La noche del miércoles 10 al jueves 11 de agosto de 2016 quedará gravada como la noche del horror en la mente de los residentes de un complejo de apartamentos en Silver Spring, Maryland. Una explosión y un incendio destruyeron el hogar de unas 100 personas. De ellas, siete murieron y más de 30 resultaron heridas.
A primeras horas de la mañana del 11 de agosto, El Tiempo Latino emitió por las redes sociales el testimonio de dos residentes del vecindario que se encontraban ayudando en unos momentos en los que todo era confusión y perplejidad. El guatemalteco Encarnación Ortíz, quien había ayudado a evacuar su edificio en la noche del incendio, habló con emoción de su comunidad y de sus vecinos, repitiendo una y otra vez que aquello era “una tragedia”.
“Éste es un barrio tranquilo, con muchos centroamericanos y africanos, chinos y de todas partes y lo que ha pasado es terrible”, dijo Ortíz durante la transmisión de Facebook Live de El Tiempo Latino en la que otras voces epezaron a apuntar a las causas del incendio con un sentimiento de queja.
“Aquí no toman atención delas inspecciones del gas”, expresó Alberto Carrillo durante la misma emisión de Facebook.
Días después, las autoridades del condado de Montgomery confirmarían que el siniestro del complejo de viviendas Flower Branch, en la cuadra 8700 de Arliss Street, había sido provocado por el gas.
El 16 de agosto, el ejecutivo de Montgomery, Isiah Leggett y el senador federal por Maryland, Ben Cardin, visitaron a las víctimas de la mortal explosion. El senador Cardin fue claro en su comentario a la comunidad inmigrante para que pidan ayuda sin importar su estatus migratorio.
“Hay una preocupación en las comunidades inmigrantes sobre si pueden confiar o no en los servicios del Gobierno. Yo quiero que sepan que lo que estamos hacienda es para proporcionarles ayuda”, dijo Cardin.
Por su parte, Leggett dijo que los esfuerzos del condado se habían centrado en buscar vivienda temporal y permanente para todos los damnificados.
Dos días antes, el 14 de agosto, había tenido lugar una vigilia y diversos actos de solidaridad comunitaria en el Long Branch Community Center —el lugar de acogida que luego visitarían el ejecutivo Leggett y el senador Cardin. Unas 300 personas celebraron ese domingo un servicio religioso multiconfesional al que asistieron sacerdotes, predicadores, frailes, rabinos e imanes. Ese domingo fue también un día dedicado a los niños. Manuel Navarro, vestido como “Monchito el Payaso” puso una sonrisa en los rostros de los pequeños.
“Como Cristiano siento que Dios me trajo aquí para ayudar a estos niños”, dijo Navarro y añadió que aún vestido de “payasito” e intercambiando sonrisas con los niños del refugio de Silver Spring podía sentir que en los niños que se acercaban a él había “un dolor inmenso”.
Yamileth Reyes
En 1998 Yamileth Reyes salió ilesa del devastador Mitch que golpeó Honduras y arrasó parte de Centroamérica. Cuando El Tiempo Latino habló con ella, en el centro de acopio de donaciones de CASA, volvió a agradecer a Dios por haber sobrevivido otra tragedia. Reyes, sus tres hijos, un sobrino y otros familiares salieron ilesos de la tragedia.
“Nos escapamos por una ventana que voló y pudimos ir al piso de abajo… Es un momento muy trágico uno no quiere ni recordar esas imágenes”, dijo Reyes mientras se secaba las lágrimas. “Mi familia está bien pero mis vecinos murieron”, dijo y añadió que su familia tenía amistad con Saúl Paniagua, de 65 años, quien sería identificado como uno de los fallecidos.
“La gente ha sido muy generosa”, contó Reyes sobre las ayudas recibidas.
“Esta desgracia la vivimos de manera muy diferente a la que experimentamos con el huracán Mitch, donde todo era miseria y o había ayuda. En cambio aquí no nos ha faltado un lugar donde dormir, ropa y comida”, dijo Reyes quien mostró a El Tiempo Latino la foto de su hija quien cumpli 16 años en el refugio.
Cuando el jueves 11 de agosto las noticias contaban la tragedia ocurrida la noche anterior, la organización CASA se puso en acción. “Empezamos a recibir las primeras donaciones esa misma mañana”, dijo el coordinador Renato Mendoza.
Pronto uno de los seis locales de la organización, en el 734 de la University Boulevard, se convirtió en el centro de acopio. Las donaciones fueron tantas que no dieron abasto y tuvieron que traer tres contenedores extras y pedir la ayuda de varios voluntarios para organizarlas.
• Toneladas de ropa
Al cierre de esa edición, el jueves 18, Mendoza dijo que CASA contaba con:
- Más de 2 toneladas de ropa.
-Una tonelada de víveres.
-Unas 3.000 botellas de agua.
-Más de $25.000 en efectivo y tarjetas de regalo.
