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El embajador de España ante la OEA Jorge Hevia presenta  cartas credenciales a José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA el 30 de marzo de 2012.



Cort. OEA

El embajador de España ante la OEA Jorge Hevia presenta cartas credenciales a José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA el 30 de marzo de 2012.

El embajador Jorge Hevia inaugura la exposición “Víctimas del Terrorismo” en el Museo de Arte de las América (AMA) de la OEA el 10 de noviembre de 2014. Junto al Embajador se encuentra Alfonso Quiñónez, Secretario de Relaciones Externas de la OEA.



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El embajador Jorge Hevia inaugura la exposición “Víctimas del Terrorismo” en el Museo de Arte de las América (AMA) de la OEA el 10 de noviembre de 2014. Junto al Embajador se encuentra Alfonso Quiñónez, Secretario de Relaciones Externas de la OEA.

El embajador Hevia ofrece el discurso inaugural de la Exposición “VIII Bienal Iberoamericano de Arquitectura y Urbanismo (BIAU)” en el Museo de Arte de las Américas (AMA) de la OEA, en Washington, DC. El embajador se encuentra acompañado del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza. Este evento se realizó en marzo de 2013.



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El embajador Hevia ofrece el discurso inaugural de la Exposición “VIII Bienal Iberoamericano de Arquitectura y Urbanismo (BIAU)” en el Museo de Arte de las Américas (AMA) de la OEA, en Washington, DC. El embajador se encuentra acompañado del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza. Este evento se realizó en marzo de 2013.

Jorge Hevia es Embajador Observador Permanente de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Es asturiano, de Colunga, enamorado de la música de la gaita y un apasionado del periodismo. El embajador Hevia es autor de un libro que compila muchas de sus columnas en la prensa, aunque él insiste en que su contribución al periodismo “es modesta, pero es un tema que siempre me ha gustado mucho”. Hevia es autor, además, de “La injerencia humanitaria en situaciones de crisis”. El Tiempo Latino conversó con el embajador Hevia recientemente en Washington, DC.

En su carrera diplomática, ¿qué momentos le han generado más orgullo?

—El orgullo se tiene un poco desde el principio. Es muy emocionante cuando eres un joven el pasar a tu primer destino en el extranjero como yo lo tuve en la República Dominicana, país maravilloso y muy cercano a España. Inevitablemente también es especialmente hermoso y satisfactorio la responsabilidad de ocupar una jefatura de misión como tuve oportunidad yo de hacer en el pasado del 2004 al 2008 en El Salvador y como tengo ahora aquí ante la OEA. Esa sensación de representar a tu país, de saber que lo que haces es un poco también la imagen de tu país. De la misma manera que la gente siente afecto por tu país lo siente por tí, pues es enormemente satisfactorio.

¿Qué destacaría de su trabajo en la OEA?

—Es un privilegio participar en la vida cotidiana del organismo multilateral más importante y más antiguo del Hemisferio. Desde aquí uno tiene una panorámica completa y actualizada de la situación política de las Américas. España es un país observador en la OEA pero ello no nos impide sentirnos plenamente comprometidos con los objetivos y las líneas de actuación de la Organización. Además España, desde 2006, cuenta con el llamado Fondo Español que supone una notable contribución a numerosos proyectos de la OEA en múltiples campos. Gracias al Fondo, trabajamos codo con codo con los distintos Departamentos de la Secretaría General en diversos sectores: derechos humanos, observación electoral, justicia, drogas, igualdad de género y emigración, entre otros. Algo similar podríamos decir de la Organización Panamericana de la Salud OPS, ante la que también estamos acreditados y que, como la OEA, cuenta con su Fondo español.

¿Cuál es el recuerdo más significativo que tiene de su tiempo como Embajador de España en El Salvador?

