Washington, DC.- Alfonso Vicente añora sentarse alrededor de la mesa con su esposa y tres hijos para disfrutar un tamal hecho en casa, un vaso de atole caliente o un plato de pepián. Sobre todas las cosas extraña el calor de su familia.
El guatemalteco de 48 años, quien vive en Arlington, Virginia, no ve a los suyos desde hace tres años cuando cruzó por segunda vez la frontera hacia este país.
“A veces no aguanto la separación y me siento muy mal. Quisiera regresarme para estar con ellos, pero sé que en mi país no podré hacer nada. Por lo menos desde aquí algún dinero les puedo enviar”, contó el hombre durante una reciente entrevista con El Tiempo Latino.
COMUNICACIÓN
• AUGE DE TARJETAS Y TELÉFONOS PRE PAGO.
Para Alfonso Vicente las llamadas por teléfono con su esposa e hijos son un ritual. Se comunican varias veces a la semana. Algo que cuando vino por primera vez a este país en 2002 no podía hacer. Para quienes viven lejos de su país, el teléfono se ha convertido en su mejor amigo.
El auge de las tarjetas de llamada a larga distancia y la aparición de los teléfonos prepago facilitan la comunicación. “Antes salía muy caro hacer una llamada. Tampoco tenía celular y sólo usaba el teléfono público”, expresó.
•CIFRA.
Muchos de los inmigrantes que viven solos forman parte de los 11,7 millones de indocumentados en el país.
• ESTUDIO.
Un informe del Carnegie Corporation de Nueva York muestra que los inmigrantes están más conectados con su familia. En 2002, sólo 28% de immigrantes llamaba una vez a la semana a su familia; en 2009, eran 66%.
Vicente, quien emigró por primera vez a Estados Unidos en 2002, contó lo duro que le resultó volver a su tierra natal para verse obligado a regresar nuevamente a este país. Luego de un par de años de estar en Virginia decidió empacar sus pocas cosas e irse.
“Sentía demasiada melancolía y mucha tristeza por estar lejos de mi esposa e hijos, así que me volví”, dijo.
Sin embargo, dos años después, la presión económica lo obligó a regresar a Virginia, expresó. “Pero en dos o tres años más que mis hijos puedan terminar de estudiar me regreso del todo a mi Guatemala”, aseguró.
Como él, muchos ya lo han hecho o lo piensan hacer. En su libro “Homesickness: an American History”, la catedrática Susan Matt de la Universidad Weber State, en Utah, asegura que entre 20 y 40 por ciento de los inmigrantes regresan a su tierra natal.
La soledad y depresión son un factor. Éstas han acompañado a Vicente por épocas durante su estadía en Estados Unidos, al punto de necesitar tratamiento médico.
“Mi salud emocional se afectó mucho. En el pasado tomé medicinas y ahora voy cada cierto tiempo a terapias”, contó al explicar que acude a una clínica comunitaria en Arlington.
Como Vicente, muchos inmigrantes que se encuentran solos en este país experimentan ansiedad y están más propensos a desarrollar síntomas de depresión, explicó la psicóloga peruana Nancy Morán-Gaitán, directora clínica de la organización Neighbor’s Consejo en DC, cuyo trabajo se enfoca en la población inmigrante adulta sin hogar.
“Hay un tipo de depresión temporal, que es la que muchos de nosotros podemos experimentar ante un evento triste; pero hay otra más severa y crónica a la cual se le debe prestar mucha atención”, expresó la psicóloga. “No todos desarrollan un cuadro clínico depresivo, pero cuando lo hacen hay que actuar”, añadió.
Un estudio publicado en 2011 por la revista Archives of General Psychiatry concluyó que los inmigrantes mexicanos que viven en EE.UU. tienen 40 por ciento más de probabilidades de sufrir depresión o ansiedad que los mexicanos que se quedan en su país.
Este patrón se repite en inmigrantes que provienen de otros países.“Especialmente si no tienen a su núcleo familiar o de amigos”, observó Morán-Gaitán quien ha trabajado en el sector de la salud mental por 23 años, en hospitales y clínicas de DC.
Para Vicente, lo más cerca a una familia son los dos compañeros que comparten con él un cuarto o los trabajadores que se reúnen en el Centro de Empleo de Shirlington, en Arlington. “Siempre tengo la esperanza de reencontrarme con mi familia”, expresó Vicente.