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El colorido de carrozas, música en vivo con un medio centenar de orquestas y grupos musicales dispersos en toda “La Perla” del oriente salvadoreño la noche del sábado 30 marcará la 55 edición del ya internacionalmente conocido Carnaval de San Miguel.

La fiesta con la que se cierran los festejos en honor a la Virgen de la Paz, patrona de los salvadoreños, inició el 2 de noviembre con los carnavalitos de barrios en colonias y la elección de sus bellas representantes hasta llegar a la coronación de la soberana de las fiestas, en la noche del sábado 23, en la que este año se ciñó la corona la joven Génesis Fuentes, de 19 años quien compitió entre 16 bellezas migueleñas como representante del Barrio El Calvario.

Los salvadoreños del Área Metropolitana de Washington también tienen su representante, Elizabeth Fonseca, de 17 años, elegida en días recientes en el certamen “Miss Sister Cities”, el que se realiza con fines benéficos y culturales, organizado por el comité de Ciudades Hermanas Arlington – San Miguel.

El Carnaval de San Miguel, consolidado como la fiesta popular más importante de El Salvador y Centroamérica, atrae cada año a cerca de un millón de personas que se desbordan por las calles y avenidas de la ciudad para vivir el calor de la fiesta que se celebra el último sábado del mes de noviembre, justo dos días después de Acción de Gracias en Estados Unidos, por lo que muchos de sus ciudadanos residentes en este país logran el puente del festivo para vivir la celebración en el país centroamericano.

Este año las autoridades estiman una asistencia de más de 700 mil personas que San Miguel acogerá con los brazos abiertos. Para mantener el orden y la seguridad se desplegarán 1.200 agentes de la Policía Nacional Civil, 100 agentes municipales y 300 soldados.

Las fiestas novembrinas de San Miguel tomaron un giro a finales de la década de 1950 cuando el visionario alcalde de la ciudad Miguel Félix Charlaix, de descendencia francesa, propuso que las festividades fueran más incluyentes para todos los estratos sociales, con lo que las orquestas debían tocar en las calles.

Con esa decisión municipal, que fue bien acogida por los migueleños, la fiesta de San Miguel dedicada a la Reina de la Paz, a quien se le atribuye el milagro de evitar la destrucción de la ciudad por las potentes erupciones volcánicas del Chaparrastique, el volcán activo de más de 2 mil metros sobre el nivel del mar, cercano a la urbe que en la actualidad tiene más de 400 mil habitantes, la celebración novembrina desplazó a la otra festividad de la ciudad dedicada a San Miguel Arcángel, el 8 de mayo, patrono por el que lleva el nombre el poblado fundado en 1530 por el conquistador Luis de Moscoso.

Con la instauración del Carnaval que este año cumple su 55 aniversario bajo el lema: Carnaval migueleño “símbolo de unidad para todos los salvadoreños”, esta ciudad ha desarrollado una economía local alrededor de la festividad, al albergar a miles de turistas nacionales y extranjeros; además de los cientos de migueleños residentes en Estados Unidos que viajan por estas fechas a su ciudad para pasar las fiestas.

Como ya es una tradición mientras la ciudad duerme por la resaca del Carnaval, que empieza desde el medio día de este sábado y termina al amanecer del domingo, la playa El Cuco ubicada a unos 35 kilómetros al sur de la ciudad de San Miguel se convierte en el lugar para cerrar la jornada con un chapuzón en las cálidas aguas del Pacífico. Con sol, playa y un poquito de calor.

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