Un hombre de 34 años fue atraído a bosques en el suburbio de Maryland, donde los asaltantes armados con cuchillos ya habían cavado su tumba. A un joven de 22 años, también llevado a una zona boscosa, le ordenaron ponerse de rodillas y luego le dispararon en la cara. Un joven de 18 años, emboscado cerca de un arroyo, fue apuñalado y apedreado mientras se arrastraba hasta el agua para luego morir bajo el puente de Capital Beltway.

Los impactantes asesinatos 18 meses atrás dieron señales de un resurgimiento en el condado de Montgomery de la famosa pandilla MS-13. Ahora que las autoridades federales han dado curso a investigaciones de crimen organizado, luego de arrestar a tres sospechosos vinculados con los asesinatos, los documentos judiciales revelan una cadena de mando brutal que según la policía impulsa la violencia.

La MS-13 se organiza en unidades locales llamadas “cliques”. Las pandillas de Maryland colocan a los posibles miembros bajo largos periodos de “observaciones” antes de permitirles entrar. La ascensión en la pandilla involucra al menos cinco designaciones de rango, según los registros de la corte, en la que los líderes de los “cliques” utilizan redes sociales y palabras codificadas para mantenerse en contacto constante con los superiores en Estados Unidos y El Salvador.

“No son militares, pero las unidades locales están estructuradas en el sentido de que tienen un entendimiento de quién otorga el permiso requerido para llevar a cabo ciertas acciones de la pandilla”, dijo Rod Rosenstein, el principal abogado de los Estados Unidos en Maryland.

La jerarquía hace cumplir la lealtad entre los miembros y la violencia contra los rivales, de acuerdo con los funcionarios policiales. Donde son menos efectivos, dicen, es en hacer dinero con sus “negocios” como la extorsión y el tráfico de drogas. Las cuotas recaudadas de los miembros de la MS-13 del Condado de Montgomery en sus reuniones semanales, según los detectives locales, pueden ser tan poco como 10 dólares.

“Lo que vemos, y por qué hacemos de estos casos una prioridad, es la violencia”, dijo William Moomau, un fiscal asistente en Maryland.

El asesinato de Denis Montufar Bautista, cuyo cuerpo fue encontrado flotando en un arroyo bajo el Beltway, fue vicioso.

Murió de puñaladas, golpes en la cabeza hechos con rocas pesadas y ahogamiento. Los documentos de la corte federal dicen que semanas antes del asesinato, miembros de la pandilla concluyeron que Montufar Bautista, también un asociado de la MS-13, había violentado las las reglas de la pandilla. Ellos sostuvieron una reunión disciplinaria llamada “tribunal” y lo sentenciaron a una paliza, de acuerdo con los registros judiciales. Montufar Bautista denunció el asalto a la policía, lo que llevó a los miembros de la pandilla local a pedir permiso y llevar a cabo su asesinato, de acuerdo con los registros judiciales.

Los fiscales federales también recientemente presentaron cargos de extorsión contra José Augustin Salmerón Larios, de 24 años, del condado de Anne Arundel, acusándolo de ejecutar el programa de Maryland de la MS-13, o el Programa de Maryland, que supuestamente coordinaba operaciones entre las unidades locales.

“Definitivamente es más organizado de lo que era hace dos o tres años”, dijo Robert Marker, presidente de la Red de Investigadores de Pandilla de la región del Atlántico Medio, con sede en Maryland.

Un abogado de Salmerón Larios, Manuel Retureta, no pudo ser contactado para hacer comentarios.

La MS-13 se formó en la década de 1980 en Los Ángeles por los inmigrantes salvadoreños que querían protección de las pandillas allí. Llegó a El Salvador y se extendió a otras ciudades de los Estados Unidos.

A comienzos de la década de 2000, los miembros de la MS-13 en Washington y sus alrededores habían crecido en número y ejecutado una serie de ataques con machete de alto perfil y asesinatos que centraron la atención de la policía en esta pandilla. Solamente en Maryland, la oficina del fiscal consiguió 42 condenas de presuntos pandilleros.

La pandilla en el condado de Montgomery pasó por años de relativa tranquilidad hasta hace unos dos años. Líderes en El Salvador, enfrentados a una represión por parte de la policía en su propio país, comenzaron a enviar instrucciones y miembros al norte de la región metropolitana de Washington, con órdenes de aumentar el poder de la banda, ganar dinero mediante extorsión y tráfico de drogas y enviar algunos ingresos a El Salvador, dijo el capitán Paul Liquorie, director de la División de Investigaciones Especiales del departamento de policía del condado.

Esas órdenes han sido reforzadas a través de la comunicación constante a través de redes sociales y teléfonos celulares. “El mundo se ha vuelto muy pequeño”, dijo.

