Los estudiantes universitarios intensificaron sus protestas sobre el conflicto de Israel y Hamás, impulsando a los líderes académicos de las universidades a llamar a las autoridades para tomar medidas de seguridad.
En la Universidad George Washington, la policía vigila una vibrante asamblea de estudiantes, una escena que se repite en varias universidades de todo el país.
Estas protestas se desarrollan en un contexto polémico, ya que miembros del profesorado de múltiples instituciones denuncian abiertamente a las administraciones universitarias por implicar a las fuerzas del orden en la gestión de las manifestaciones, lo que dio lugar a numerosas detenciones.
Universidades de EEUU se enfrentan a protestas sobre el conflicto de Israel y Hamás
Bajo la dirección de la presidenta Minouche Shafik, Columbia se enfrenta a críticas crecientes después de que el comité ejecutivo del senado señalará varias cuestiones polémicas, como la presencia no autorizada de la policía en el campus, que socavó la consulta al profesorado.
La profesora de filosofía Ege Yumusak expresó públicamente su pérdida de confianza en la capacidad de la presidenta Shafik para dirigir con eficacia en estos tiempos turbulentos.
Esta oleada de disidencia se extiende más allá de las fronteras nacionales, con los estudiantes del Instituto de Estudios Políticos de París mostrando una importante solidaridad al bloquear los edificios del campus.
Del mismo modo, campus como la Universidad Northeastern de Boston y el Campus Auraria de Denver han sido escenarios de fuertes enfrentamientos, en los que las fuerzas del orden han disuelto protestas consideradas provocadoras, alimentando aún más el debate en torno a estos acontecimientos.
Universidades acuden a autoridades para enfrentar a los estudiantes protestantes
En respuesta a la escalada de tensiones, algunas universidades, entre ellas Columbia, pausaron sus decisiones de desplegar a la policía, optando por un enfoque más cauteloso a medida que se acercan las fechas de graduación.
Columbia comunicó esta decisión por correo electrónico, señalando su preferencia por el diálogo en lugar del conflicto, lo que refleja una reticencia más amplia entre las instituciones a exacerbar unas relaciones ya tensas con los manifestantes.
Sin embargo, no todas las respuestas fueron comedidas. La manifestación de Columbia inspiró nuevas acciones en todo el país y en todo el mundo, complicando el movimiento con incidentes como los comentarios antisemitas en la Universidad Northeastern, que la institución condenó rápidamente.
