Pionero en la Universidad George Mason
Enrique Sanz, de padres peruanos, residente en el condado de Fairfax en Virginia, figuró en la lista del primer grupo de estudiantes que se recibieron como ingenieros mecánicos en la Universidad George Mason. Esa institución abrió el Departamento de Ingeniería Mecánica en 2015. Sanz había ingresado a la universidad dos años antes siguiendo un grado de ingeniería civil, pero cambió de rubro cuando se presentó la oportunidad. El jueves 18 de mayo fue uno de los 10 graduados que recibieron ese diploma. “Cuatro en el grupo somos hispanos”, expresó Sanz.
Ser parte de la primera promoción oficial ha sido un reto. “Muchas veces nos tocó aprender por nosotros mismos las materias”, dijo el joven.
Ver desfilar a su hijo en el Eagle Bank Arena le sacó unas lágrimas de alegría a Gabriela Dorado.
“Desde niño le inculcamos que una educación superior abre puertas y te hace más fuerte”, dijo Dorado al halagar los sacrificios que hizo su hijo. “Él se ha esforzado muchísimo en los estudios y siempre ha sido humilde”, agregó.
El 30 de mayo, Enrique empezará a trabajar en una reconocida firma de arquitectura e ingeniería en Fairfax.
“No se rindan. Nunca es tarde”
Enrique Sanz se graduó junto a su prima mayor Verónica Meléndez, de 34 años, quien se recibió de asistente social.
Meléndez llegó a Estados Unidos a los 18 años de edad, desde su natal Perú, habiendo completado la secundaria en su país. “Al principio me dediqué a trabajar y aprender inglés. No pensaba estudiar en una universidad”, dijo. Sin embargo a los 27 años tomó la decisión de seguir una carrera universitaria. “Primero estudié inglés en el college, luego tomé cursos y después en la universidad”, contó.
La joven trabajaba y estudiaba medio tiempo, pero en 2014 decidió continuar en la universidad a tiempo completo por lo que dejó de trabajar. “Le doy gracias a mi madre, Margarita y hermana, Mónica porque sin su ayuda no hubiera logrado continuar. Ellas se recargaron con los gastos de la casa”, expresó.
Después de siete años de sacrificio, por fin el 18 de mayo desfiló para recibir su diploma de la George Mason. “Fue un momento muy emocionante. Un gran logro para mí”, dijo. “Uno no se debe rendir. Hay que seguir adelante no importa la edad. En mi clase había personas de 50 y 60 años que se estaban graduando”, expresó.
Graduada con honores
En el birrete que Allison Candiotti, de 21 años, usaba durante su graduación decía “Gracias Mamá”. La joven, quien nació en EE.UU. de padres peruanos, se recibió de Ciencias de la Contabilidad de la Universidad George Mason. “Mi mamá ha sido mi impulso, apoyo e inspiración”, comentó.
Su madre, María Farfán la crió prácticamente sola. “Ella siempre me ha motivado y ha hecho grandes sacrificios para que yo pudiera estudiar”, dijo.
Candiotti pagó con creces a su madre. Se graduó con honores, recibiendo una distinción por obtener un GPA (promedio de calificaciones) final de 3.75, muy cerca del máximo que es 4.0.
“Me siento muy orgullosa de mi hija por sus logros. Ella siempre ha sido muy responsable para mantener sus calificaciones altas y lograr becas”, dijo Farfán.
La madre destacó la determinación de su hija de superarse y salir de la pobreza. “Es la primera en mi familia en graduarse”, manifestó feliz Farfán, quien trabaja desde hace 17 años con una familia, cuidando a los niños y haciendo los quehaceres de la casa.
“El logro de mi hija significa que todos los sacrificios que uno hace emigrando a otro país, valen la pena”, sonrió.
Su madre cruzó la frontera, ella logra maestría
Las historias de latinos conquistando diplomas se pueden observar en todas las universidades del país. Tal es el caso de Karla Marie Alegría, de padres salvadoreños, quien se crió en medio de retos y sacrificios y logró una maestría en Nueva York. “Mis padres cruzaron la frontera cuando mi mamá me llevaba en su vientre”, dijo. “Yo viví en un hogar inmigrante y vi lo que ellos tenían que enfrentar y sobreponerse”, señaló, al recordar que de niña tenía que servir a sus padres de traductora. “La experiencia de mis padres me ha hecho más fuerte e inspirado para estudiar”, dijo.
Hoy a los 30 años, Alegría —casada hace cuatro años— acaba de obtener una maestría en Administración Pública en Cuidado de Salud de la prestigiosa New York University (NYU).
Isabel, la madre de Karla Alegría, recuerda la primera Navidad que pasaron junto a su esposo en este país. “No teníamos ni para comprarnos un pollo, ni mucho menos salir a comer afuera”, dijo.
Karla Alegría trabaja con la comunidad inmigrante, educándolos e impulsando proyectos de acceso a la salud desde el NYU Langone Medical Center.
Aún falta cerrar la brecha
Tanto Sanz, como Meléndez, Candiotti y Alegría representan a los miles de hispanos que se están graduando de la universidad. Según el Pew Research Center, hay 2.4 millones de latinos en el college o universidades, mientras que The National Center for Education Statistics (NCES) revela que son 3 millones hasta 2014. Sin embargo, los hispanos siguen siendo el grupo que menos se gradúan de las universidades en comparación con otros grupos étnicos. En Virginia se refleja la brecha más grande.
Mientras que el 44 por ciento de blancos no hispanos obtienen un grado universitario, sólo el 18 por ciento de latinos lo hacen, según un informe del Young Invincibles Student Impact Project.