Una panorámica de Culiacán, México, una de las fortalezas del cartel de Sinaloa. FOTO: Brett Gundlock - The New York Times.
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Los miembros del jurado del juicio a Genaro García Luna han oído hablar de asesinatos, secuestros, envíos de droga y acusaciones de sobornos pagados por el cártel de la droga de Sinaloa.

El juicio a Genaro García Luna, ex funcionario mexicano de mayor rango de Seguridad Pública de México, acusado en Estados Unidos de aceptar sobornos de capos de la droga, ha tocado una serie de temas que suelen presentarse en los casos de cárteles. Los miembros del jurado han oído hablar de asesinatos sangrientos, cargamentos de estupefacientes e incluso de un gato blanco llamado Cocaína.

También han escuchado hablar, por supuesto, de la acusación principal contra García Luna: que al mismo tiempo que actuaba como la imagen pública de la guerra contra el narcotráfico en México, recibía en secreto millones por parte del mayor grupo criminal del país, el Cártel de Sinaloa.

El juicio, que inicia su tercera semana, se lleva a cabo en la Corte del Distrito Este del Estado de Nueva York, en el centro de Brooklyn. Los fiscales afirman que, con la ayuda de García Luna, el Cártel de Sinaloa pudo enviar grandes cantidades de droga a zonas de la ciudad, incluidos Queens y Brooklyn, que están bajo la supervisión de la corte federal.

Se espera que el juicio dure aproximadamente un mes más, y el caso gubernamental seguirá contando con un desfile de testigos del ámbito de la droga. Entre ellos podrían figurar Edgar Valdez Villarreal, estrella del fútbol americano en un instituto de Texas quien saltó a la fama como traficante en México, y Edgar Veytia, ex fiscal general del estado mexicano de Nayarit, en la costa del Pacífico.

Lo más probable es que la defensa contraataque alegando lo mismo que alegó cuando comenzó el juicio el mes pasado: que los testigos de la acusación mienten y que, más allá de sus declaraciones, no existen pruebas contundentes de que García Luna aceptara un soborno.

Estas son las principales conclusiones del testimonio de la semana pasada.

Un pago en un autolavado

El lunes, el jurado escuchó a Óscar Nava Valencia, ex líder del Cártel del Milenio, quien afirmó haber pagado personalmente a García Luna. Nava Valencia declaró que en 2008, mientras buscaba protección contra un rival violento, entregó a García Luna $3 millones en efectivo en una reunión secreta en un autolavado.

Conocido como El Lobo, Nava Valencia explicó al jurado el contexto del pago: su ex aliado en el Cártel de Sinaloa, Arturo Beltrán Leyva, se había vuelto contra él después de que Nava Valencia decidiera apoyar a una facción rival de la organización durante una sangrienta guerra civil.  Por esto necesitaba la ayuda de García Luna.

Una foto tomada por el departamento de justicia de un autolavado en Guadalajara donde un testigo en el juicio de Genaro García Luna indicó que había sobornado al antiguo principal oficial de seguridad de México. El jurado ha escuchado historias de macabros asesinatos, cargamentos de narcóticos y la acusación central contra García Luna - que cuando fungía como la cara pública de la guerra de México contra las drogas, estaba recibiendo pagos por millones de dólares del cartel de Sinaloa. FOTO: Departamento de Justica vía The New York Times.

Por tanto, declaró, organizó la reunión en una oficina del segundo piso de Estetic Carwash en Guadalajara, la capital del estado de Jalisco. García Luna, dijo Nava Valencia, trajo a uno de sus principales lugartenientes, Luis Cárdenas Palomino, quien también fue acusado en el caso federal, pero permanece detenido en México.

El testimonio de Nava Valencia siguió a un relato similar sobre peculado de Sergio Villarreal Barragán, conocido como El Grande por su corpulencia y quien fuera uno de los principales asesores de Beltrán Leyva. El mes pasado, Villarreal Barragán compareció ante la corte y declaró ante el jurado que él y Beltrán Leyva habían entregado a García Luna más de $14 millones durante un negocio de drogas en un almacén a principios de la década del 2000.

En el interrogatorio, Nava Valencia admitió que tenía miedo de testificar contra García Luna, que en su día ocupó un poderoso cargo en el gabinete del entonces presidente de México, Felipe Calderón, y había sido el director del equivalente al FBI en el país.

De hecho, durante una entrevista con los fiscales hace solo dos meses, indicó Nava Valencia, se retractó brevemente de sus afirmaciones sobre conocer a García Luna.

La confusión, declaró al jurado, se debía a que él y su familia habían recibido amenazas por cooperar con las autoridades. No dio detalles sobre la amenaza.

