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Washington, DC.- Jonathan González, de El Salvador; Valerie Chaves, de Costa Rica y Hernán Martínez, de Honduras son jóvenes indocumentados que esperan, pronto, solicitar su regularización a través de DACA, el beneficio migratorio que los protegería de la deportación y les otorgaría el anhelado permiso de trabajo.

Los tres jóvenes, residentes en Virginia, vivieron en 2012 la frustración de haberse quedado fuera de la protección por haber llegado al país más tarde de la fecha límite que requiere DACA.

Ahora tienen la esperanza de acogerse a la ampliación del programa, como parte de las acciones ejecutivas del presidente Barack Obama para dar alivio a unos cinco millones de indocumentados. Sin embargo viven una vez más la incertidumbre

El Gobierno anunció que este miércoles 18 de febrero implementará la primera etapa del alivio migratorio, aceptando las solicitudes de DACA, según las nuevas normas.

Sin embargo, maniobras en el Congreso y un fallo de un juez en una corte federal de Texas amenazan con la puesta en marcha del plan. “Es como si siempre te quieren cortar la alas”, dijo Martínez, de 21 años.

“No tener papeles te hace sentir como que vives marcada”, dijo Chaves, de 17 años, quien estudia en Falls Church.

• Desilusión

Cuando en 2012 el Gobierno anunció el programa DACA para jóvenes indocumentados que habían llegado de niños a este país, Jonathan González tenía la esperanza de que por fin tendría papeles y su vida cambiaría. “Estaba seguro que yo iba a ser uno de los beneficiados”, expresó González, de 21 años, residente de Arlington, Virginia .

Sin embargo, el joven salvadoreño, que en ese entonces tenía 19 años, quedó fuera del programa por poco. “Mi frustración fue tan grande porque yo había llegado mes y medio después de la fecha límite de entrada para ser elegible”, señaló.

DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) protege de la deportación y otorga un permiso de trabajo a los jóvenes estudiantes que ingresaron al país antes de los 16 años y antes del 15 de junio de 2007. “Yo entré en agosto de 2007 y por más que fui a uno y otro abogado la puerta se me cerró”, añadió González.

Lo mismo sucedió con Valerie Chaves, de 17 años, originaria de Costa Rica y con Hernán Martínez, de 21 años, quien emigró de Honduras. Ella llegó a Estados Unidos con su madre en agosto de 2008 y él cruzó la frontera sin compañía en noviembre de ese mismo año.

“Me dio cólera y me deprimí bastante porque me descalificaron por haber ingresado sólo un año después de la fecha”, contó Chaves, quien dijo que hasta tuvo que cambiar de escuela porque sentía la presión de ser indocumentada y “un trato discriminatorio”.

Para Martínez, quien se había hecho ilusiones de poder estudiar en el college y obtener una licencia de conducir, sus sueños se derrumbaron una vez más. “Fue muy difícil cuando terminé la escuela y no tuve opciones para continuar estudiando. Tenía que pagar muchísimo”, manifestó.


•Esperanza

Sin embargo, el 20 de noviembre de 2014 la esperanza le regresó a estos tres jóvenes de Virginia, que representan el rostro de miles en todo el país.

Ese día el presidente Barack Obama anunció una serie de órdenes ejecutivas para dar un alivio migratorio a unos cinco millones de indocumentados, entre ellos los tres jóvenes y miles más que habían quedado fuera de DACA.

Obama dijo que expandiría el programa extendiendo la fecha límite de entrada al 1 de enero de 2010. También eliminaría el tope de edad, de 31 años.

“Yo seguí todas las noticias y no me quería perder ningún instante del anuncio”, manifestó González, quien a sus 21 años tiene dos hijos, su niña mayor es adoptada.

“Celebramos con mi familia porque por fin podriamos tener papeles”, dijo.

Por su parte, Chaves no podía creerlo “pensé que el presidente otra vez nos había excluido. Yo estaba trabajando en el ‘dry cleaner’ y veía las noticias por CNN y sólo escuchaba por partes y no veía nada de los dreamers sólo de los padres. Pero cuando entré a Facebook me di cuenta que sí estabamos incluidos. No cabía en mí la alegría”, dijo la joven.

También al escuchar el anuncio del alivio migratorio, Martínez volvió a soñar. El joven hondureño a quien le apasiona la música, el fútbol y la arquitectura no pierde las esperanzas de estudiar.

“Sin papeles la autoestima de uno se daña. Es duro depender de alguien para transportarte o de trabajar con gente que te abusa y no valora lo que haces”, dijo Martínez quien al salir de la escuela hizo varios trabajos de obrero, el último fue reemplazando puertas y ventanas. Por el joven vuelca sus energías en la banda de música cristiana Generación 7, en donde toca varios instrumentos.


•Incertidumbre

González tiene un maletín listo con todos sus certificados, papeles y comprobantes que muestran su elegibilidad para la expansión de DACA. “Estoy ansioso para solicitar el beneficio el día que se implemente la medida”, dijo. Pero hay incertidumbre. El Gobierno anunció hace unas semanas que el 18 de febrero empezaría a recibir las solicitudes para el programa de DACA, bajo la expansión anunciada por las órdenes ejecutivas del presidente Obama. Sin embargo, la medida enfrenta duros ataques en el Congreso y los tribunales.


• “Nos cortan las alas”

Los republicanos que lideran ambas Cámaras quieren suspender las órdenes ejecutivas y en Texas se espera el fallo de un juez en una demanda contra la medida. “No es justo, es como si cuando ya vamos a volar nos quieren cortar las alas”, expresó Martínez .

Los tres jóvenes acaban de unirse a la organización CASA de Virginia para seguir de cerca el tema y luchar por la continuación de las medidas del presidente Obama.

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