Tortugas marinas
Imagen de Jolo Diaz/Pexels

En el modesto asentamiento costero de La Sabana, Venezuela, los lugareños han sido tenaces en una misión única: transformar su paseo marítimo en un lugar seguro de anidamiento para las tortugas marinas en peligro de extinción. Este empeño se hace eco de la resistencia de la comunidad y de su inquebrantable compromiso con la conservación del medio ambiente.

Pedro Luis Pérez Izaguirre, un habitante de la zona, recuerda una época en la que se explotaban estas especies marinas amenazadas.

Para agravar el peligro, las actividades turísticas en las playas suponían una grave amenaza para las tortugas. El uso de vehículos todoterreno y la comercialización de la arena de playa ponían en peligro los lugares de anidamiento, lo que provocaba la pérdida de huevos de incalculable valor.

Obligado por la penosa situación, Pérez Izaguirre fundó la Fundación Luz Marina. La misión de la entidad es proteger a las tortugas marinas durante su proceso de puesta de huevos, supervisándolo hasta que las crías realizan su viaje inaugural a las aguas del Caribe. Durante casi dos décadas, ha perseguido incansablemente esta misión.

La visión de una tortuga marina es un espectáculo que nunca deja de asombrar. Los esfuerzos de él y de otros miembros de la comunidad en el marco del Proyecto de Conservación de las Tortugas Marinas han despertado una arraigada admiración por estas antiguas criaturas marinas, habitantes de la Tierra desde hace más de 110 millones de años.

Argenis Pantoja, ecologista de la fundación, revela que la generación más joven se dedica con pasión a la causa. La llegada de las tortugas a sus costas se considera una "bendición". Sorprendentemente, La Sabana alberga cuatro de las siete especies de tortugas marinas existentes: la verde, la carey, la boba y la laúd, todas ellas en peligro de extinción.

A la llegada de una tortuga marina a la playa, los miembros de la fundación realizan la tarea crucial de identificar los nidos en peligro, rescatar los huevos y trasladarlos a un vivero. Los huevos se crían durante unos 55 días hasta que las crías están listas para ser liberadas.

Proceso de liberación

La liberación de las crías es un acontecimiento memorable para la comunidad. Como señala Pérez, se hace hacia las 7 de la tarde, cuando la playa ya no está bañada por la luz del sol, lo que protege a los recién nacidos de posibles depredadores como las aves.

"Cada año liberamos más de 2.000 crías", afirma Pérez. Aunque no todas las crías sobreviven debido a los depredadores marinos y a peligros como la contaminación, los ecologistas creen firmemente en la importancia de sus esfuerzos.

La liberación de las crías también sirve como momento educativo para las generaciones más jóvenes sobre el papel vital que desempeñan estas criaturas en nuestro ecosistema, regresando anualmente a su lugar de nacimiento para comenzar un nuevo ciclo vital.

Como bien dice la fundación: "Estamos librando una batalla por la vida. Estamos concediendo una oportunidad a la vida, y ésa es la magia que la tortuga nos confiere como misión diaria y perdurable.

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