Falls Church, VA.– Corina —quien sólo usa su segundo nombre para esta entrevista— observa día a día por la ventana de su departamento al bus escolar que llega a recoger a decenas de niños en el vecindario de Culmore, del condado de Fairfax, en Virginia. Los mira y se pregunta “¿cuándo podré ir yo?”.
A más de tres semanas de haber iniciado las clases en Virginia, Corina aún no puede matricularse en el Sistema de las Escuelas Públicas de Fairfax.
La adolescente es una de los 65 mil menores de Centroamérica que han sido detenidos desde octubre al cruzar la frontera sur sin compañía y de manera ilegal.
La joven, que realizó el viaje desde su natal Guatemala, fue reunificada con sus padres el 12 de julio en Virginia, pero hasta el miércoles 24 de septiembre aún no había sido aceptada en el sistema escolar.
“Es una situación frustrante por todos los trámites que hay que hacer y los papeles que se deben mandar a pedir desde nuestro país”, expresó a El Tiempo Latino, la madre de Corina.
“Primero me mandaron a pedir los certificados de nacimiento, luego su récord de vacunas. También la prueba de tuberculosis. Y ahora me pidieron sus calificaciones escolares de Guatemala, algo que es difícil de conseguir”, añadió la mamá, quien es nueva en el proceso del sistema escolar público.
“Yo no tengo conmigo mis calificaciones, porque mi escuela me las enseñaba y luego teníamos que regresarla a los maestros”, manifestó Corina, quien acaba de cumplir 18 años.
En Guatemala, quien realiza todos los trámites es la abuela paterna que crió a la joven y a sus dos hermanos menores que se quedaron en ese país desde que sus padres emigraron a Estados Unidos hace casi una década.
“Esperamos que todo se resuelva y que mi hija por fin empiece a estudiar. Mi madre está enferma y no queremos causarle más problemas con los trámites”, señaló el padre de Corina.
El atraso sorprende a la familia un mes después que el Departamento de Educación de Virginia ordenara a sus 132 divisiones la “matrícula inmediata” de los menores que cruzaron la frontera sin compañía, al calificar a muchos de ellos como “homeless” (sin vivienda) para agilizar el proceso de inscripción.
Sin embargo, el vocero de las Escuelas Públicas de Fairfax, John Torre, explicó que el sistema no ha cambiado los requisitos de matrículas. “Éstos son los mismos para todas los estudiantes. Prueba de domicilio, registro de vacunas y calificaciones previas”, expresó al señalar que hay variantes cuando se trata de niños sin hogar (homeless). “Por ley se les debe matricular pese a que la familia no pueda presentar todos los documentos”, señaló.
• No ayuda a la adaptación
El hecho de que Corina no pueda estudiar atrasa el duro proceso de adaptación a su nueva vida. Hay días que pasa todo el tiempo sola en casa mientras sus padres van a trabajar y su hermanito menor, de 5 años, va a la escuela.
Cuando Corina realizó el viaje para cruzar la frontera a fines de junio, lo único que pensaba era en volver a abrazar a su papá. “Quería estar con él. Me hacía falta”.
Ahora la nostalgia por los abuelos y hermanos que dejó en su aldea la abruman.
“Extraño mucho a mis abuelos en Guatemala. Yo ya no quiero estar aquí”, manifestó. “Todo es tan distinto y no entiendo nada cuando hablan inglés”, expresó.
Los recuerdos del cruce por la frontera le vienen a la memoria. “Fue muy feo, especialmente cuando nos detuvo inmigración y pasamos humillación y hambre”, manifestó.
Su padre la pide que tenga paciencia. “Ya verás hija, acá vas a estar bien. Sólo pon de tu parte para estudiar y sé obediente”, le aconsejó el papá.
UPDATE: Al cierre de esta edición la madre de Corina dijo a El Tiempo Latino que Carina ya había sido admitida y que se esperaba diera el examen de conocimiento para que sea ubicada en el grado correspondiente.