A primera hora de la mañana del viernes, las comunidades de Iowa comenzaron a retirar los escombros y a evaluar los daños después de que las fuertes tormentas derribaran árboles y tendidos eléctricos.
Esto se produjo días después de que un tornado en Greenfield destruyera más de 100 casas, matara a cuatro residentes e hiriera al menos a 35 personas. La capacidad de recuperación de los habitantes de estas pequeñas ciudades sigue siendo evidente tras el desastre.
El Servicio Meteorológico Nacional de Davenport, Iowa, advirtió de nuevas tormentas en el Medio Oeste, afectando principalmente a Iowa e Illinois, con posibilidad de granizo y un clima severo. Más de 50.000 personas están ya sin electricidad, y la región se prepara para nuevas perturbaciones.
¿Qué pasó durante los últimos días?
En Oklahoma, un tornado en el condado de Jackson el jueves por la noche dejó una estela de destrucción. El meteorólogo Ryan Bunker, de Norman, Oklahoma, confirmó que un equipo de reconocimiento está evaluando el alcance total de los daños. El tornado provocó la caída de líneas eléctricas, cortes de suministro y grandes daños estructurales.
En Greenfield, la maquinaria pesada rugió mientras los equipos limpiaban el tramo de destrucción de una milla de largo, retirando casas astilladas, vehículos destrozados y árboles rotos.
En medio de las casas relativamente intactas, el impacto del tornado, con vientos que alcanzaron los 185 mph (115 kph), contrastaba fuertemente el clima en el Medio Oeste. Los residentes están lidiando con la rápida destrucción de sus hogares, con muchos lamentando sus pérdidas y otros agradecidos por sobrevivir.
La gobernadora Kim Reynolds agradeció el abrumador apoyo de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) y solicitó la declaración de catástrofe para varios condados.
Con tres tornados significativos abriendo camino a través de Iowa, con un total de 130 millas, hizo hincapié en la urgencia de la ayuda en caso de catástrofe. La administradora de la FEMA, Deanne Criswell, expresó que buscarán una rápida tramitación de la ayuda, incluido el alojamiento temporal para los desplazados.
Testimonios de los afectados
Dean y Pam Wiggins se encontraban entre los afectados. Su nieto, Tom Wiggins, rebuscó entre los escombros de su casa, atesorando cualquier objeto rescatado y recordándoles como miembros queridos de la comunidad.
Bill Yount relató su angustiosa experiencia esperando a que pasara la tormenta en un armario. "El tejado se levantó y volvió a caer de golpe, luego las ventanas volaron por los aires", recordó. En sólo 40 segundos, su mundo cambió radicalmente. El tornado levantó su garaje, dañó sus paredes interiores y dejó una furgoneta negra sin reclamar en su patio.
Ginger Thompson, de 79 años, sobrevivió a pesar de no poder llegar a su sótano debido a su silla de ruedas. Su hija, Sherri Beitz, expresó el inmenso alivio de que su madre estuviera a salvo, subrayando que "las casas se pueden reemplazar" pero las vidas no. La gratitud por las vidas salvadas es un sentimiento común entre los vecinos.
Colton Newbury, ausente durante la tormenta, regresó corriendo desde Des Moines para encontrar su casa reducida a unos meros cimientos.
Su mujer y su hija de 10 meses se habían refugiado en el sótano de un primo, escapando por poco de la furia de la tormenta. Casas a lo largo de su manzana corrieron una suerte similar, con hogares enteros arrancados de raíz.
Los destructivos tornados dejaron más de 202 casas en ruinas, sobre todo en Greenfield y sus alrededores. Las empresas y otras estructuras, como el hospital de Greenfield, también sufrieron grandes daños.
Los residentes comprenden que el camino hacia la recuperación es largo. Con más tormentas en el horizonte, los habitantes de Iowa y Oklahoma muestran un espíritu inquebrantable para reconstruir y curarse de la ira de la naturaleza.
