El activista Roland Roebuck, tiene numerosas anécdotas. Por ejemplo, la vez en que dos señoras centroamericanas despotricaban en un autobús contra los afroamericanos, sin imaginarse que él habla español. También recordó la vez en que se unió a un grupo de manifestantes cuando hacía turismo en Cusco, Perú, y algunos le preguntaron si era de Chincha, lugar donde hay una fuerte presencia de afroperuanos.
En su capacidad de afrolatino bilingüe, Roebuck dijo en una entrevista reciente con El Tiempo Latino que, al igual que una “esponja”, se encuentra en la “posición estratégica” de recibir información tanto de la comunidades latina como de la afroamericana.
“Hay percepciones incorrectas con respecto a cómo la comunidad latina ve la vivencia del afroamericano. Muchas veces dicen: ‘oh, son vagos, no les gusta trabajar, los latinos los mantienen’ y que el sistema saca dinero del cheque de los latinos para mantener a los afroamericanos”.
De manera similar, “la comunidad afroamericana me comparte información con respecto a su percepción sobre la comunidad latina. Muchas veces esas observaciones son negativas porque sienten que la presencia latina ha retrasado sus avances y que no ha demostrado un legado de lucha para avanzar los derechos civiles”, aseguró.
El activista puntualizó que “en esas interacciones les digo que no deberían tomar esa posición porque la comunidad latina también tiene un legado de lucha, que se ha manifestado aquí y en muchos de los países de los cuales vienen estas comunidades inmigrantes”.
Pese a haber sido invitado a dar charlas sobre su activismo en diversas entidades y hasta en Dinamarca, Roebuck confesó que todavía no está satisfecho con su labor.
“Mi legado aquí es que cuando mencionan el nombre Roland Roebuck eso crea pánico urbano, porque la gente ya conoce mi trayectoria. Si estoy en ciertos foros, la gente sabe cuál es el tema que yo voy a realzar, siempre, hasta que esté enterrado y creo que después de muerto también voy a seguir, que es el de la abogacía, la justicia racial y social y retar a aquellas personalidades que muchas veces acentúan nuestra invisibilidad dentro de ciertos espacios”, incluyendo los medios de comunicación, indicó.
“Quiero crear conciencia e informar a aquellos que son nuestros lideres de que hay que desarrollar sensibilidad y analizar que la presencia del afrolatino merece estar presente en todos los espacios y experiencias de la comunidad latina, no solamente en el baile, el canto o dándole patadas a una bola”, enfatizó.
Roebuck vive con su esposa Sylvia Moreno, ex reportera del diario The Washington Post en un vecindario diverso en DC.“Tengo vecinos de Trinidad, afroamericanos, de Suiza, Bélgica, Irán, Sierra Leona, Jamaica, República Dominicana y los que vienen del sur de Estados Unidos y han estado acá muchos años”, manifestó.
Roebuck nació el 17 de agosto de 1947 en el Bronx, Nueva York y se crió en Puerto Rico. Su madre es boricua y su padre de las Islas Vírgenes, y desde hace tres décadas se ha establecido en el Distrito de Columbia. “En mi hogar no vas a ver muchas banderas americanas (estadounidenses)”, dijo.“Detesto el colonialismo que ha impuesto Estados Unidos en las dos naciones, Puerto Rico y las Islas Vírgenes”, que son territorios estadounidenses, aseveró. A esa situación se agrega que DC “también es colonia”, porque no tiene congresista, afirmó.