro de una polémica.

Mientras que el proyecto de transporte significa un avance para muchos, es una amenaza para los negocios y residentes que se verían desplazados mucho antes que se inicie la construcción.

Tal es el caso del restaurante de Darío Orellana en Silver Spring. “El Águila”, que por 14 años ha servido comida salvadoreña y tex-mexicana en el Spring Center de la calle 16, se ubica en medio de la ruta planeada de 16 millas de la línea morada entre Bethesda y New Carrollton.

Orellana dijo que representantes de la Administración de Tránsito de Maryland le informaron que en septiembre empezarán a comprar las propiedades en esa zona al norte del East West Highway, en donde existe un gran porcentaje de negocios enfocados en la comunidad hispana.

“Estamos muy preocupados. Sabemos que si nos mueven a otro lugar perderíamos”, expresó a The Washington Post, Orellana.

El estado todavía no ha especificado cómo va a financiar la construcción del proyecto que se estima en $2.200 millones. Autoridades de Maryland dijeron que están a la expectativa de los fondos que puedan derivar la Administración Federal de Tránsito. Pero esto no se sabrá sino hasta a inicios de 2015.

Bajo el plan, cerca de 60 negocios y 50 viviendas, se verán desplazados. Muchos de ellos están ubicados cerca al centro de Silver Spring, en el condado de Montgomery, y en el área de Riverdale, en Prince George’s.

El centro comercial, donde se ubica El Águila, es uno de los más afectados. Harvey Maisel, uno de los dueños del Spring Center, dijo que unos 300 personas trabajan en el lugar.

Michael Madden, quien dirige el proyecto de la línea morada en la Administración de Tránsito de Maryland, expresó que el Gobierno ha estado reuniéndose con los propietarios e inquilinos informándoles sobre ayudas para que se reubiquen.

Si el proyecto consigue obtener fondos federales para su construcción, los inquilinos y residentes no se tendrán que mudar hasta principios de 2015.

El estado ayudará a los negocios hasta con $60.000 para su reubicación, pero no los compensará por las pérdidas de ingresos.

Los negociantes dicen que empezar en otro sitio es como iniciarse de la nada.

Fuente: The Washington Post.

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