La Corte Suprema analizará este jueves si Donald Trump es inmune a ser procesado por acciones que tomó mientras estaba en el cargo. Con esta medida, el ente está en posición de tener una gran influencia en la configuración del poder presidencial y la rendición de cuentas de los futuros ocupantes de la Casa Blanca.
De acuerdo con analistas, la forma en que los jueces han cronometrado y formulado el caso parece tener un impacto mucho más inmediato: retrasar el juicio federal de Trump acusado de intentar subvertir los resultados de las elecciones de 2020 hasta después de las elecciones presidenciales de este año.
Cuando los magistrados optaron por escuchar el caso y programar el argumento para el jueves, en lugar de dejar en pie una decisión unánime de la corte de apelaciones que dio luz verde al juicio de Trump, recalcaron que solo analizarían si los expresidentes están protegidos del procesamiento por acciones tomadas como parte de su mandato oficial.
Pero la acusación del fiscal especial contra Trump incluye una mezcla de conducta oficial y actos privados. Eso significa que es casi seguro que el fallo del tribunal superior creará más trabajo para la jueza del tribunal de primera instancia antes de que pueda acelerar los procedimientos judiciales en el caso de obstrucción electoral del expresidente en DC.
Los posibles escenarios de la decisión de la Corte Suprema sobre Trump
Incluso si la Corte Suprema determina que Trump puede ser procesado, esa investigación adicional de los hechos podría sonar “la sentencia de muerte” para las perspectivas de completar su juicio antes de las elecciones, declaró a The Washington Post una persona relacionada con el tribunal de primera instancia de DC que habló con la condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar en público.
Trump, el presunto candidato republicano, trató de retrasar todos sus juicios hasta después de las elecciones de noviembre, lo que plantea la posibilidad de que, si es reelegido, podría presionar al Departamento de Justicia para que retire los cargos federales en su contra.
Si bien el tribunal federal de Washington pasó meses preparando medidas de seguridad y otros arreglos antes de la fecha original de inicio del juicio, el 4 de marzo, esos esfuerzos se han detenido desde que la Corte Suprema anunció el 28 de febrero que escucharía la apelación.
Desde que Trump asumió el cargo en 2017, funcionarios gubernamentales actuales y anteriores han estado preocupados de que su inclinación por afirmaciones de poder absoluto de alto riesgo pudiera afectar al propio gobierno, lo que daría lugar a fallos judiciales o nuevas leyes del Congreso que debilitaran la autoridad de los futuros presidentes.
Con las demandas de inmunidad ante la Corte Suprema el jueves, se le pide al poder judicial que trace una línea clara sobre lo que un presidente puede o no hacer.
El tribunal superior, con tres nominados por Trump, en general no se ha mostrado receptivo a las afirmaciones de inmunidad del expresidente, obligándolo a cumplir con una citación y rechazando sus esfuerzos por impedir que el Congreso acceda a sus registros fiscales.
Sin embargo, observadores cercanos del tribunal dijeron que varios de los jueces tampoco querrán limitar inapropiadamente a los futuros directores ejecutivos para que no hagan lo que requiere el trabajo.
