La reciente decisión ejecutiva del presidente Barack Obama para dar un alivio temporal a unos 5 millones de indocumentados, excluye a otros 6 millones de personas sin papeles, para los cuales se requiere una acción del Congreso que a partir de 2015 pasará a manos republicanas. Las reacciones han sido variadas entre los grupos latinos, entre los que elogiaron la acción de Obama como una medida urgente en contrapeso a la cifra récord de deportaciones bajo su gobierno, que supera 2 millones, hasta los que mostraron su descontento por su falta de liderazgo para esfuerzos bipartidistas hacia una reforma migratoria integral.
El presidente de la organización conservadora The Latino Coalition, Héctor Barreto, dijo a El Tiempo Latino que la orden ejecutiva de Obama “va a dañar” esfuerzos futuros para trabajar con el Congreso para una “solución permanente” sobre el tema de inmigración. Barreto indicó, sin embargo, que ahora “los republicanos también tienen responsabilidad” porque van a ser mayoría en ambas cámaras del Congreso y “ya no van a tener esa excusa” de que no pueden trabajar con los demócratas.
Por otro lado, organizaciones proinmigrantes consideraron la orden ejecutiva como una medida humanitaria a corto plazo.
“El anuncio del presidente es una solución temporal a los problemas de nuestro sistema migratorio obsoleto e injusto y un rayo de esperanza a la desesperación en gran parte de México y Centroamérica,” dijo Bill O’Keefe, vicepresidente de relaciones gubernamentales de Catholic Relief Services (CRS). “En última instancia, sin embargo, a menos que las condiciones en los países de origen de los migrantes sean tratadas a una escala más amplia, los niños y las familias continuarán huyendo”, apuntó O’Keefe sobre la reciente crisis de menores de edad y jóvenes centroamericanos que ingresaron solos por la frontera de México a EE.UU.
Rachel Micah-Jones, directora ejecutiva del Centro de los Derechos del Migrante, manifestó que continuará “abogando por un alivio migratorio amplio”.