El niño pobre de El Barrio, en Manhattan, hace ya varias décadas que creció y se hizo un hombre de fe, de esos que piensan que si se tiene dos manos, una es para ayudar a los demás y la otra para lo mismo. Por eso a Luis Cortés Jr. la Red de Líderes Latinos de Estados Unidos (Latino Leaders Network, es el nombre original en inglés) le entregó el Eagle Leadership Award, el 2 de agosto en Washington, DC.

Cortés fundó Esperanza, la organización de fe más grande de Estados Unidos, con sede en Filadelfia. Con una red de mil 300 comunidades cristianas hispanas bajo su paraguas, el reverendo es un líder moral que representa a los inmigrantes latinos. Como la fe no es partidista, los presidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama han demandado su presencia para, junto a otros representantes de distintos credos, bendecir el acto inaugural de sus períodos presidenciales.

También cuando los mandatarios necesitaron llegar con sus mensajes a la comunidad latina requirieron de su presencia y sus consejos. Por eso, Nancy Pelosi, líder la minoría en el Congreso, el senador Bob Menéndez y una pléyade de dirigentes latinos, de esferas como educación, salud, negocios y activismo comunitario, se unieron al aplauso de reconocimiento a su labor.

Pelosi, a través de un vídeo, destacó que el trabajo de Cortés “ha sido una fuente de inspiración para las futuras generaciones” y terminó dándole las gracias por “su compromiso de construir un futuro mejor para todos”. Por esa misma avenida fue el mensaje de Menéndez, quien recordó que este líder de raíces boricuas comenzó en 1984, con apenas 20 personas y hoy tiene 300 empleados y $35 millones para el funcionamiento de su organización.

Uno de los logros ha sido la creación de Esperanza College, en Filadelfia. Allí el 85% del alumnado es hispano y se decanta por profesiones afines a la salud y los negocios, contó David R. Hurtado, decano del Programa de Administración y Desarrollo. Los jóvenes de Washington, DC pueden aplicar para estudiar online y competir por una beca.

En el marco de este evento, Menéndez y el senador del Congreso de Puerto Rico, Carmelo Ríos Santiago, expresaron su rechazo a los ataques derogatorios a los hispanos, por parte de la administración Trump. Aprovecharon para pedir a los presentes que trabajen más para registrar y llevar más latinos a las urnas en noviembre. Veintisiete millones de latinos podían votar en las últimas elecciones, pero solo acudieron 13 millones.

“Creamos cientos de miles de trabajos y aportamos billones a la economía y una tercera parte de la población en pocos años tendrá ascendencia latina”, reconoció Menéndez; pero fue Ríos Carmelo, tras agradecer a Cortés por sus 30 años de trabajo, quien ventiló su exasperación por el atropello a los latinos. “Estoy furioso por lo que están haciendo con las familias en la frontera, furioso porque nos están enfrentado entre comunidades, furioso por el veto al ingreso de los musulmanes, furioso por la muralla y furioso por el ataque a la prensa… Por eso debemos asegurarnos que salgan a votar. No importa si son republicanos o demócratas, solo queremos que voten”, fue su pedido.

Cuando llegó el momento para el Reverendo, haciendo uso de su experiencia en el púlpito, cautivó la atención de los presentes con sus anécdotas en el Spanish Harlem y en el Bronx, de cómo muchas veces debió bajar la cabeza al escuchar epítetos racistas, mientras su madre lo tranquilizaba con un: “¡Ay mijito! no te apures, eso no es nada”.

Tiene entre ceja y ceja, que este es un asunto de choque cultural, algo que parte de un grupo que se cree superior y que “sicológicamente trata de subyugarnos a ser una segunda clase”. El reverendo también planteó una pregunta que dejó pensando a todos los asistentes al homenaje: “¿Cómo es posible que en los libros de historia del mundo en este país solo se dediquen dos páginas a Simón Bolívar, cuando ese hombre creó 13 países y los liberó de la opresión? ¡Ese es un hombre que deja a George Washington en una posición incómoda frente a sus logros!”.

También se refirió a la separación de las familias en la frontera como intolerable, porque a los “adultos eso nos enoja, pero en el rostro de un niño no se ve cólera, se ve miedo” y concluyó apelando a una verdad que es ineludible: “todo este ruido y ésta retórica, todos estos intentos de detener el avance de los latinos son irrelevantes, porque la demografía no miente”.

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