—Me gustaría vincularlos con la cooperación española. Teníamos una cooperación muy intensa, un volumen de aportación económica también muy considerable. Era una cooperación que implicaba no sólo al estado, no sólo a la administración central sino también a la administración periférica, a numerosas comunidades autónomas. También tenían proyectos de cooperación incluso universidades y ONGs. Me permitió viajar prácticamente por todo el país. La vida cotidiana era muy agradable, tenías una sensación de realmente sentirte útil y de hacer muchas cosas. Recorrí muchos pueblecitos y regiones apartadas de la capital, conociendo comunidades e inaugurando proyectos.

¿En algún momento, sintió algun temor por su seguridad?

—Hubo una vez en donde nos pareció ver como un coche apostado, cuando estábamos en una zona cafetalera, no recuerdo exactamente dónde. Nos pareció ver que había un coche esperando con una actitud sospechosa, pero al ver que éramos varios (porque era una pequeña caravana de varios embajadores), pues no ocurrió nada. Ese fue el único incidente.

—Después de haber sido embajador en El Salvador y conocedor de la realidad centroamericana ¿Cómo ha vivido el tema migratorio de esta comunidad hacia Estados Unidos?

—Conocía la importancia de la comunidad salvadoreña en Estados Unidos y el peso económico y político que tiene en la sociedad salvadoreña de nuestros días. Ahora, desde que inicié mi misión en Washington, he podido entrar en contacto con muchas personas concretas que integran esa gran comunidad de salvadoreños en este país: empresarios, abogados, jardineros, camareros, conductores, líderes sociales y tantas otras categorías profesionales. Me impresiona su capacidad de trabajo, su seriedad, su esfuerzo por superarse y conseguir un futuro mejor para ellos y sus familias y su amor profundo por su país. Allá donde voy me encuentro con salvadoreños. Comparto sus esfuerzos por conseguir estabilidad y seguridad en este país. La polémica sobre la emigración me lleva a admirar la generosidad que España ha tenido desde hace décadas con los países latinoamericanos pues todos los nacionales de estos países adquieren la nacionalidad española a los 2 años de residencia legal en nuestro país. No conozco ninguna otra nación en el mundo que tenga un sistema tan generoso hacia un grupo determinado de países.

En específico, ¿cuál es el rol de España en la OEA y cómo se beneficia de desempeñarlo?

—Nosotros no somos un estado miembro, somos un estado observador pero tambien somos un estado con especial protagonismo en la vida cotidiana de la organización. Tenemos también una contribución decisiva del llamado Fondo Español, creado en el 2006. Pero lo importante es que ésta es una región, las Américas, que a España le interesa. Para nosotros éste es un observatorio privilegiado de lo que sucede en la región, obtenemos información enormemente valiosa y a la vez es una plataforma para nuestra cooperación y para demostrar nuestro compromiso con la región.

Hablando de las relaciones hemisféricas, ¿qué nos puede comentar sobre las recientes tensiones entre España y Venezuela?

Efectivamente ha habido un desencuentro que tampoco convendría magnificar. Lo importante es que tenemos una histórica relación con ese país e intereses económicos españoles importantes. En Venezuela tenemos una comunidad de españoles muy importante que llega a los 200,000 y tenemos también una comunidad de venezolanos en España. Lo que nosotros deseamos es que prime el sentido común, que aunque existan diferencias, se puedan hablar de manera tranquila y civilizada. Nosotros tenemos una magnífica relación con la misión de Venezuela ante la OEA.

¿Observará la misión de España ante la OEA las elecciones locales del 7 de junio en la Ciudad de México?

—Todavía no sé en concreto si vamos a participar. Estamos a la espera también de que las autoridades mexicanas subrayen ese interés para tomar una decision. Si no se participa en ésta, porque nuestra tradición es participar en las elecciones presidenciales, pues se participará en otras.

—¿Cómo valora la ciudadanía honoraria del héroe español Bernardo de Gálvez durante la guerra de la independencia estadounidenese por parte de Estados Unidos?