“La respuesta de la gente ha sido increíble. Sabemos que nuestra comunidad es muy solidaria, pero no imaginábamos que en tan poco tiempo pudieran responder de esta manera”, expresó Mendoza, quien contó que el lunes 15 las personas que querían hacer una donación estaban haciendo fila frente al local. El reto fue organizar las donaciones por lo que contaron con 40 voluntarios fijos y 175 que llegaron a servir un día, añadió el activista.
Por su parte, la directora del Departamento de Salud y Servicios Humanos del condado de Montgomery, Uma Ahluwalia, instó al público a donar efectivo o tarjetas de regalo a través del Montgomery Housing Partnership en www.MHPartners.org.Y dijo que el envío de cheques se puede hacer al Montgomery Housing Partnership (Attn: Long Branch Fire), 12200 Tech Road, Suite 250, Silver Spring, Md. 20904.
Además, Radio América, conducida por el locutor Alejandro Carrasco, llevó a cabo una radiotón el 15 de agosto, logrando juntar $100.352 según fuentes de la emisora que serán distribuidos en partes iguales entre los más de 100 desplazados.
Claudia Loayes
A partir del 20 de agosto, residentes y vecinos que fueron desplazados por la magnitud del siniestro intentaban regresar a la normalidad. Y del refugio en Long Branch fueron reubicados.
Claudia Loayes intentaba entonces reanudar su vida en medio de la dura memoria y la sensación de “haberlo perdido todo”. La guatemalteca que vivía en el segundo piso del inmueble se salvó junto a su esposo e hija al escapar por las escaleras y, al ver que éstas se derrumbaban, decidieron saltar desde un balcón. Su hija, Wendy, de 9 años, está traumatizada. “No duerme bien y tiene temor que vuelva a ocurrir”, dijo Loayes en aquel momento a El Tiempo Latino.
El 23 de agosto, Loayes regresó al lugar de la tragedia. Se paró frente a los escombros entre la malla metálica y la cinta amarilla de peligro. Observó lo que quedaba de su apartamento y señaló lo que una vez fue su hogar. “Esa silla que cuelga ahí era la de mi sala”, dijo.
Loayes fue para tomar fotos que enviará a sus acreedores pidiendo que le den un plazo para pagar una deuda. “Lo hemos perdido todo. Pero gracias a Dios estamos con vida”, dijo.
Entre las cosas materiales, Loayes dice que tenía $5000 y un juego de ollas que le costaron $2.000 a crédito y que recién empezaba a pagar. “Pero lo más valioso que perdí son las fotos de mi papá que recién falleció”, aseguró con emoción.
Ayudas a los damnificados
La comunidad ha sido solidaria con las víctimas. En total hay alrededor de $500 mil recaudados.
La entidad sin fines de lucro Montgomery Housing Partnership Community (MHPC) —asignada por el condado de Montgomery— ha recaudado más de $400 mil. Radio América juntó otros $100 mil.
Organizaciones como CASA y otras agrupaciones han derivado las donaciones hacia MHPC. “Nosotros recibimos alrededor de $25.000 en cheques y efectivo y enviamos esos fondos a la MHPC”, dijo la gerente de comunicaciones de CASA, Fernanda Durán.
El reto ahora es ver cómo distribuir la ayuda.
Ilana Branda, representante de MHPC, dijo en una reunión comunitaria con las víctimas, que la ayuda se destinará a cuatro propósitos, según reportó The Washington Post. Primero la organización va a cubrir los gastos que generan reemplazar la pérdida de documentos para todas las familias, la mayoría de ellas inmigrantes. En muchos casos hay que reemplazar visas, green cards y pasaportes, entre otros.
En segundo lugar se pagará para reemplazar los duplicados de llaves de autos para aquellas familias que las hubieran perdido. También se destinará el dinero para el costo del envío de los cuerpos a sus países de origen, si es que las familias que perdieron a un ser querido no quieren enterrarlos en Estados Unidos. Finalmente, el MHPC distribuirá los fondos entre las familias. El monto dependerá de cuántos miembros haya en cada familia.
“Nos reunimos con los representantes y nos aseguraron que la ayuda va a llegar, pero no va a ser de inmediato”, dijo Claudia Loayes, quien vivía en el segundo piso del edificio.
La compañía que administra el complejo, Kay Management, la ubicó en otro departamento. “Ellos nos han dado tres meses de vivienda sin pago.También amoblaron el departamento con cama y sofá”, dijo.
La gerencia sólo está reubicando a las familias que tenían contratos de alquiler. En total son 26. Pero otras 29 que vivían en el complejo no lo tenían.
De otro lado, Radio América logró recaudar $100.352 en una radiotón. Los fondos se distribuirán mediante la Asociación de la Renovación Católica Carismática (ARCA) de la Arquidiócesis de Washington, bajo la guía del padre Roberto Cortez, dijo el director de la radio Alejandro Carrasco.