Un estadounidense que el martes 3 de diciembre cumplió cumple cuatro años de estar encarcelado en Cuba envió una carta al presidente Barack Obama con el fin de pedirle que intervenga para conseguir su libertad.
Alan Gross fue arrestado hace cuatro años mientras intentaba de manera encubierta instalar el acceso a internet para la pequeña comunidad judía de la isla comunista, un acceso que se sobreponía a las restricciones locales. En esa época trabajaba como subcontratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional del gobierno estadounidense (USAID, por sus siglas en inglés), la cual busca promover la democracia en el país caribeño.
Cuba, que considera que los programas de USAID son intentos de Estados Unidos para socavar al gobierno en La Habana, juzgó a Gross y lo sentenció a 15 años de prisión. El caso se ha convertido en un escollo para el mejoramiento de los vínculos entre los dos países, que no tienen relaciones diplomáticas formales desde 1961.
“Está claro para mí, señor presidente, que solo su participación personal puede obtener mi libertad”, escribió Gross en una carta difundida el martes. “Sé que su gobierno y gobiernos anteriores han tomado medidas extraordinarias para obtener la libertad de otros ciudadanos estadounidenses encarcelados en el extranjero, incluso ciudadanos que no fueron arrestados por su trabajo en bien de su país. Le pido que tome medidas para obtener mi libertad, por el bien mío y el de mi familia”.
Su esposa lo ha visitado en prisión, donde Gross dice pasar 23 horas al día en una pequeña celda con otros dos reos. El estadounidense le ha pedido a sus dos hijas que no lo visiten porque “no puede soportar que lo vean así”. Ha perdido peso y sufre de artritis. Dice que está “completamente aislado del mundo” con excepción de algunas llamadas telefónicas y visitantes.
Gross, de 64 años, dice que ha “perdido casi todo” en los últimos cuatro años y que su familia “ha sufrido una enormidad”.
“Con todo respeto, señor presidente, temo que mi gobierno —el gobierno para el cual trabajaba cuando empezó esta pesadilla— me ha abandonado”, escribió Gross. “Funcionarios de su gobierno han expresado su solidaridad y reclamado mi libertad incondicional, y se los agradezco mucho. Pero ello no me ha llevado a casa”.
En La Habana el gobierno cubano dio a conocer la noche del martes una declaración de la jefa del área de Estados Unidos de la cancillería, Josefina Vidal, insistiendo en su oferta de establecer una negociación.
Las autoridades de la isla reiteraron “su disposición a establecer de inmediato un diálogo con el gobierno de Estados Unidos” para “encontrar una solución al caso del señor Gross sobre bases recíprocas que contemple las preocupaciones de Cuba vinculadas al caso de los cuatro cubanos luchadores antiterroristas que están presos en Estados Unidos”, dijo el texto leído en el noticiero de la televisión estatal.
En otras ocasiones Cuba expresó su disposición a liberar a Gross si Washington tiene un gesto similar en el caso de los así llamados Cinco Cubanos, agentes de inteligencia de la nación caribeña condenados a largas penas de prisión en Estados Unidos en 2001. Uno fue excarcelado en 2011 y pudo regresar a Cuba este año. La libertad de otro está prevista para febrero.
“Cuba comprende las preocupaciones humanitarias que concurren en el caso del señor Gross, pero considera que el gobierno de Estados Unidos tiene responsabilidad por su situación y la de su familia y como tal debe trabajar con el gobierno cubano en la búsqueda de una solución”, agregó el comunicado de Vidal.
Vidal reiteró que Gross cometió en Cuba un delito penado por la ley y fue tratado de manera cortés desde su arresto.
El Departamento de Estado reclamó el lunes la libertad de Gross. A fines de noviembre, 66 senadores encabezados por el demócrata Patrick Leahy enviaron una carta a Obama en la cual le pidieron que tome “medidas expeditivas acordes con el interés nacional” para obtener la libertad del contratista.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, instó el martes al gobierno cubano a liberar a Gross y dijo que el presidente personalmente “se ha comprometido con líderes extranjeros y otras figuras internacionales para usar su influencia en Cuba para promover” su liberación.
La esposa de Gross, Judy Gross, quien ahora vive en Washington, realizó una vigilia el martes frente a la Casa Blanca para exhortar al presidente a ayudar a obtener la libertad del contratista. Pidió hacer todo lo que “sea necesario para llevar a casa a Alan”.
“Por favor señor presidente, no permita que Alan muera en Cuba”, dijo ante una multitud que portaba carteles con el mensaje: “Regresen a casa a Alan”.
En el último año, autoridades estadounidenses y cubanas han logrado algunos avances para reparar las relaciones. Representantes de ambos países se reunieron dos veces este año para reanudar el diálogo por el restablecimiento del servicio postal directo, 50 años después de que se detuvo por las tensiones de la Guerra Fría. Los dos países también reanudaron pláticas este año sobre temas migratorios. Ambos temas han estado pendientes desde el arresto de Gross.