El Brennan Center for Justice en la Facultad de Derecho de NYU publicó “El daño oculto del sistema de delitos menores en la ciudad de Nueva York”, un análisis con gráficas sobre el gran costo de los delitos leves, especialmente para las comunidades latinas y negras.
El análisis acompaña el informe en inglés, “Misdemeanor Enforcement Trends in New York City, 2016-2022", que proporciona detalles de los casos por delitos menores en la ciudad de Nueva York donde estos representan cerca del 75 porciento de todos los casos criminales.
En el resto del país, entre 2018 y 2021, los delitos menores también representaron unas tres cuartas partes de los casos penales presentados cada año.
Los delitos menores (misdemeanors en inglés) son el monstruo silencioso del sistema de justicia penal, con decenas de miles de personas multadas, arrestadas o imputadas por día.
Explican los autores Josephine Wonsun Hahn, Gabriella Sanchez y Ram Subramanian, que contrariamente a lo que se suele creer, no son solo los delitos violentos, como los asesinatos y las agresiones físicas, los que llenan el calendario de los tribunales de justicia.
Lo más frecuente es que sean los delitos más leves, como los hurtos en tiendas, la tenencia menor de drogas o las infracciones de tránsito, los que empujan a las personas a entrar en el sistema de justicia penal.
El número de casos de delitos menores va en descenso, pero sigue pesando mucho más sobre las comunidades latinas y negras. Se sigue observando una tendencia preocupante: las desigualdades raciales persisten a la hora de procesar los delitos leves en la ciudad de Nueva York.
Las personas neoyorquinas negras y latinas enfrentaron muchos más casos penales por delitos leves en comparación con su proporción en la población de la ciudad: los latinos componen 29 porciento de la población de la ciudad pero representaron 34 porciento de las personas acusadas en 2022; las personas negras neoyorquinas componen 21 porciento de la población pero representaron casi la mitad (48 porciento) de las personas acusadas.
Para las personas afectadas, las consecuencias de un arresto o una condena por un delito menor no son nada menores. Los casos pueden costar mucho dinero y tiempo en resolverse y pueden restringir el acceso de la persona a un trabajo, una vivienda, atención de salud y educación.
Se encontró también que la actuación policial se concentra en los barrios con altos niveles de pobreza, falta de vivienda, problemas de salud mental, consumo de drogas, escasez de recursos y condiciones comunitarias deficientes, teniendo como resultado un patrón visible en el que el procesamiento penal de delitos leves se concentra principalmente en las personas que viven en esos barrios específicos.
“Si bien la ciudad de Nueva York ha tomado medidas importantes para reformar su sistema de justicia penal, todavía se puede mejorar. Se puede hacer mucho más para resolver los problemas de fondo de la delincuencia, priorizando el bienestar de las comunidades por encima de las medidas punitivas” dicen los autores en "El daño oculto".
Para empezar, la ciudad puede seguir poniendo a prueba y expandiendo sus exitosos programas alternativos y mejores enfoques de la salud del comportamiento y la respuesta a crisis.
"En términos más generales, puede transformar su cultura policial alentando a la policía y al gobierno a trabajar en colaboración con los barrios donde se quiere aumentar la seguridad para diseñar estrategias específicas que les permitan atender las necesidades subyacentes de la comunidad, como la prevención del delito, las oportunidades económicas y las mejoras en la infraestructura física”.
Mireya “Mia” Navarro | Jefa de redacción, Brennan en español | Brennan Center for Justice at NYU Law
646-925-8760 | Mireya.Navarro@nyu.edu
El Brennan Center for Justice en la Facultad de Derecho de NYU es un instituto no partidista sobre política y derecho que trabaja para reformar, revitalizar y, cuando sea necesario, defender los sistemas de democracia y justicia de nuestro país.