En medio de una realidad muchas veces difícil de explicar, la comunidad latina en Estados Unidos se enfrenta a una paradoja: en lo que va de este siglo se convirtió en una de las principales víctimas y al mismo tiempo en foco comercial de la industria armamentística del país. La pregunta es ¿por qué?.
Según un estudio del según el Violence Policy Center (VPC), entre 2001 y 2021 (último año del que hay datos recolectados), casi 75.000 hispanos murieron por disparos de armas de fuego en el país. Además, casi las dos terceras partes de estas muertes fueron homicidios.
En 2021, la cifra llegó a 5.741 fallecidos, mientras que 10 años antes eran 2.947, según el estudio. Los datos estremecen: el estudio también subrayó que los latinos son más susceptibles a la violencia con armas de fuego que los blancos, con una tasa de homicidios de 5,2 por cada 100.000 habitantes frente a 3,1.
Durante el periodo observado, 47.119 hispanos murieron en homicidios, 23.686 víctimas de suicidios, 1.184 murieron de heridas no intencionales causadas con armas de fuego y 2.505 murieron de otras maneras en que también estuvo involucrado el mismo mecanismo.
El feroz marketing de la industria armamentística
Este gran aumento de la violencia latina con armas de fuego -sostiene el estudio- se relaciona con las implacables estrategias de marketing de la industria de las armas de fuego, que se ve en este grupo demográfico en rápida expansión un mercado lucrativo.
Dado que los latinos representan ahora cerca de una quinta parte de la población estadounidense, la industria percibe una oportunidad fértil.
“El estudio también presenta en forma detallada cómo la industria de armas de fuego y el cabildeo de armas, a raíz de la saturación del mercado en los Estados Unidos (tradicionalmente centrado en hombres blancos), ahora se fija en la población hispana, a la que considera un nuevo mercado desaprovechado, para vender armas y acrecentar su poder político”, remarcó.
Además, influyen en este problema cuestiones sistémicas como el racismo arraigado, que alimenta la violencia policial contra ciertas comunidades, como la hispana. Un aspecto expuesto por el El Tiempo Latino con anterioridad.
"Nosotros, la comunidad latina, nos enfrentamos a diario a la violencia y el terror; hemos llegado a aceptar que podemos ser víctimas de las armas", expresó Michelle Monterrosa, coordinadora de Crime Survivors for Safety and Justice, durante una entrevista con la agencia EFE.
El VPC expuso un cambio estratégico en el enfoque de marketing de la industria de las armas de fuego, cuyas ventas crecen año a año.
Anteriormente se caracterizaba por estigmatizar a las comunidades minoritarias, pero ahora apunta a los latinos y a otras minorías en un intento de aumentar las ventas y fortalecer el movimiento pro-armas.
"La base de clientes tradicional (de hombres blancos) está envejeciendo y extinguiéndose, lo que hace necesaria la captación de nuevos clientes para contrarrestar el menguante número de afiliados", señaló Josh Sugarmann, fundador y director ejecutivo del Centro.
Los latinos en la mira de la industria armamentística
En ese sentido, Sugarmann indicó que el lobby para venderle más armas a los latinos “sólo puede llevar al incremento de muertes y heridas en esa comunidad”y dijo que todavía no se puede medir el potencial daño que puede ocasionarle a los hispanos el hecho de ser el foco comercial de esta industria.
“Las armas de fuego le imponen una gran carga letal a los hispanos en EEUU, sobre todo entre los jóvenes. Peor aún, debido a que el modo en que se recolecta la información sobre la identidad étnica de hispanos en nuestro país áun presenta grandes lagunas, se desconoce el alcance real de esta crisis sin fin”, añadió.
Los métodos de la industria
La industria armamentística emplea tácticas como "el miedo y la desinformación", y explota la "idea errónea" de que poseer armas de fuego equivale a mejorar la seguridad, dijo Vanessa González, vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales y Políticos de la ONG Giffords a EFE.
Sugarmann, por su parte, advirtió sobre el "peligroso ciclo" engendrado por la fácil accesibilidad a las armas de fuego, que aumenta la oferta al tiempo que fomenta una creciente sensación de necesidad.
El VPC alertó también de la posible "infrarrepresentación" de los latinos entre las víctimas de la violencia armada debido a las limitaciones de los datos de los organismos públicos, que suelen registrar la raza pero no el origen étnico.
Todas las fuentes coincidieron en que bajo una presidencia demócrata, la aplicación de medidas y programas destinados a reducir la violencia armada se hace más factible
Aunque la administración del presidente Joe Biden aún no promulgó "medidas de gran impacto", la creación de la primera oficina federal dedicada a la prevención de la violencia armada se considera un paso positivo.
El estudio del VPC utiliza datos de los Centros para el Control y Prevención en Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC), una dependencia federal, así como información no divulgada públicamente del Informe Suplementario de Homicidios (Supplementary Homicide Report) de la Oficina Federal de Investigaciones (Federal Bureau of Investigation, FBI).
Estudio en números
- En 2021, más de 5,700 hispanos fueron asesinados con armas de fuego.
- Cerca de 75,000 hispanos fueron asesinados por armas de fuego entre 2001 y 2021.
- En su mayoría, los hispanos víctimas de asesinato murieron por armas de fuego. En 2021, 78% de los hispanos víctimas de homicidio fue asesinado con armas de fuego.
- En el 64% de los homicidios de víctimas latinas cometidos se usó un arma corta, el porcentaje más alto para todas las razas y etnicidades.
- Para hispanos entre 15 y 24 años de edad, el homicidio y el suicidio son respectivamente la segunda y tercera causa principal de muerte.
- De los 2,037 hispanos víctimas de suicidio con armas de fuego en 2021, 1,795 (88 por ciento) eran hombres y 242 (12 por ciento) mujeres.
- En el caso de mujeres hispanas, entre 2001 y 2021 la tasa de suicidios con armas de fuego se duplicó de 0.4 por 100,000 a 0.8 por 100,000) mientras que la tasa de suicidios casi se duplicó (de 1.6 por 100,000 a 3.0 por 100,000).