"Estaba preocupado por mi familia en México", admitió Nava Valencia. "Siento que estoy en peligro".

Secuestro y fuga

El martes, los miembros del jurado escucharon a otro testigo colaborador, Israel Ávila, contador del Cártel de Sinaloa, quien ofreció información sobre la turbulenta relación entre García Luna y Beltrán Leyva.

Ávila declaró al jurado que cuando en el cártel se desató una guerra civil, Beltrán Leyva quería saber si García Luna apoyaría a su bando o al de su máximo rival, Joaquín Guzmán Loera, el capo de la droga conocido como El Chapo, condenado hace cuatro años en un juicio celebrado en la misma corte de Brooklyn.

Cuando García Luna no dio una respuesta, dijo Ávila, Beltrán Leyva lo secuestró, una medida muy descarada contra un miembro del gabinete presidencial.

El secuestro duró una semana, según otros testigos, y terminó sin daño para García Luna. Poco después de ser liberado, Beltrán Leyva y él volvieron a ser aparentemente amigos y a trabajar juntos. A finales de 2008, relató Ávila al jurado, García Luna ayudó a su patrón a escapar de una redada por parte de las autoridades a una casa en Acapulco.

La fuga se logró con un poco de subterfugio policial. Subordinados de García Luna disfrazaron a Beltrán Leyva de policía federal, contó Ávila, y lo sacaron de la casa.

El "Conejo" sube al estrado

La historia del secuestro de García Luna fue corroborada el miércoles por otro testigo del mundo de la droga: Harold Mauricio Poveda-Ortega, un traficante colombiano que durante años fue el principal proveedor de cocaína de Beltrán Leyva.

Conocido como "el Conejo" (y por marcar su producto con un logotipo de conejito idéntico al de Playboy Enterprises), Poveda-Ortega declaró al jurado que Beltrán Leyva había confesado en una ocasión haber secuestrado a García Luna en un ataque de ira tras sospechar que había elegido el bando de Guzmán en la guerra civil del cártel. No contento con privar de la libertad a su víctima, declaró Poveda-Ortega, Beltrán Leyva dijo que quería decapitarlo.

En su testimonio del miércoles, Poveda-Ortega contó que intentó convencer a Beltrán Leyva de que no matara a García Luna, ya que le preocupaba que las consecuencias fueran graves.

"Le dije: 'No, no lo hagas'", recuerda Poveda-Ortega. "Vamos a tener un problema tras otro. El gobierno nos perseguirá con toda su fuerza".

Señales de alerta

Algo que el juicio ha revelado es que había señales de advertencia sobre las conexiones de García Luna con el Cártel de Sinaloa mucho antes de que se presentara la acusación federal en su contra en Brooklyn en 2019.

Ya en 2008, un oficial de policía mexicano, Francisco Cañedo Zavaleta, presentó una denuncia ante las autoridades mexicanas sobre un episodio del que dijo haber sido testigo y que lo llevó a pensar que García Luna tenía vínculos con el cártel.

El jueves, Cañedo Zavaleta, que ya no es policía, declaró ante el jurado que presentó la denuncia tras ver a García Luna subir a un automóvil con Beltrán Leyva y un ayudante, Edgar Valdez, en una carretera a las afueras de Cuernavaca, la capital del estado de Morelos. El ex oficial recordó que la reunión tuvo lugar poco después de que se conociera la noticia de que Millán Gómez, el oficial de policía aliado de El Chapo, había sido asesinado.

El informe de Cañedo Zavaleta se filtró finalmente a los medios de comunicación, que describieron el encuentro como un secuestro. Cañedo Zavaleta pagó caro el adelantarse: Pronto fue acusado de tráfico de drogas y detenido. Al final, sin embargo, Cañedo Zavaleta declaró al jurado que había sido absuelto de todos los delitos.

Las fuerzas de seguridad estadounidenses acabaron obteniendo su propio informe sobre los vínculos de García Luna con el cártel, de una fuente que afirmaba tener conocimiento de primera mano: Sergio Villarreal Barragán, el traficante conocido como El Grande, quien testificó el mes pasado.

Tras su detención en México, Villarreal Barragán, que trabajó como agente de policía antes de pasar a trabajar para Beltrán Leyva, dijo a oficiales estadounidenses que García Luna había estado recibiendo sobornos del cártel, según Miguel Madrigal, agente de la DEA en misión en México en aquel momento, quien testificó el jueves.

"Habló de negocios que tenían cuando Sergio era policía y miembro de la organización de los Beltrán", dijo Madrigal.

Alan Feurer, Nate Schweber - The New York Times

Lea el artículo original aquí.

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