Según algunos estimados, los EEUU y sus aliados han dejado caer en otros países un promedio de 46 bombas por día desde el año 2001. Muchas de éstas han resultado en las llamadas muertes “colaterales” de cientos de miles de civiles inocentes, incluyendo mujeres y niños. Todas esas muertes han ocurrido prácticamente sin control legislativo y sin que la población en general se entere de la situación.