Un informe publicado por el Instituto Latino de Política Pública de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) reveló que los actuales métodos de recopilación de datos de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB por sus siglas en inglés) de la Oficina del Censo de EEUU, no representan con exactitud la vida de los latinos, en particular la de los afrolatinos.
Es decir, refleja erróneamente la identidad de los latinos “en la calle”. Es que de acuerdo con el análisis, existe una desconexión entre los métodos actuales de recolección de datos raciales y las experiencias reales de los latinos en Estados Unidos.
En ese sentido, el informe destaca cómo las categorías de identificación racial y étnica utilizadas en formularios oficiales no logran capturar adecuadamente la identidad de muchas personas.
Los cambios en Censo
En marzo, la OMB anunció cambios en el Censo de EEUU y en las encuestas federales, con el objetivo de adoptar un formato de pregunta única para captar tanto la raza como la etnia.
Este cambio reclasificó "latino/hispano" como categoría racial equiparable, alejándose de su anterior estatus como origen étnico distinto.
Esta decisión surgió tras un amplio proceso de revisión, que incluyó más de 20.000 comentarios públicos y numerosas audiencias.
Algunos grupos de defensa de los latinos apoyan este cambio por su potencial para generar datos más claros, mientras que otros expresan su preocupación por su impacto en la representación de los afrolatinos y la diversidad más amplia dentro de la comunidad latina.
La evolución de la concepción de los latinos en el Censo
Desde el primer censo de EEUU en 1790, la categorización racial evolucionó. La Oficina del Censo incluyó una pregunta separada para la etnia hispana en 1980 a raíz de la defensa de los derechos civiles por parte de grupos como por ejemplo el Fondo Mexicano-Estadounidense de Defensa Legal (MALDEF).
La precisión de los datos del Censo es de gran valor para distribuir los recursos federales y estatales, por lo que es esencial contabilizar adecuadamente a las comunidades.
Con el nuevo formato -dice el informe- corre el riesgo de simplificar en exceso estas identidades, clasificando potencialmente de forma errónea a los individuos.
Las fallas en el Censo, según el informe
“Los métodos actuales de recolección de datos utilizados por la OMB no reflejan con precisión las realidades de discriminación racial que enfrentan los latinos”, dijo al diario LA Times Cecilia Nuñez, coautora del informe titulado “Latino is not a race: Understanding Lived Experiences through Street Race”.
La decisión de la OMB no sigue las tendencias en la forma en que los latinos se identifican a sí mismos. Muchos no encajan claramente en las categorías raciales tradicionales y a menudo marcan "alguna otra raza" cuando tienen que completar el formulario.
“Estas omisiones tienen implicaciones significativas para el desarrollo de políticas y la asignación de recursos”, dijo Nuñez, estudiante de posgrado e investigadora de políticas en el instituto, al diario angelino.
“Los datos precisos y procesables son esenciales para elaborar políticas e intervenciones efectivas que atiendan las inequidades sistémicas que tienen un impacto sobre los latinos y traer consigo un cambio significativo”, agregó.
Esto revela la complejidad de la identidad latina, influida por el color de la piel, el origen étnico, los antecedentes culturales y un sinfín de aspectos más.
Los afrolatinos no se sienten representados
Con las nuevas directrices existe la preocupación de que, por ejemplo, los afrolatinos, que ya corren el riesgo de estar mal representados, puedan ser clasificados erróneamente, lo que obstaculizaría los esfuerzos para abordar sus propios problemas.
Las organizaciones afrolatinas sostienen que la inclusión de latino como categoría racial podría ocultar la presencia y las experiencias de los integrantes de su comunidad.
Por ejemplo, una persona que se identifique tanto como negra como latina podría ser codificada como multirracial, lo que podría diluir los datos sobre las poblaciones que realmente son afrolatinas.
Además, el contexto histórico de la raza en EEUU no se alinea con las diversas realidades raciales de Latinoamérica, lo que podría llevar a la confusión y a una mala representación de grupos como los brasileños, que no entran en la clasificación hispana tradicional del Censo.
Sugerencias de la UCLA para hacer un censo más preciso
La investigación de la UCLA también provee algunas sugerencias para mejorar la recolección de datos. Entre ellas, se destacan propuestas para categorizar de manera más precisa las identidades de los latinos. Esta es una necesidad urgente para afrontar las inequidades sistémicas que afectan a esta población.
