La noche del sábado 1 de octubre el tenor Israel Lozano alzó su copa y brindó junto a su esposa, la soprano Darcy Monsalve, cantando ese gran momento de La Traviata de Giuseppe Verdi.
Y escuchamos al poeta: “Bebamos alegremente de este vaso…” Y el evento de Plaza Institute —una organización privada y washingtoniana— brindó en honor de los tres Premios Onís: el ex embajador español, Javier Rupérez, por su carrera diplomática y su impacto en las relaciones entre Estados Unidos y España; los educadores y empresarios Jeannine Piacenza y Raúl Echevarría, por haber creado en la región de Washington el concepto Communikids donde preescolares aprenden lenguas; y el periodista Armando Trull a quien se reconoció su trayectoria desde la categoría de las humanidades y su esfuerzo por dotar de rostro humano las noticias que, de otra manera, pasarían desapercibidas.
“Le agradezco a WAMU, a Plaza Institute y a El Tiempo Latino por ayudar a proyectar mi trabajo periodístico; pero me emociono irremediablemente cuando pienso en todos esos menores centroamericanos que hoy conviven con nosotros en el área de Washington, que deben trabajar largas horas y sin casi dormir ir a la escuela por las mañanas… esos menores que huyen de la violencia y tratan de
hacer de la vida algo que tenga sentido…”, dijo Trull mientras se le ahogaban las palabras embargado con la emoción.
Federico de Onís —el nombre que llevan los galardones— fue un catedrático español, discípulo de Miguel de Unamuno, quien consolidó a principios del siglo XX los estudios hispánicos en la Universidad de Columbia en Nueva York y, posteriormente, en Puerto Rico.
Al evento, que tuvo lugar en Bethesda, Maryland, acudieron, entre otras personalidades, el embajador de España ante la Casa Blanca, Ramón Gil Casares; el cónsul general de México, Juan Carlos Mendoza Sánchez; el embajador de España ante la Organización de Estados Americanos, Jorge Hevia, la CEO de Girl Scouts de la Greater Washington Region, Lidia Soto-Harmon; la presidenta del Children’s Health Board de Children’s Hospital, Rosalía Miller; el presidente de la Hispanic Heritage Foundation, Antonio Tijerino; y el presidente del Hispanic Council en Madrid, Daniel Ureña.
“Para nosotros es un privilegio ser testigos del dinamismo de los hispánico en Estados Unidos”, expresó Ureña a El Tiempo Latino.
Además, el embajador Hevia señaló la importancia de la herencia hispana como parte de la unidad iberoamericana en un proceso de integración cultural único.
Por su parte, el embajador Rupérez quien recogió el premio junto a su esposa Rakela, recordó la importancia de los hispano dentro del tejido estadounidense.
“Agradezco este premio, pero sobre todo valoro la amistad de grupos como Plaza Institute porque entienden lo estadounidense y lo hispano como una armonía”, dijo Rupérez.
Y cuando Echevarría y Piacenza recogieron su galardón, expresaron una visión de empresa educativa diferente que se engarza con lo “hispánico y lo global”.
“En Communikids trabajamos en la educación de futuras generaciones donde las lenguas son generadoras de empatías culturales y forman a un futuro ciudadano global sensible y capacitado para enfrentar los retos de este nuevo siglo”, dijo el educador y empresario Raúl Echevarría.
La ceremonia de entrega de los galardones corrió a cargo del director para la región de Washington de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) y miembro de la Real Academia Española, Luis Alberto Ambroggio quien, porteriormente, se dirigiría a la audiencia, como orador invitado, para hablar de las raíces hispanas de Estados Unidos.
Los Ruimonte y la Academia del español
La entrega de los Premios Onís de Plaza Institute para celebrar el Mes de la Herencia Hispana en Estados Unidos contó con una presentación musical de gran calidad cultural y emocional. El dúo Los Ruimonte —el matrimonio de una soprano española y un músico estadounidense— ofrecieron a los asistentes prueba de que, como decía el compositor alemán Carl María Von Weber, la música “es el verdadero lenguaje universal”.
La soprano Ana María Ruimonte hizo viajar a la audiencia, en tan solo media hora, por siglos de música y poesía. Acompañada por su esposo, Alan Lewine —un excelente bajo de exquisita formación jazzistíca—, Ruimonte entonó una cantiga medieval del rey Alfonso X “El Sabio”, recuperó una canción sefardita, nos entregó una pieza de zarzuela, viajó por el bolero de la mano de Lecuona y aterrizó en las primeras décadas del siglo XX con la magia de Federico García Lorca en una hoja de ruta tan profunda, culturalmente hispánica y universal, que dejó con la boca abierta a un público entregado.
Los Ruimonte anunciaron el concierto que iban a realizar el jueves, 6 de octubre, en la Biblioteca del Congreso en Washington, acompañados de otros músicos y en el que bajo el título de “El carro del amor” presentan un espectáculo de música, voz, marionetas y narración de historias.
“Alan y yo estamos buscando siempre nuevas formas de expresar y de acercar el arte de la música a la gente”, dijo a El Tiempo Latino la soprano Ana María Ruimonte.
Los Ruimonte han actuado por Europa, Israel y Estados Unidos, y recientemente han formado parte de Cubadisco 2016 en el Gran Teatro “Alicia Alonso” de La Habana.
Cerró la noche, el escritor Luis Alberto Ambroggio, director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española en la región de Washington. Ambroggio, quien había entregado los galardones en compañía del abogado Michael Ramos, se dirigió a los presentes para recordarles que “Estados Unidos también es hispano”.
Ambroggio habló de su último libro titulado “Estados Unidos Hispano”.
“En este libro recojo descubrimientos, hechos, estadísticas, anécdotas, temas sobre nuestra historia, cultura e idioma hispano de Estados Unidos, para que se conozca nuestra contribución a lo que es nuestro país, ahora el segundo país hispanohablante del mundo, con perspectivas de ser el primero en el 2050”, dijo Ambroggio e invite a la audiencia a conocer y promulgar la presencia histórica, social, política y económica hispana que se alarga 500 años en el tiempo.
“He querido escribir un grito de realidad fascinante, de honra, de satisfacción y de esperanza. Porque así celebraremos para siempre y cada vez más el Estados Unidos hispano de ayer, hoy y siempre”, enfatizó.
“Comparto en el libro, entre otras cosas, la insistencia del que fuera presidente y padre fundador de Estados Unidos, Thomas Jefferson, para que su círculo familiar y político aprenda español”, contó Ambroggio.
Jefferson definió al español como “el más necesario de los idiomas modernos”. Y en una carta a su sobrino en 1785 le dice que el español le será muy útil para la vida política.
“La circunstancia de poseer tal idioma podría darte una situación de preferencia frente a otros candidatos”, le escribió el presidente, filósofo, arquitecto y científico.
Ambroggio recordó la hispanofilia de otro grande de la cultura estadounidense: Walt Whitman.
“El poeta Whitman habla del elemento hispano de la nacionalidad estadounidense y dice: “El carácter hispano le va a proveer algunas de las partes meas necesarias a la compleja identidad Americana (estadounidense). Ningún origen muestra una mirada retrospectiva más grandiosa en términos de religiosidad y lealtad, o de patriotismo, valentía… ¿Quién sabe si ese elemento (hispano) como el curso de un río subterráneo que gotea invisiblemente por cien o dosceintos años, emerge ahora con un fluir más extenso y una acción peremanente?”.