El Museo Nacional del Indígena Americano, a unas cuadras del Capitolio, exhibe la primera muestra especializada en las innovaciones de ingeniería necesarias para la construcción de millas de rutas en el siglo XV, conocidas hoy como el Gran Camino Inca.
A través de imágenes, mapas, maquetas y 140 objetos, los visitantes de la exposición “El Gran Camino Inca: construyendo un imperio” aprenden sobre una de las mayores hazañas de ingeniería en la historia de la humanidad: la construcción de una red vial de 40.000 kilómetros (más de 24.850 millas) de longitud —que abarca el territorio actual de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina— sin el uso del hierro, animales de tracción ni la rueda y en una geografía muy accidentada.
“El Camino Inca siempre se ha abordado desde la arqueología. Ahora está es una nueva avenida: la ingeniería”, dijo el doctor peruano Ramiro Matos, quien durante seis años trabajó en la curaduría de esta exposición junto a seis ingenieros. “Con esta exhibición, podemos decir que la cultura inca fue una gran civilización, igual a la romana, la griega o la egipcia”, añadió.
Matos subrayó que la red vial estuvo tan bien trazada y se adaptó tan adecuadamente al paisaje que hoy se mantiene “sin ninguna conservación, porque no hay nadie preservándola”.
Pasa a través de altitudes de más de 4.876 metros sobre el nivel del mar y recorre llanuras, selvas, desiertos, valles y montañas.
• Patrimonio de la Humanidad
El Qhapaq Ñan (Gran Camino Inca), declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2014, fue la construcción de mayor envergadura de América en tiempos del apogeo inca y herramienta clave para la rápida expansión del imperio.
“Los incas no lo hicieron todo. Mil años antes de Cristo, los chavín ya estaban construyendo sus caminos para unir unos templos con otros. Los incas recogieron, con mucho talento, la experiencia de estos pueblos anteriores”, comentó Matos.
“Es fundamental entender el manejo del agua que tenían los incas, eran unos genios en esto, lograron el milagro de que grandes construcciones como el Machu Picchu hayan sobrevivido a lluvias torrenciales gracias a esos sistemas”, indicó el segundo comisario de la exposición, el cubano y taíno José Barreiro.
“Muchas veces las presentaciones que se han hecho sobre los incas destacan lo macabro, un lado que todas las civilizaciones tienen. Nosotros nos concentramos en la gran proeza de ingeniería que lograron con los escasos recursos del momento”, añadió Barreiro.
Caminando unos 32 kilómetros (19,8 millas) al día llevaría más de 3 años recorrer toda la extensa red de caminos que componen el Qhapaq Ñan.
El Gran Camino, que funcionó como una red compleja y un eje principal para la comunicación, transporte, expansión y administración del imperio inca, perdió su simbolismo y significado político tras la invasión española de 1532, pero los indígenas de la región aún lo consideran un lugar sagrado. En la actualidad, unas 500 comunidades quechuas y aimaras siguen usando un 12 por ciento de este sistema vial.
• Puentes colgantes
Matos destacó como una de las soluciones más innovadoras del imperio inca los puentes colgantes de soga, que las comunidades al norte de Cusco elaboran desde hace más de 500 años con grama trenzada.
“El puente colgante mide 36 metros (118 pies) de largo y puede sostener a 10 llamas al mismo tiempo”, agregó. “Tenemos una foto comparándolo al puente (Golden Gate) de San Francisco, porque los principios de ingeniería son exactamente iguales”.
•En el National Mall
Miembros de esas comunidades peruanas construyeron en 10 días —entre junio y julio— un puente colgante como parte del Festival de Tradiciones Populares que el complejo de museos Smithsonian dedicó a Perú el Smithsonian Folklife Festival: Perú Pachamama.
Una porción del puente formaparte ahora de la exhibición del Museo Nacional del Indígena Americano, del Smithsonian.
Los trabajos de esta exposición comenzaron en 2008, en plena crisis económica mundial, por lo que todos los objetos expuestos pertenecen a la colección del museo, que tiene un total de 800.000 piezas. De esos fondos, unos 200.000 objetos son latinoamericanos y 400 pertenecen al periodo inca, bajo la doctrina de “repatriar” todas las piezas que tengan un especial significado para el país de origen.
Se espera que visiten la muestra 5,2 millones de personas en los tres años que estará expuesta en Washington.
La muestra permanecerá vigente en la capital estadounidense hasta junio de 2018. Luego viajará a los seis países que heredaron el sistema vial: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.