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Susan Orfanos: “¡No quiero rezos ni pensamientos. Quiero control de armas!”. Nueve palabras condensan una tragedia que con demasiada frecuencia enluta a Estados Unidos y para la cual no se ve la luz al final del túnel. Esta madre de familia es una de las últimas que acaba de perder a su hijo en la interminable lista de tiroteos masivos.

Tel Orfanos, su hijo, se salvó de la carnicería a prueba de balas que dejó el año pasado 58 muertos y 851 heridos en Las Vegas. Su buena estrella no lo acompaño en el último tiroteo en Los Ángeles. Murió junto a 12 personas más y no será el último. Ser víctima o testigo de un tiroteo en una iglesia, teatro, estadio, bar, restaurante o cualquier lugar de concentración es más probable de lo que se imagina. En lo que va de este año, 307 tiroteos masivos han ocurrido y puede pasarle a él, a ella, a aquel, a aquellos…a usted.

Con un agravante más para los inmigrantes: el aumento de la intolerancia y el racismo los convierte en el blanco para cualquier creyente en soluciones violentas; y, aunque parece imposible salir ileso si lo que se tiene adelante es un rifle, hay protocolos y consejos a tomar en cuenta, porque a la pregunta de Willie McElroy, especialista en entrenamiento de emergencias y primeros auxilios, “¿Quiénes han ido a un concierto, a la iglesia, a un restaurante, al trabajo?”, todos los asistentes levantaron la mano. “Bueno, entre más vida pública hagan más expuestos están a que una lluvia de balas les cambie la vida para siempre”, un escalofrío recorrió de la cabeza a los pies ante esta eventualidad.

Por esto que las autoridades de Washington DC tienen un plan de entrenamiento y protocolos para en lo posible evitar engrosar la lista de víctimas. Después de la matanzas de Carolina del Sur en el 2015, Texas el año pasado; y, la última en una sinagoga en Pensilvania, Saber DC, un departamento de la Alcaldía, se centra en preparar al personal de estos santuarios de fe.

En pocas semanas más el entrenamiento también será en español. Se está capacitando al personal que trabajará en las iglesias de la comunidad latina para responder ante tiroteo masivo. “Una vez que aprenda riegue la voz, porque cuando conoce más sobre protección individual aumenta las posibilidades de sobrevivir”, aseguró McElroy. Todos los talleres de entrenamiento de Saver DC son gratuitos.

El año pasado 22.000 personas, muchos de ellos estudiantes, fueron entrenados. Al igual que los asistentes, entre ellos varios pastores, que acudieron al entrenamiento del jueves pasado en Metropolitan AME Church, fueron aconsejados que de ocurrir un tiroteo si es que pueden escapen dejando atrás sus pertenencias.

No espere que el entrenamiento, en caso de enfrentarse a un tiroteo, le de fórmulas de cómo espantar el pánico, porque como dijo McElroy, “el miedo paraliza, es imposible no sentirlo, pero sería ideal que piense rápido y si tiene opciones de salvarse lo haga. Desde Columbine hasta hoy está demostrado que cada situación es diferente, y hay que tomar las oportunidades de salvarse si las tiene”. Una de esas podría ser escapar en esos 12 a 15 segundos que al pistolero demora en recargar el arma. El promedio de tiempo de que la policía llegue al lugar es de ocho a 11 minutos, durante esa espera solo se tiene a sí mismo.

Las iglesias son lugares inclusivos y de bienvenida, no aspire a que ahora pongan guardias con pistola al cinto cacheando sus bolsillos y carteras, pero McElroy tiene algunas sugerencias: observe el comportamiento de cada persona, si es desconocida acérquese, pregúntele quién es, de dónde viene e invite a otros feligreses a interactuar con el extraño. Si pese a su amabilidad sigue comportándose erráticamente repórtelo. Nunca haga lo que hace poco pasó en una iglesia: un desconocido llegó casi hasta el altar, se quedó parado 10 minutos escrutando con la mirada a los presentes y eso a nadie le pareció extraño.

Puesto que el 73% de los asaltos ocurren por la puerta de enfrente, siempre pregunte dónde está la salida de atrás. Solo en caso de que haya varias personas congregadas finja su propia muerte, de lo contrario quedarse podría ser mortal. Eche mano de la mínima oportunidad de escapar o esconderse. Es justo decir que en Washington DC y su área metropolitana ha decrecido este tipo de conmociones colectivas, pero eso puede cambiar y una medida de seguridad es saber por donde huir de los lugares públicos a donde va.

De enfrentarse en la calle a un individuo violento, que por el color de su piel lo agrede, aléjese sin discutir. Cuando esté a salvo llame al 911 y reporte. Observe las facciones y la vestimenta del agresor para hacer la denuncia.

Ayuda Financiera y Primeros Auxilios

Recursos. Las iglesias pueden aplicar para ayudas financieras para un plan de seguridad. Para más información al respecto pueden llamar a la Oficina de Asuntos Religiosos (Office of Religious Affairs). El teléfono es (202) 442-8122 o enviar un e mail al reverendo Thomas Bowen al email religious.affairs@dc.gov

Auxilio. Después de un acción traumática como un tiroteo, auxiliar a los heridos es una elección muy personal, pero si decide hacerlo y la víctima está sufriendo un paro cardiaco nunca deje de aplicar presión al corazón del caído hasta que lleguen los paramédicos. Esta es una acción extenuante pero hágalo sin desmayar hasta que llegue la ayuda.

Observación. En el 80 por de los casos de francotiradores de masas, siempre alguien tiene información. Nadie se levanta en la mañana y de repente dice: hoy voy a salir a matar. Quien tiene intenciones de causar daño masivo viene preparando la idea con mucha antelación, por eso es importante de observe ese comportamiento y reporte a las autoridades.

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