Como directora de política doméstica y asesora del presidente Barack Obama, Cecilia Muñoz sabe que su trabajo en la Casa Blanca està llegando a su fin, que “queda mucho por hacer” y que su compromiso con el mejoramiento de la comunidad latina de Estados Unidos continuarà allà donde la lleve el destino.
“Seis años y medio trabajando en esta administración ha sido el honor de mi vida”, dijo Muñoz a El Tiempo Latino durante una reciente entrevista. “Han sido años de trabajo no solo en temas de inmigración, sino también de educación, de salud, del sistema de justicia en este país”.
Muñoz nació en Detroit, Michigan. Es la más joven de cuatro hermanos. Sus padres llegaron de La Paz, Bolivia, a la capital de la industria automotriz donde su padre trabajó como ingeniero. En la universidad de Michigan estudió inglés y estudios latinoamericanos y pronto surgió en ella el espíritu de servicio: en aquellos años trabajó como maestra voluntaria para los presos hispanos de una cárcel local. Continuó sus estudios en la universidad de Berkeley donde hizo una maestría. En Washington, DC, fue vicepresidenta del Consejo Nacional de la Raza antes de ser llamada por la administración Obama.
“Necesitamos voces latinas en este proceso y ha sido un honor ser parte de esas voces. Esta administración y aquí mismo en la Casa Blanca hay todo un equipo latino gracias a nuestro presidente”, indicó Muñoz.
Recuerdo que hace tres años, cuando El Tiempo Latino organizó un foro sobre inmigración en el auditorio de The Washington Post, Muñoz aceptó participar y compartir la visión de la Casa Blanca en el vertiginoso vaivén de una reforma migratoria prometida por el presidente Obama y que nunca llegaba. En el panel había representantes de la comunidad empresarial e inmigrante, así como voces republicanas. Recuerdo la sencillez con la que Muñoz se dirigió a una audiencia escéptica e impaciente. Pero su exposición fue sólida. No había duda: aquella mujer sabía comunicar el mensaje de su presidente, aunque los hechos y las circunstancias no la ayudaban. En los tres años que siguieron, Muñoz se vio obligada a repetir ese papel de “explicadora en jefe”. Y hace unas semanas, en septiembre, sentada en una sala de la Casa Blanca, se nos mostró igual de firme y clara. Aunque consciente de lo que queda por hacer.
“Todavía tenemos mucho que hacer así que mi enfoque son los éxitos que nos faltan por conseguir como comunidad”, dijo y enfatizó el tema educativo. “Cuando yo llegué a Washington, hace casi 25 años, un 40% de los alumnos latinos no se graduaban de la escuela secundaria. Ese numero ha bajado al 14%, es decir, hemos avanzado”, indicó.
“Nos queda mucho por hacer, pero hay que celebrar lo que hemos logrado en términos económicos, pero también en cuanto a la salud. Hay millones de latinos que han conseguido seguro médico gracias a este gobierno…”, y repite Muñoz que “haber sido parte de ese proceso ha sido un gran honor”.
Pero había que mencionar su “gran frustración”: la reforma migratoria que nunca llegó.
“Estuvimos muy cerca y la Cámara Baja lo evitó”, dijo. “Ha sido mi gran frustración y ha sido una enorme frustración para el presidente”.
Y ahora que se termina su servicio en la Casa Blanca, ¿Qué planes tiene Cecilia Muñoz? “Sé que quiero seguir sirviendo a mi comunidad y a mi país, pero no sé lo que voy a hacer… Tal vez una siestita”.