En Norman, Oklahoma, se aprobó la construcción de casas diminutas como unidades de vivienda accesorias (ADU) en propiedades residenciales, reseña KOCO.
Esta decisión con visión de futuro del Ayuntamiento de Norman pretende diversificar y mejorar las opciones de vivienda asequible, marcando un punto de inflexión respecto a las restricciones anteriores contra este tipo de desarrollos innovadores de vivienda.
El alcalde Larry Heikkila expresó su apoyo a la iniciativa y declaró: "Restringir lo que la gente puede hacer en su propiedad parece innecesario. Creo que estas casas diminutas se integrarán en nuestra ciudad de forma pensada, sin abrumarla".
La concejala Helen Grant destacó el aspecto de la asequibilidad, subrayando la importancia de reconocer las variadas situaciones financieras de los residentes. "La asequibilidad es relativa. Para alguien que gana 900 dólares al mes, esto es asequible, pero para quienes tienen un presupuesto mensual de 500 dólares, no lo es. Necesitamos soluciones como las viviendas de la Sección 8 para salvar esta brecha", explicó Grant, abogando por un enfoque de varios niveles para las soluciones de vida asequibles.
La introducción de las ADU viene acompañada de una normativa específica para garantizar que se integren en la estética urbana de Norman. Estas casitas no deben superar la altura de la residencia principal, están limitadas a 650 pies cuadrados y no pueden ser casas móviles. Este marco normativo está diseñado para garantizar que las casas diminutas enriquezcan la comunidad sin restarle encanto ni valor a la propiedad.
Aunque la iniciativa invita a los propietarios de viviendas en zonas unifamiliares a explorar la posibilidad de añadir casas diminutas, las asociaciones de propietarios pueden imponer sus propias restricciones, lo que podría afectar a la adopción más amplia de ADU.
La respuesta de la comunidad a la iniciativa de casas diminutas de Norman ha sido variada. Muchos residentes acogen con satisfacción la adición, viéndola como un paso vital para aliviar la carga de los altos costes de alquiler. El alcalde Heikkila destacó las ventajas económicas, diciendo: "Para los que trabajan en empleos con salarios bajos, como en bares o restaurantes, permitirse un apartamento de 1.000 a 1.500 dólares está fuera de su alcance. Una casita de 800 dólares podría ser la solución que necesitan".
