Los corridos son un género musical mexicano a menudo relatan una lucha heroica, pero algunas de sus letras son criticadas porque glorifican a los carteles de las drogas, marcando una nueva era que fue bautizada bajo el nombre de narcocorridos.
Los narcocorridos cada vez se están volviendo más populares y algunos de sus cantantes han alcanzado los primeros puestos de las listas de reproducciones y han llenado estadios.
Artistas y bandas mexicanas como Fuerza Regida, Eslabón Armado, Peso Pluma o Natanael Cano están empezando a aparecer en las listas de Billboard, Spotify y Apple Music.
Estos cantan unos subgéneros llamados corridos tumbados o corridos bélicos. Los corridos tumbados tienen una mezcla de ritmos electrónicos, reggaeton y hip hop. Mientras que los bélicos centran principalmente sus letras en el narcotráfico y las luchas territoriales de los cárteles mexicanos.
Ambos corridos exaltan el poder y los bienes que se obtienen por medio del tráfico de estupefacientes.
En plataformas como TikTok e Instagram usuarios están ayudando a impulsar el ascenso de este tipo de música.
“Estos videos, estas canciones son realmente atractivas por la forma en que también se muestran, no solo esa idea de pertenecer al mundo de las drogas sino todas esas posibilidades que existen para acceder al lujo. Esconden la violencia para promover este estilo de vida”, declaró a USA Today Alejandra León Olvera, antropóloga que estudia marketing en narcocultura.
Los narcocorridos, su audiencia y el mensaje
Algunos funcionarios mexicanos han promovido una campaña para prohibir los narcocorridos en los espacios públicos por sus letras explícitas. Sin embargo, la iniciativa fue anulada por la Corte Suprema porque fue catalogada como una violación a la libertad de expresión.
“El gobierno quería prohibir el género en las estaciones de radio, discográficas y promotores artísticos, que no den conciertos porque propugnan la violencia. Efectivamente, las narco baladas normalmente están legitimando grupos criminales y actividades delictivas”, aseguró David Saucedo, un analista de seguridad.
Agregó que no conoce a un solo narcocorrido que recomiende a la población a alejarse de las drogas o no se una a un grupo criminal.
“Sus protagonistas en estas piezas musicales son los narcotraficantes y sus aventuras contra las autoridades”, comentó Saucedo.
Héctor Amaya, profesor de comunicaciones en la USC Annenberg que estudia la narcocultura en México y EEUU, explicó que hay dos tipos de audiencias detrás de la explosión del corrido, una a cada lado de la frontera.
“Creo que tienen diferentes razones para acercarse a los narcocorridos. Me parece que mucha gente en México lo hace como una forma de entender la violencia que los rodea, como una forma de procesarla”, declaró Amaya a The Courier Journal.
Explicó que los narcocorridos les ayudan a los jóvenes latinos en EEUU a “sentirse poderosos”.
“Aquí en Estados Unidos sufrimos un poco del poder social, y los narcocorridos nos ayudan momentáneamente a sentirnos poderosos, algo similar a la forma en que los jóvenes afroamericanos también han usado el ‘gangsta rap’.
Un ejemplo
La letra de la canción El Bélicon de Peso Pluma cuenta la historia de un narcotraficante que se cree invencible y que vive rodeado de lujos, armas y blindaje.
“Que aquí mando yo. Carros deportivos en mi colección. Minimis, Bazucas y Kalashnikov. Todos mis muchachos están al tenton”, entona parte de la letra.
El cantante de Peso Pluma, cuyo verdadero nombre es Hassan Emilio Kabande Laija, declaró a AP News que los corridos muchas veces son “satanizados”.
“Al final del día, es música: lo ves en el rap, lo ves en el hip hop, lo ves en el reggaeton”, agregó Kabande.