Los pioneros empresarios latinos que dejan huella en EEUU
Estuardo Rodríguez y su esposa Eleonor, dueños de la pionera agencia de viajes Valdemar Travel, se conocieron hace 62 años al terminar secundaria en Trujillo, Perú. Imagen de cortesía

Cuando este domingo 24 de diciembre, los pioneros de Perú, Estuardo y Eleonor Rodríguez celebren la Navidad en familia, lo harán como lo han realizado tradicionalmente desde hace más de medio siglo en el área de Washington, rodeados de familia.

Y cada vez con más miembros. “Nos reuniremos mis cuatro hijos, nueras, yernos, nietos y bisnietos”, sonrió Eleonor. En total son más de 20 integrantes que se sientan a la mesa en la casa de 5 mil 978 pies cuadrados y un acre de terreno, que la pareja de empresarios construyó en Annandale, Virginia, precisamente para recibir a toda su familia y amigos.

Su historia representa la de muchos inmigrantes que alcanzan el éxito en una tierra ajena, con la determinación, esfuerzo y persistencia. Pero los detalles la hacen peculiar.

Estuardo llegó a Washington de manera casual en 1962. “Por un estornudo”, dijo al señalar que pronto explicaría. En ese entonces los hispanos en Estados Unidos eran apenas 4 millones.

Hoy son 63,7 millones, según el Censo. Estuardo tenía 18 años y recién había conocido a Eleonor en la escuela de Trujillo, al norte de Perú. “No éramos ni amigos”, dijo Eleonor. Pero tras cartas de ida y vuelta y visitas a Lima, se enamoraron y casaron cuatro años después a la distancia, también por carta.

Parte de la familia Rodríguez, hijos, yernos, nueras y nietos.
Imagen de cortesía

Con una maleta en la mano y apenas unos dólares en el bolsillo, Estuardo Rodríguez emigró a los 18 años a Washington, DC en agosto de 1962, cuando en el país gobernaba el joven presidente John F. Kennedy; existía la segregación racial y el movimiento civil tomaba auge, con el reverendo Martin Luther King Jr.

La guerra fría estaba en su apogeo y estalló la crisis de los misiles de Cuba, ante el descubrimiento de que la Unión Soviética había instalado en secreto todo un contingente militar en la isla, que incluía 42 misiles, capaces de alcanzar y destruir ciudades enteras en Estados Unidos en minutos.

“En esa época era fácil quedarse en el país. No pedían muchos papeles”, expresó el joven Estuardo, quien contó haber llegado a Estados Unidos de manera casual, más aún a Washington, DC.

Empezó con trabajos sencillos, lavando ropa, carros y limpiando mesas. Años después fue locutor y empresario. Estando casado con Eleonor abrieron una imprenta y editorial que permaneció 40 años y al mismo tiempo emprendieron con la agencia de viajes Valdemar Travel, que llegó a tener más de 30 oficinas en varios estados.

Llegó a EEUU sin pensarlo y a Washington por un estornudo

Al terminar la escuela en la ciudad de Trujillo al norte del Perú, Estuardo le dijo a su padre que quería ir a España para vivir con sus primos, que ya se habían asentado en ese país. Sin embargo, cambió de rumbo, súbitamente.

En ese entonces el país europeo vivía la segunda década de la dictadura de Francisco Franco. “Mis primos me dijeron que no fuera a España porque la situación con Franco no estaba buena”, contó.

Frente a la Embajada de España en Lima se encontraba la Embajada de Estados Unidos. “Entonces le pedí a un tramitador que me ayudara a pedir una visa. Era muy fácil hacerlo en esa época. Uno solo marcaba si la pedía como turista o residente y se la daban”, contó.

Los despidieron de un restaurante por no saber limpiar mesa

El primer trabajo del Estuardo fue en una lavandería, luego en un “carwash” (lavado de autos). Después laboró en un restaurante y contó una anécdota al respecto. “Quería trabajar en un restaurante mexicano-texano limpiando mesas, pero por no tener experiencia no me contrataron”, dijo.

Luego trabajó en un restaurante italiano, “pero me botaron por no saber limpiar”, recordó. Sin embargo, ello le sirvió para regresar al primer restaurante mexicano-texano, diciendo que ya tenía experiencia. “Me contrataron porque ya había trabajado”, sonrió. 

