Hay prisa. En breve, el cuatrista venezolano Jorge Glem debe tomar un vuelo. Desde el hotel en el que responde la videollamada se disculpa: el fondo, según considera, no es ordenado ni, ya para aterrizar en terminologías musicales, acorde. Pero allí está. La guayabera, el sombrero, la barba. Estampa clásica. Esta noche se presenta, cuatro […]