“Haz el bien y no mires a quién”, reza el dicho. Muchas personas que trabajan en las áreas de servicio y salud cumplen esto al pie de la letra y el bien que hacen es impagable. Liz Guevara, una joven enfermera, es parte de ese grupo que trabaja por la gente y con su trabajo cambia vidas.
Guevara trabaja atendiendo en el área hospitalaria a la comunidad latina del DMV. Mientras laboraba y estudiaba para obtener su título en salud pública vio la necesidad entre las personas hispanas de que existiera personal médico y enfermeras que hablaran español. Eso les da más confianza y hace una gran diferencia a la hora de una situación médica.
“Mi primer título fue en salud pública y trabajé muchos años en esa área. Ahí vi la necesidad de la comunidad, especialmente, porque no hay enfermeras bilingües, latinas. Eso me animó a graduarme, a entrar en la escuela de enfermería y a trabajar en salud pública a tiempo completo”, dijo Guevara a El Tiempo Latino.
Liz se graduó en 2018, poco antes de que se desatara la pandemia del COVID-19. Su carrera de enfermería inició en Johns Hopkins Hospital, en el área de salud infecciosa, atendiendo a pacientes con VIH, sida, tuberculosis, otras afecciones infecciosas y personas contagiadas con coronavirus.
Ahí pudo convivir con pacientes, con quienes aprendió que el idioma e identificarse como latina puede hacer una gran diferencia en la vida de los pacientes que necesitan asistencia y cuidados de salud.
Luego decidió hacer una transición hacia la enfermería con enfoque comunitario y empezó a trabajar con la Clínica del Pueblo, un centro de salud sin fines de lucro que brinda atención y servicios a las personas de la comunidad hispana de bajos ingresos o en situación irregular.
La pandemia, un momento difícil
La carrera de Liz inició justo cuando la pandemia atacaba a la población mundial. Pero esta joven vio la forma de ser un ente de cambio y de diferencia en medio de la tempestad del coronavirus.
“Recuerdo cuando tuve que cuidar a un señor latino que estuvo hospitalizado por muchos meses porque tardó en recuperarse. Ahí entendí que existen muchas determinantes sociales en la atención de salud y que las personas de nuestra comunidad latina no tienen recursos por igual”, dijo.
Guevara pudo también ver que esa falta de recursos o acceso a los mismos que hay en Maryland y Washington DC hace más difícil para algunas personas hispanas acceder a medicinas o a un médico cuando lo necesitan.
“Por ejemplo, en Baltimore es más difícil para las poblaciones latinas porque no hay muchos recursos para ellos”, explicó.
Para Liz, la satisfacción no se refleja solo en el servicio que brinda a la comunidad hispana. “Siento que estoy haciendo buen trabajo con la gente de mi comunidad y ayudando a hacer una diferencia en la vida de las personas. Aunque un intérprete puede ayudar, es mejor cuando los servicios vienen de alguien que se mira como esa persona, que habla fluido el idioma, que se pueden entender. Así se puede expresar mejor el paciente”, dijo.
Ese deseo de ayudar y brindar un servicio humano a los pacientes latinos ha hecho que esta joven enfermera aprenda modismos y expresiones que usan los centroamericanos. Todo con la intención de hacer que los pacientes se sientan en confianza y que sean tratados con dignidad.
“Trato de encontrar la manera de ayudar. Si la persona que atiende a los pacientes fuera otra que no hablara el idioma o que no los entendiera culturalmente, no hablarían con libertad”, agregó.