“Creo que está estructurado en toda nuestra área, y eso no sucede por accidente”, dijo John McCarthy, fiscal del condado de Montgomery.

La cadena de mando no es inviolable, una consecuencia de tener muchos adolescentes y adultos jóvenes que pueden estar ansiosos de aumentar su propio poder, dicen los agentes policiales.

En la acusación de 22 páginas presentada el mes pasado contra el supuesto líder del “Programa Maryland”, las autoridades federales sustuvieron que se esperaba que mantuviera a las unidades locales de la MS-13 trabajando juntas, ya que muchos de los líderes de los “cliques”, conocidos como “shotcallers”, tienen una línea directa con supervisores en El Salvador.

“Los ‘cliques’ de la MS-13 mantuvieron contacto y reportaron a los jefes superiores, que con frecuencia estaban radicados en El Salvador”, escribieron los fiscales federales en documentos judiciales. “Los ‘cliques’ contactaron a sus líderes con base en El Salvador usando teléfonos celulares durante las reuniones de pandillas para mantenerlos actualizados en el negocio de las pandillas, para asesoramiento y para resolver los desacuerdos sobre las operaciones entre las unidades locales. Los líderes de unidades locales encarcelados que están basados en El Salvador se comunicaron periódicamente y dirigieron órdenes a las unidades de Maryland a través de teléfonos celulares que entran de contrabando a las cárceles salvadoreñas”.

La orientación hace hincapié en hacer frente a las pandillas rivales.

Uno de esos rivales, según concluyeron miembros de la MS-13 en el condado de Montgomery a finales de 2015, era un hombre de 22 años llamado Roberto Gutiérrez Cruz, de 22 años, que pensaban pertenecía a la pandilla Calle 18. La noche del primero de noviembre de 2015, fue atraído a los bosques detrás de una escuela primaria en Montgomery Village con el fin de fumar marihuana.

Un miembro de la MS-13 supuestamente sacó un arma. “Ponte de rodillas”, dijo, antes de disparar a Cruz en la cara, el cuello y el hombro, según los registros de la corte. Los detectives de Montgomery detuvieron a cuatro sospechosos en el asesinato. Los cuatro también fueron acusados de asesinato en primer grado de Marvin Vargas Osorio, de 34 años, cuyo cuerpo fue encontrado apuñalado en una tumba poco profunda por cazadores.

Dos de los cuatro, Daniel Adonai Ramos Romero, de 19 años en ese momento, y Juan Carlos Espinal Rapalo, de 18 años, han atraído ahora la atención de los abogados públicos en la oficina del fiscal de Maryland. En febrero, los dos fueron acusados de conspiración por autoridades federales por uso de arma de fuego durante un “asesinato con fines de extorsión”, según los registros judiciales.

Los dos sospechosos aparecieron en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Greenbelt, Maryland, a principios de marzo y se encuentran bajo custodia, según los registros judiciales. Los abogados que representan a Ramos Romero y Espinal Rapalo no pudieron ser contactados o se negaron a hacer comentarios.

En los casos del condado de Montgomery que involucran a Ramos Romero y a Espinal Rapalo, los fiscales locales abandonaron los cargos de asesinato en el cuerpo encontrado en la tumba poco profunda, pero tienen fechas de juicio en el caso del hombre que dicen fue obligado a ponerse rodillas antes de que le dispararan.

La información reportada en las acusaciones federales también tratan de exponer cómo la pandilla aprovecha el miedo y la intimidación dentro de sus filas.

Hace dos años, según documentos de la corte federal, Noé Coreas Mejía estaba aún un paso de conseguir la membresía plena en MS-13, un proceso que implica ser “saltado” o golpeado por miembros pleno.

Los registros judiciales federales afirman que mientras estaba en la cúspide de plena afiliación, él ayudó a planear y participó en el asesinato de Montufar Bautista, en diciembre de 2015, que fue encontrado flotando en el arroyo. La acusación contra Noé Coreas Mejía incluye cargos de extorsión, conspiración para involucrarse en crimen organizado, cometer asesinato con fines de extorsión y otros crímenes.

Michael Lawlor, abogado representando a Coreas-Mejía, no pudo ser contactado para hacer comentarios.

“Los individuos que habían avanzado al nivel final antes de ser ‘saltados’ eran llamados ‘chequeos’ o ‘cheqs’”, escribieron los fiscales federales. “Los chequeos sufrieron un período de prueba durante el cual fueron obligados a cometer crímenes en nombre de la MS-13 para lograr la confianza y demostrar su lealtad a la pandilla”.

Fiscales federales afirman que Coreas-Mejía, en el momento del asesinato de 2015, estaba a punto de convertirse en un “homeboy” de la MS-13.

*Justin Jouvenal del Washington Post contribuyó con este reporte.

(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)

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