Romance a la distancia 

Estuardo conoció a Eleonor al terminar la secundaria y cuenta con detalle el día que la vio. “Fue amor a primera vista”, dijo al abrazar en el sofá a Eleonor.

“Yo estaba en el auto con mi primo cuando la vi pasar comiendo una manzana. Me impresionaron sus ojos verdes”, contó. Al cabo de los días, la volvió a mirar y su primó lo instó para acercarse y presentarse. Pero, ni bien se conocieron, se separaron. “Él se iba a España y yo me iba a internar en Lima para estudiar enfermería”, dijo Eleonor.

Estuardo y Eleonor Rodríguez, en su casa de Annandale, Virginia, muestran un retrato con sus cuatro hijos, Laura, Estuardo, Patricia y Valdemar, el 17 de diciembre. Imagen de cortesía

Pasaron los meses y al instalarse en Estados Unidos, Estuardo le envió una carta a Eleonor al internado de monjas. “Yo ni siquiera sabía que se trataba de él, porque la carta venía de Estados Unidos, y se suponía que él estaba en España”, narró Eleonor.

Desde entonces empezaron a escribirse, y luego durante una visita de regreso a Perú, se hicieron enamorados. Sin embargo, Eleonor le dio un ultimátum. “Ella me escribió una carta diciendo que quería saber si nos íbamos a casar o no porque tenía pretendientes”, contó al ser interrumpido por Eleonor, quien continuó. “Él siempre ha actuado por despacio y tenía que tomar una decisión”, dijo.

Al cabo de unos días, tras cuatro años de relacionarse, se casaron a la distancia por una carta poder. Más tarde en junio de 1966 la pareja contrajo nupcias en la catedral San Mateo de Washington, DC.

Empresarios y aventureros abren Valdemar Travel

El joven matrimonio emprendió al abrir una imprenta. Paralelo a ello, Eleonor convalidó para ejercer la carrera de enfermera, especializándose en enfermería, mientras que Estuardo se lanzó a la radio como locutor. “Estuve 12 años en la emisora La Grande, llamada antes Radio Latina”.

Al cerrar la radio, un empresario estadounidense le sugirió a Estuardo vender boletos aéreos. “Al principio no me gustó mucho la idea pero luego le hallé el interés y aprendí mucho”, contó.

Como locutor, ya había plantado sus nombres Estuardo Valdemar por lo que cuando abrió la empresa la llamó Valdemar Travel. “La gente ya me identificaba”, dijo.

Eleonor recuerda que los seguidores de la radio iban al local para conocer a Estuardo. “Había expectativa y se formaban colas para saludarlo y comprar boletos”, recordó.

Con el paso de los años, lo que empezó en una pequeña oficina de Washington DC, se amplió a varias sucursales en el área y otras ciudades del país como Los Ángeles, Chicago, Miami y Nueva York.

Bajo el eslogan “Si piensa viajar, llame a Valdemar”, crecieron hasta ser más de 25 oficinas, con 60 empleados.

Valdemar Travel ha sobrevivido el auge del internet y el golpe de la pandemia. “Hemos reducido personal y oficinas. Nuestro fuerte siempre será la atención al cliente”, dijo.

Legado

El matrimonio se enorgullece de su legado, sus cuatro hijos, catorce nietos y siete bisnietos. “Todos nuestros hijos son profesionales y aportan de manera positiva a la sociedad”, expresó Eleonor.

Laura Rodríguez es ingeniera de sistemas; Patricia es trabajadora social; Valdemar trabaja en una estación de televisión y Estuardo es abogado de profesión, pero ejerce como cabildero, es el director ejecutivo de Friends of the American Latino Museum, una campaña para crear el Museo Nacional del Latino Estadounidense y es cofundador de la Asociación de Lobistas Hispanos, entre otras organizaciones que trabajan por la comunidad inmigrante.

El hijo de la pareja, Estuardo V. Rodríguez es el presidente y CEO de Friends of the American Latino Museum, y cofundador de la Asociación de Lobistas Hispanos. imagen de cortesía

Este domingo cuando se sienten alrededor de la mesa, la familia recordará los inicios de sus padres y el ejemplo que han dejado en la comunidad como emprendedores pioneros.

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