En respuesta, algunos expertos abogan por añadir una pregunta sobre la raza callejera: cómo perciben racialmente a una persona los demás.
Este enfoque podría proporcionar una comprensión más matizada de las experiencias raciales en el país, sobre todo en el caso de las comunidades que sufren discriminación por sus características físicas.
Hay que tener en cuenta la “raza de la calle”
Las investigaciones sugieren que la raza percibida afecta significativamente a las experiencias sociales y al acceso a recursos, lo que la convierte en un dato vital para comprender y abordar las disparidades raciales.
Para el próximo Censo, agrega el análisis, la integración de la raza callejera (la que sienten los latinos en las experiencias de su día a días) podría mejorar la distinción entre raza, etnia y nacionalidad, ofreciendo una imagen más clara de la diversidad de la comunidad latina.
Este método apoyaría un enfoque global de la recopilación de datos demográficos, respetando la autoidentificación de los individuos y reconociendo al mismo tiempo las realidades sociales.
Polémica histórica
En Estados Unidos, la distinción entre hispano y latino siempre fue un tema de debate histórico, político y cultural que abarca varias décadas.
Según la Oficina del Censo, una persona se considera hispana o latina si simplemente se identifica como tal. De hecho, para esta agencia del gobierno son lo mismo, excepto en aquellos provenientes de naciones no reconocidas como hispanas, como por ejemplo Brasil o Portugal.
A pesar de que brasileños y portugueses comparten raíces lingüísticas latinas, el Censo los excluye, mientras que a los españoles sí los considera dentro del grupo hispano (o latino), con lo que introduce una peculiar disyunción en la concepción de estas identidades en el continente americano.
Un análisis del Pew Research Center de 2023 indicó que un error de código en el Censo reveló que al menos 416.000 brasileños, o más de dos tercios de los nacidos en ese país que viven en Estados Unidos, se identificaron como hispanos luego de ser indagados en la Encuesta de Comunidades Americanas de 2020.
En comparación, sólo 14.000 brasileños se consideraron de esa manera en 2019, y sólo 16.000 lo hicieron en 2021. En esos años el error de código no fue cometido, según indicó Pew.
Una minoría que crece
La Oficina del Censo estima que hay aproximadamente 63,7 millones de hispanos en Estados Unidos en 2022, un nuevo récord. Constituyen el 19% de la población del país, por lo que entender cómo se los identifica a la comunidad es un tema relevante que todavía no está completamente resuelto.
Según Pew, a los ojos de la Oficina del Censo, los hispanos pueden ser de cualquier raza, porque hispano es una etnia y no una raza. Sin embargo, esta distinción está sujeta a debate.
Una encuesta de ese Centro realizada en 2015 encontró que el 17% de los adultos hispanos dijeron que ser hispano es principalmente una cuestión de raza, mientras que el 29% dijo que es principalmente una cuestión de ascendencia. Otro 42% dijo que se trata principalmente de una cuestión de cultura.
Lo cierto es que estos hispanos o latinos no sólo trazan una trayectoria histórica sino que también anclan un debate contemporáneo sobre la identidad, la inclusividad y la pertenencia.
El origen de latino e hispano
"Latino", abreviatura de "latinoamericano", se originó a mediados del siglo XIX, influido en gran medida por los objetivos geopolíticos franceses. Con este término se pretendía perfilar una esfera cultural y lingüística distinta, separada de la América anglosajona.
Con el tiempo, el término "latino" evolucionó más allá de sus raíces geopolíticas para significar una identidad colectiva para millones de personas en Estados Unidos, especialmente tras su inclusión en el Censo de 2000 junto a hispano.
Mauricio Tenorio Trillo, historiador de la Universidad de Chicago, junto a Rubén Torres Martínez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, sugirieron en una entrevista a Noticias Telemundo que la nomenclatura latinoamericano fue influenciada por intenciones políticas y económicas del imperio francés.
Este enfoque diferencia Hispanoamérica, de influencia española, e Iberoamérica, que incluye a España y Portugal, de Latinoamérica; indica una conexión más amplia con el legado del latín, en el que incluye también a Francia.
Con el tiempo, hispano y latino adquirieron connotaciones distintas en Estados Unidos, aunque para el Censo son lo mismo.