Andrea Pinillos y Ana Monroy, ambas de 23 años, tienen asegurada la financiación para sus estudios universitarios en el Trinity Washington University gracias al programa de becas TheDream.US. Al concluir el primer trimestre en esa casa de estudios en Washington DC, las jóvenes dreamers compartieron con El Tiempo Latino historias similares de frustraciones y esperanzas por el desafío de ser indocumentadas. Ellas han logrado ahora un alivio migratorio gracias al programa de Acción Diferida a los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Precisamente, el programa DACA les ha permitido ahora calificar para las competitivas becas que les permitirán un futuro mejor.
Aspira a ser comunicadora
“Soy dreamer y mi sueño es ser comunicadora en televisión. Vine a EE.UU. a los 11 años y afortunadamente me encontré con esta gran oportunidad que es TheDream.US, con el cual ahora puedo seguir mis sueños para alcanzar mi meta de ser periodista”, dijo Pinillos. La joven llegó con su padres a EE.UU. con visa de turista. Vivieron en Miami por 6 meses y luego se trasladaron a Manassas, Virginia. Pinillos, de origen peruano, se enteró del programa de becas por el noticiero de televisión local de Univisión. La dreamer Gaby Pacheco, directora del programa, estaba promoviendo la beca. “A los pocos días apliqué y al mes y medio se supo la respuesta. No podía creer que los estudios son totalmente pagados”, contó la joven, quien vive con sus padres.
“Escogí Trinity University porque es la mejor opción para mí”, puntualizó. Antes de beneficiarse del DACA, Pinillos vivió en carne propia las dificultades de ser indocumentada cuando cursaba el grado 11 en la escuela secundaria y comenzaba el proceso de solicitar anticipadamente su ingreso a distintas universidades. Debido a que carecía de una tarjeta del Seguro Social para probar su residencia legal, la joven se inscribió en el Northern Virginia Community College (NOVA) porque la institución acepta a personas indocumentadas como estudiantes internacionales, con tarifas elevadas como residentes fuera del estado, que eran el triple de los residentes legales.
“No tener documentos en EE.UU. es una cárcel de oro, uno puede hacer lo que uno quiera pero no eres nadie, si no tienes el papel requerido que es el Seguro Social no puedes hacer nada, no puedes manejar, no puedes trabajar ni hacer lo que cualquier joven puede hacer”, como seguir una carrera sin incurrir en gastos enormes, manifestó Pinillos.
La joven dijo que antes de recibir la beca estaba un poco deprimida. “Sentía que mis sueños no se iban a hacer realidad porque para mí el estudio es muy primordial en mi familia porque mis padres son profesionales”, indicó. Otra opción era costear sus estudios como pudiera. “Estaba pensando pagar mis clases, una por una, así me llevara un montón de años. Mis padres me ayudaban financieramente, pero no era suficiente. Es un dolor de cabeza pensar que tienes que pagar un dineral cuando has vivido aquí casi toda tu vida y es injusto no tener esa posibilidad”, enfatizó.
Estudia enfermería
Originaria de Zacapuato, en el estado mexicano de Guerrero, la dreamer Ana Monroy contó que sus padres se separaron cuando ella nació. Su madre se vino a EE.UU. cuando ella tenía apenas un año y medio. Hasta los 8 años vivió con su abuelita en México, cuando su mamá regresó y se la llevó con sus otros tres hermanos mayores a Dallas, Texas. El choque cultural es el típico que enfrentan los recién llegados. “Todos hablaban inglés, me sentía incómoda, no me adaptaba, todo era diferente, había gente extraña. Yo extrañaba mi país y a mi abuelita”, contó la joven quien indicó que incluso sentía como extraños a su madre y hermanos, porque no había crecido con ellos.
A los 15 años se mudó a Manassas, Virginia, con una tía. Monroy era consciente que la falta de documentos le podía cerrar muchas puertas. “Yo sabía que no tenía documentos, pero pensaba que tal vez tenía una esperanza, todos mis compañeros aplicaban para becas, me preguntaban dónde iba a ir (a la universidad)”, manifestó la dreamer, quien es beneficiaría de DACA. Ahora respira más aliviada. “La enfermería siempre fue mi sueño”, manifestó.
La joven indicó que solicitó la beca justo cuando vencía el plazo. “Soy cristiana, y dije: en nombre de Dios”, afirmó Monroy, quien es casada y tiene un hijo. Cuando recibió la carta de aprobación, no la quería abrir. “Tuve miedo, le dije a mi esposo que la abriera”, indicó. Pero luego se animó a abrirla. “Fue la gran emoción de mi vida. ¡No lo podía creer!”, indicó.
Rechazan acción de juez
Las jóvenes rechazaron la decisión reciente de un juez de frenar una orden ejecutiva del presidente Barack Obama para ampliar el DACA y beneficiar a padres indocumentados con hijos ciudadanos estadounidenses o residentes legales.
“Es injusto, EE.UU es un país de inmigrantes y los latinos estamos aportando más de lo que estamos recibiendo”, dijo Pinillos.