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La organización sin fines de lucro Catholic Relief Services (CRS), con oficinas centrales en Baltimore, Maryland, está ofreciendo una respuesta con desarrollo para reducir el flujo de migrantes indocumentados, en su mayoría menores de edad, que arribaron en meses recientes de Centroamérica a Estados Unidos. “Tenemos una propuesta para revitalizar la agricultura en zonas rurales en esos países”, dijo el director de Operaciones de CRS, Sean Callahan, en una entrevista reciente con El Tiempo Latino.

Uno de los proyectos es, por ejemplo, la coordinación con varios gobiernos centroamericanos para impulsar la comercialización del cacao en El Salvador y conectar los pequeños productores con los mercados “para que la gente no tenga que emigrar por razones económicas”, puntualizó.

CRS publicó en el sitio YouTube la historia de la hondureña Mónica, quien fue deportada de EE.UU. a pesar de que denunció amenazas de pandilleros que la obligaban a vender drogas. “Que sea lo que Dios mande”, dijo la joven con resignación, quien indicó que ahora le queda cuidar a su madre y trabajar, esperando que sus esfuerzos no terminen en una tragedia.

El director de Operaciones de CRS participó en septiembre pasado en el panel de “Unaccompanied Central American Minors: Long Term Solutions” durante la conferencia del Instituto del Grupo de Congresistas Hispanos (CHCI) en septiembre pasado. En su exposición, Callahan enfatizó en la revitalización del sector agrícola, la inversión en la juventud, la protección de los menores de edad, el fortalecimiento de las familias y la reducción de la violencia.

Casi la mitad de la población en Centroamérica es menor de 20 años, muchos adolescentes no llegan al noveno grado y están desempleados, de acuerdo con un informe de la organización.

En particular, “tenemos que invertir en la juventud que no ven una esperanza de una vida mejor en sus propios países y por eso hay que invertir más en educación y medios para darles las herramientas para trabajar”, recalcó.

Callahan visitó recientemente una iglesia en la municipalidad de Sonsonate, El Salvador, donde CRS está implementando un programa para revitalizar la agricultura.

Catholic Relief Services recomendó invertir en los jóvenes para prevenir que se sientan forzados a migrar.

Uno de los programas llamado Jóvenes Constructores (Youth Builders), ha beneficiado a 5.000 jóvenes en apenas 4 años. El 80 por ciento regresó a la escuela, encontró trabajo o empezó su propia microempresa.

Otro de los desafíos es el núcleo familiar.

Callahan dijo que “el tejido social y familiar en muchos de esos países están rotos” y muchos enfrentan violencia y la pobreza.

“Muchos de los menores tienen a sus padres en EE.UU y las abuelas son las que se quedan cuidando a los niños en esos países”, anotó.

La situación de violencia e inseguridad, comparable con países convulsionados como Irak, Siria y Sudán, hace necesario un incremento en las visas para refugiados, puntualizó.

“Los refugiados salen de Siria e Irak huyendo de la violencia y nosotros debemos hacer lo mismo para ayudar a la gente que huye de la violencia en América Central y México”, enfatizó.

Por otro lado, Juan Sheenan, representante de CRS en Honduras, dijo en un video de la organización que las pandillas “están dominando las colonias”.

Para enfrentar esa situación, CRS ha impulsado diversos talleres y ha facilitado trabajos a los jóvenes en construcción y agricultura.

“Hay jóvenes que “han entregado sus armas” porque quieren hacer algo productivo, puntualizó Sheenan.

Para detalles sobre CRS, los interesados pueden visitar su sitio en internet http://www.catholicrelief.org.

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