Las luces no prendieron completamente en la Casa Blanca el jueves por la noche, pero el complejo en 1600 Pennsylvania Ave. tomó una calidad fantasmal mientras que la mayor parte del personal del presidente Barack Obama se mudaba. Los escritorios se vaciaron. Las fotografías icónicas de Obama salieron de las paredes. Las notas manuscritas fueron dejadas para los sucesores de los ayudantes de Obama.
Y un guardia de la Marina dejó su puesto fuera del Ala Oeste alrededor de las 6 de la tarde, señalando que el presidente había dejado la Oficina Oval la última noche. Justo antes de que lo hiciera, fuegos artificiales celebrando un concierto para el presidente electo Donald Trump explotaban en el cielo, justo visible sobre el antiguo edificio de oficinas ejecutivas junto a la Casa Blanca.
Los corredores poco poblados de la Casa Blanca dieron una sensación inusual, ya que los periodistas recorrían sin supervisión las oficinas del equipo de comunicaciones de Obama.
Los agentes del Servicio Secreto permitieron a los reporteros tomar algunas fotos de los pasillos, donde había marcos vacíos colgados en las paredes. “No hay nada en ellos”, dijo uno encogiéndose de hombros.
Un monitor de computadora en la oficina del secretario de prensa, Josh Earnest, difundió la cobertura televisiva por cable de las festividades de Trump en Washington.
Earnest, que había golpeado puertas en Iowa con el candidato Obama en 2008, se había ido antes, después de 2 años y medio como portavoz principal del presidente. Entregó más de 350 informes de la Casa Blanca a periodistas.
Un personal mínimo estaba previsto se presentara el viernes en la mañana, cuando Obama dio la bienvenida a Trump para el servicio de té tradicional antes de salir para la inauguración y su juramento al mediodía. Pero la mayoría ya había dejado atrás el lugar.
(Traducción El Tiempo Latino / El Planeta Media)
