Sulome Anderson, anunció el lunes que su padre murió el domingo en su casa. Foto: Twitter (@andreasharsono).

Terry Anderson, periodista estadounidense que simbolizó la lucha de los rehenes occidentales en Líbano durante la guerra civil de 1975-1990, falleció a los 76 años.

Su hija, Sulome Anderson, anunció el lunes que su padre murió el domingo, en su hogar en Greenwood Lake, Nueva York. Aunque no revelaron la causa de su fallecimiento, su vida deja una huella imborrable de resistencia y esperanza.

Cautiverio y fe de Terry Anderson

En 1985, Terry Anderson, corresponsal de Associated Press, se convirtió en blanco de Hezbollah en Líbano. Este grupo musulmán chiita lo secuestró, iniciando un cautiverio que duraría casi siete años.

El grupo proiraní Yihad Islámica reivindicó la autoría del secuestro, afirmando que formaba parte de "operaciones continuas contra estadounidenses".

Los secuestradores exigían la libertad de los musulmanes chiíes encarcelados en Kuwait por los atentados contra las embajadas de Estados Unidos y Francia.

La captura de Anderson no fue un acto aleatorio; su rol como periodista y su presencia en Líbano durante la guerra lo señalaron. Durante su secuestro, enfrentó abusos físicos y psicológicos, soportó golpizas, cadenas y amenazas de muerte.

"Casi enloquezco"

recordó después de su liberación en diciembre de 1991, destacando que su fe católica y su determinación lo mantuvieron con vida, reseñó The Guardian.

Un legado perdurable

La liberación de Anderson en 1991 marcó el fin de su calvario, pero también el inicio de nuevos desafíos.

A su regreso a Estados Unidos, aunque recibió una cálida bienvenida, tuvo que enfrentar dificultades financieras y problemas de salud mental. Sin embargo, su espíritu indomable lo llevó a continuar su labor periodística y a involucrarse en causas humanitarias, informó CBS News.

"Mi padre encontró una paz tranquila y cómoda en sus últimos años"

compartió Sulome.

Tras su liberación, Anderson no solo continuó su carrera en el periodismo sino que también se convirtió en un ferviente defensor de los derechos humanos.

Enseñó periodismo en prestigiosas universidades y fundó negocios, buscando siempre maneras de contribuir a su comunidad.

A pesar de los retos, incluido un intento fallido por entrar en la política y una demanda legal contra Irán, que resultó en un acuerdo multimillonario, su compromiso con la justicia nunca flaqueó.

Terry Anderson vivió una vida marcada por la tragedia y el triunfo. A través de su resistencia frente a la adversidad y su dedicación al servicio de los demás, dejó un legado de coraje y compasión que seguirá inspirando a generaciones futuras.

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