Con un 38% de la población que aún falta por censarse a nivel nacional, un ejército de 500 mil encuestadores se prepara a golpear las puertas de los hogares que aún no han respondido. Antes del comienzo de esta fase, Tim Olson y Al Fontenot, representantes de la Oficina del Censo, apelaron a los habitantes que todavía no llenan el cuestionario para que lo completen por Internet, por teléfono o en papel.
Este y otros anuncios se hicieron durante una rueda de prensa al mismo tiempo que la Oficina del Censo publicó su informe semanal de hogares. De estas estadísticas se infiere que la respuesta al Censo es más baja en las regiones donde la escasez de alimentos está más generalizada, debido a la pandemia.
El COVID-19 está obligando a realizar ajustes, uno de ellos es la presencia de algunos empleados en el mercado del barrio, la farmacia, la librería y otros servicios esenciales para ayudar a llenar el Censo, en las áreas donde la participación es muy baja.
¿Quiénes faltan aún por contarse? Según la Oficina del Censo, las minorías, entre ellos los latinos. ¿Cuáles son las consecuencias de no responder a la encuesta? Que en los próximos 10 años llegará menos dinero para financiar la atención de la Clínica del Pueblo, Mary’s Center, Unity Health Care y de todos los centros de salud comunitarios del área metropolitana que atienden a las familias de bajos recursos.
Tampoco habrá suficiente dinero para CASA de Maryland, el Latin American Youth Center, la escuela Carlos Rosario o las bibliotecas públicas. El almuerzo escolar, los programas gratuitos que enseñan inglés y los buses para ir al trabajo o al aula también se verán afectados. Sin una población debidamente contada no será posible contratar maestros para las escuelas, ni se construirán más hospitales y harán falta enfermeras y doctores; además en el Congreso no tendrá un representante que levante la voz por su distrito.
Si se pregunta ¿Qué tiene que ver el Censo con estos servicios?, la respuesta es que este facilita la distribución del presupuesto de acuerdo al número de habitantes, porque el gobierno usa esos resultados para adjudicar las partidas presupuestarias.
Listos para tocar puertas
Para aquellos habitantes que aún no llenan el cuestionario, 500 mil encuestadores están listos para golpear las puertas y ayudarles a completar. “De llegar a necesitar más encuestadores contrataremos más, ahora mismo tenemos 900 mil personas que postularon por los trabajos”, dijo Olson.
En el área metropolitana, Crystal City será la primera ciudad donde a partir del 23 de julio los encuestadores irán a golpear la puerta de los hogares que están atrasados. A nivel nacional la señal de partida para la fase de ir casa por casa comenzará el 11 de agosto.
Las autoridades dijeron que habrá flexibilidad en el calendario de las áreas que estén muy afectadas por el coronavirus. Aseguraron que, si en una zona los encuestadores terminan su trabajo antes de la fecha final, los enviarán a otras cercanas donde el conteo esté incompleto. El último día para llenar la encuesta es el 31 de octubre.
Fontenot hizo énfasis en la importancia de contar a todos los que viven bajo el mismo techo y advirtió que “entre las minorías la respuesta es más lenta y los niños suelen contarse menos”. Para este Censo se han asociado con 400 mil organizaciones que están trabajando en la promoción de la encuesta para que nadie se quede sin contestar.
Otra de las estrategias en marcha es una campaña de promoción por los medios tradicionales y digitales y redoblar el esfuerzo de organizaciones de base para conseguir mayor participación, especialmente en las áreas donde la respuesta sigue baja. En el área metropolitana, el Distrito de Columbia es donde la encuesta está rezagada.
Si un encuestador golpea su puerta, ábrale sin temor al coronavirus. La Oficina del Censo enviará a sus trabajadores protegidos con mascarillas de tela lavables, guantes y desinfectantes. En los Censos anteriores, los entrevistadores podían entrar a los hogares, si así deseaba el dueño de casa, pero esta vez está prohibido. “Deben tocar la puerta o el timbre, mantener los dos metros de distancia y ayudar a llenar la encuesta con un dispositivo digital”, dijo Olson.
Para proteger la salud de los encuestadores y los encuestados, la Oficina del Censo compró más de 2.4 millones de máscaras, 14 millones de guantes y 3.4 millones de botellas de desinfectante de manos.
“La tecnología para este Censo permite identificar los hogares que aún no responden y encuadrar las horas probables en que las personas estarán en casa. Con esas alertas, los encuestadores organizarán su calendario e irán tras las respuestas”, dijo Fontenot.
PARA NO OLVIDAR
Información. Recuerde que tiene tres alternativas para responder al Censo en su idioma: por Internet ingresando a 2020census.gov (no le llevará más de 10 minutos); por teléfono llamando al (844) 468-2020, le atenderán en español; y, por la forma tradicional contestando el formulario de papel.
Grupos. Los inmigrantes indocumentados también deben censarse, sus respuestas, por ley, son privadas y no serán compartidas. Para esta encuesta cuentan los niños, los ancianos, los enfermos, personas con discapacidades y los inquilinos. Otro grupo difícil de contar son las personas sin techo y por culpa del coronavirus, los estudiantes universitarios entran en esta categoría.
Respuestas. En Virginia queda aún por contarse el 33.3% de la población, en Maryland un 34% de sus habitantes todavía no responde al Censo y Washington DC lleva el mayor atraso, porque 42 de cada 100 hogares no se están dejando contar.