Se reunió con la prensa iberoamericana en el restaurante Taberna del Alabardero de DC, que en marzo cumplirá 25 años y es parte de un grupo hostelero presidido por este cura inusual e innovador.
“He confesado en la barra de un bar a gente que jamás pisará una iglesia. Restaurantes y bares son además de lugares de tertulia lugares de confesiones”
Luis de Lezama se siente orgulloso de haber fundado restaurantes y escuelas de hostelería que hoy gestionan personas a las que ayudó el grupo no lucrativo.
“He confesado en la barra de un bar a gente que jamás pisará una iglesia. Restaurantes y bares son además de lugares de tertulia lugares de confesiones”, dijo.
Su obra humana: más de 20 restaurantes y escuelas de hostelería con unos 10.000 estudiantes en línea. Y todo nació como un proyecto para ayudar a jóvenes marginados.
Lezama sólo entiende un idioma: la acción. Dice que existe una crisis de liderazgo “por el derrumbe de los valores éticos y morales”. Y culpa tanto a políticos y empresarios, como a la Iglesia Católica. Pero se siente optimista e identificado con el Papa Francisco, con quien ofició misa y a quien le regaló una piruleta o paleta.
“Suelo llevar piruletas para los niños”, dijo refiriéndose al colegio de Santa María la Blanca, en su parroquia de Madrid. “Hay 1.800 alumnos que siguen un programa educativo muy personalizado con la colaboración de Microsoft y el apoyo de una plataforma digital. La fundación de Amazon, que preside el padre de Jeff Bezos, también está interesada en nuestro modelo”, apuntó.
Lezama explicó que el Papa Francisco tiene un trato sencillo “y concibe la comida como un acto social que aprovecha para convivir con los que le rodean”.