WASHINGTON.— La jueza conservadora, Amy Coney Barrett prometió este lunes, bajo juramento ante el Senado, que trabajará con imparcialidad si logra la confirmación para la Corte Suprema, pero afuera decenas de sus detractores exigieron postergar el proceso hasta después de las elecciones.
Barrett acudió el lunes 12 de octubre junto con su numerosa familia al primero de cuatro días de audiencias de confirmación, en el Comité Judicial del Senado, para un puesto vitalicio en la Corte Suprema, lo que ha profundizado las diferencias entre demócratas y republicanos.
Durante la audiencia, Barrett afirmó que, de ser confirmada, ella dejará de lado sus preferencias personales y emitiría dictámenes con independencia jurídica y apego a las leyes.
“Las decisiones de política y los juicios de valor del gobierno deben quedar en manos de las ramas políticas elegidas por el pueblo y al que deben rendir cuentas”, y no corresponden a las cortes, manifestó Barrett.
Pero la audiencia no dejó dudas sobre la previsible votación, tanto en el Comité como en el pleno del Senado: los republicanos votarán a favor, y los demócratas en contra. Barrett necesitará mayoría simple, de 51 votos, para lograr la confirmación.
Barrett fue nominada por el presidente, Donald Trump, en reemplazo de la jueza Ruth Bader Ginsburg, quien falleció el pasado 18 de septiembre tras una larga lucha contra el cáncer del páncreas.
De fe católica, Barrett se ha descrito como una fiel seguidora del fallecido juez Antonin Scalia, uno de los más conservadores que ha tenido la máxima corte del país.
Con su confirmación, Barrett, de 48 años, no sólo consolidaría la mayoría conservadora en la Corte Suprema, con 6-3, sino que influiría en las decisiones judiciales durante varias décadas.
El proceso de confirmación se realiza a menos de 22 días de las elecciones generales y pese a las fuertes objeciones de los demócratas, que insisten en que el Senado debe esperar hasta después de los comicios.
Por otra parte, los demócratas han destacado que, en 2016, el Senado, bajo control republicano, se negó a confirmar al juez Merrick Garland, nominado por el saliente presidente Barack Obama para sustituir a Scalia. En esa ocasión, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, afirmó que no se debía apresurar la confirmación porque faltaban unos cuantos meses para las elecciones presidenciales.
Ahora, en medio de otro año electoral, McConnell argumenta que la situación es distinta porque Barrett fue nombrada por un presidente de su mismo partido, no de la oposición.
Las quejas de los demócratas han caído en oídos sordos, y es muy probable que el Senado, que tiene 53 republicanos y 47 demócratas, confirme a Barrett antes de los comicios, a menos que cuatro republicanos se opongan.
Lo que está en juego en la Corte Suprema
La Corte Suprema tiene la última palabra en todos los asuntos de la vida nacional, y en su sesión actual tiene pendiente examinar algunos casos relacionados con la protección ambiental, y el futuro de la reforma sanitaria de 2010, conocida como Obamacare.
También hay casos que podrían llegar hasta la Corte Suprema y tienen que ver con el derecho a la tenencia de armas y nuevas restricciones para el voto.
De hecho, la Corte Suprema escuchará argumentos orales de un caso contra Obamacare el próximo 10 de noviembre.
Por ello no sorprende que, resignados a perder la batalla contra la eventual confirmación de Barrett, los demócratas ahora la usan como arma electoral.
En ese sentido, desde una videoconferencia transmitida en la audiencia, la senadora demócrata por California y aspirante a la vicepresidencia, Kamala Harris, advirtió a los votantes de que Trump nombró a Barrett al cargo vitalicio con el sólo propósito de eliminar “Obamacare”.
Otros senadores demócratas mostraron fotos de votantes en sus estados, algunos con enfermedades graves, que corren peligro de perder su cobertura médica si el gobierno elimina “Obamacare”.
La Administración Trump logró eliminar una cláusula de “Obamacare” que exigía la compra de seguro médico so pena de elevadas multas, pero nunca ha presentado su prometido plan alternativo para abaratar los costos y mejorar la cobertura médica.
Numerosas encuestas de opinión muestran que la salud figura entre los asuntos más apremiantes del electorado, especialmente en unos momentos en que la pandemia del COVID-19 se ha cobrado la vida de más de 214 mil personas, y que millones de personas se han quedado sin seguro médico al perder sus empleos.
Por otra parte, los demócratas también aseguran que, tomando en cuenta antiguas declaraciones de Barrett, esta apoyaría eliminar el derecho al aborto, consagrado en un dictamen de 1973 conocido como “Roe v. Wade”.
Manifestaciones de un país dividido
A unos cuantos pasos del Senado y bajo una llovizna, decenas de manifestantes a favor y en contra de la confirmación de Barrett se congregaron en las escalinatas de la Corte Suprema para defender sus posiciones.
De un lado, grupos conservadores y de la derecha religiosa elevaron oraciones por la jueza y destacaron la urgencia de revertir el derecho al aborto.
Entre los partidarios de Barrett estaba la boliviana Magda Roca, que afirmó que, a su juicio, la jueza es prácticamente una “enviada de Dios” para corregir el rumbo del país.
“La apoyamos porque es una mujer de Dios, con principios y valores… para nosotros es importante que la Corte Suprema tenga hombres y mujeres que interpreten la ley correctamente, con base a la palabra de Dios”, dijo Roca.
A unos cuantos pies de distancia, decenas de activistas de grupos progresistas, entre éstos el Centro para la Democracia Popular (CPD, por su sigla en inglés), consideraron que Barrett pondría en riesgo los derechos reproductivos, la cobertura médica, y los derechos de la comunidad LGBTQ, entre otros temas.
Ana María Archila dijo que no cree en las palabras de Barrett, porque la jueza tiene un historial de posturas en contra del aborto y de anticonceptivos.
“Es una persona que tiene una posición muy radical en contra de los derechos de las mujeres a controlar nuestro cuerpo y nuestro destino. Esa es una posición que es muy distinta a la de la gran mayoría del país”, argumentó la activista.
Por su parte, Juan Carlos Mora, activista de los grupos “March For Our Lives” y “College Democrats”, se quejó de que los republicanos quieren confirmar a una jueza “que no cree en la justica y la libertad para todos”.
“Está en juego la democracia, y lo que ha hecho el Partido Republicano es apurar un proceso que no va de acuerdo con la ley, y por eso no deberían confirmar a Barrett”, afirmó Mora.
En paralelo a las protestas en la Corte Suprema, cuatro manifestantes opuestos a Trump fueron arrestados afuera del edificio del Senado en el que se llevaba a cabo la audiencia de Barrett.