—Me parece un acontecimiento de singular relevancia. Un éxito para España y particularmente para Teresa Valcarce, quien lleva años luchando por conseguir que la sociedad norteamericana reconozca los importantes servicios prestados por ese insigne español a la causa norteamericana. Un éxito también para la Embajada de España que desde hace décadas viene insistiendo en el relevante papel jugado por nuestro país en los años fundacionales de Estados Unidos. La sociedad norteamericana está empezando a reconocer la profunda huella de España en la historia de este gran país. El profesor Felipe Fernández-Armesto lo ha dicho muy claramente en su libro “Nuestra América”: “sin el apoyo de España, Estados Unidos no hubiera podido mantener su guerra de independencia.”

—Como periodista y columnista, ¿cuánto ha tenido que autocensurarse en sus opiniones para ser diplomáticamente correcto?

—Yo no lo llamaría autocensura, sino ejercicio de mi función. El político debe actuar como político, el periodista como periodista y el diplomático como diplomático. Yo no estoy aquí para crear problemas o para generar polémicas innecesarias sino para reforzar las relaciones de mi país con la OEA y la OPS y con los Estados miembros de ambas Organizaciones, así como para servir los intereses de España y contribuir a mejorar su imagen. Y ello puedo hacerlo de muchas maneras, como es propio y tradicional en el arte de la diplomacia. Pero se pueden decir y hacer muchas cosas de manera diplomática. Eso es lo que intento hacer todos los días.

—¿Cómo ve el papel de España en las Américas ahora que la geopolítica del hemisferio se complica con la llegada de actores como Rusia, China o Irán?.

—Como dijo hace 2 años el entonces Príncipe de Asturias y hoy Rey Felipe VI, España es y seguirá siendo un país americano, como lo prueban los intensos lazos históricos, económicos, sociales, culturales y lingüísticos que mantenemos con esta región y particularmente con América Latina. Podrán llegar otros países pero nosotros seguiremos siendo un punto de referencia esencial en Latinoamérica. Nuestras inversiones y presencia empresarial siguen aumentando, la lengua que compartimos nos da una ventaja comparativa y la Comunidad Iberoamericana que con los países iberoamericanos conformamos es la mejor representación de la solidez de nuestra relación.

Háblenos de sus planes personales, ¿ha pensado en escribir un libro sobre sus experiencias?

—Siempre tengo esa idea que me ronda en la cabeza. En mis tiempos libres ando con algún cuento. Soy gran aficionado al fútbol, seguidor del Real Madrid. Recientemente asistí a la final de la Champions en Lisboa y me permití escribir un cuento en el que rememoraba también otras dos finales en Amsterdam y en Glasgow a las que había asistido. Y luego ando con un cuento curioso también sobre algo que me sucedió en Santo Domingo, sobre un productor cinematográfico español que había sido detenido y que hubo que ir a liberarlo. Estaba también implicado un actor de telenovelas famosísimo y entonces venía un Ministro desde España para la toma de posesión del presidente. En fin, una historia muy simpática que afortunadamente terminó muy bien y sobre la que me gustaría a lo mejor también hacer un pequeño relato. El del Real Madrid se llama más o menos ‘Vestimos de blanco y salimos a ganar’ y el otro no sé todavía. Me gustaría presentarlos a algún concurso de cuentos.

—Cuando tenga que marcharse de EEUU, ¿qué es lo que más echará de menos?

—Muchas cosas: la ciudad de Washington, sus parques, los numerosos senderos para andar en bicicleta, la hora a la que habitualmente se termina de cenar aquí (en España suele ser pasada la madrugada), los partidos de los Wizards en el Verizon Center y el trabajo diario en la Misión, uno de los más bonitos que he tenido nunca. Pero también echaré de menos a La Taberna del Alabardero, Jaleo y Fiola Mare y a los amigos que hemos hecho y que dejamos. ¡Ah! ¡Y a Netflix y a “El Tiempo Latino”!.

(Alberto Avendaño es director de El Tiempo Latino, la publicación hispana de The Washington Post. Verónica Balderas Iglesias es periodista colaboradora de El Tiempo Latino)

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