La festividad de Halloween supone un gran desafío para los niños diabéticos y celíacos, especialmente para aquellos que acaban de ser diagnosticados de alguno de estos dos desórdenes metabólicos y no se resignan fácilmente a ver recortada su alimentación y a que otros disfruten lo que a ellos se les prohíbe.
Aunque los disfraces y los juegos alegóricos son los grandes protagonistas de la “noche de brujas”, esta celebración está sumamente enfocada a la comida, lo que obliga a los padres a tomar una serie de precauciones y mantener cierta planificación y una dosis de ingenio para garantizar la seguridad de sus hijos con problemas.
“Dulces, bollería, tartas, refrescos, postres… Estos y otros alimentos “festivos” pueden ser un riesgo para niños y jóvenes diabéticos o celíacos. No obstante, pueden disfrutar de Halloween si se siguen una serie de consejos básicos”, señala Aminie Filippi Asís, experta en gastronomía y nutrición.
En lugar de las típicas excursiones callejeras y visitas del “truco o trato”, algunas familias organizan sus propias fiestas de Halloween para los niños.
“La opción de convertirse en anfitrión permite que los padres controlen los dulces y productos que se ofrecen a los asistentes, asegurándose de que sean aptos para celíacos. Aunque esto requiere más gastos y planificación, porque una variedad de productos sin gluten es más costosa y difícil de conseguir. Pero con un hijo con ese problema, todo ese esfuerzo y complicación valen la pena”, señala Filippi Asis.
Según esta experta “las madres más entusiastas y con tiempo disponible para mezclar ingredientes y utilizar el horno, disponen de una gran variedad de recetas de cocina “sin gluten” con las que pueden hacer las delicias de sus hijos y visitantes, que siempre agradecerán la repostería casera”.
Algunas escuelas realizan sus propias fiestas de Halloween. “En ese caso —según Filippi Asís— los padres de niños celíacos pueden ponerse de acuerdo para adquirir dulces y aperitivos que no contengan gluten, y colocarlos en una mesa o bandejas bien identificados y localizados en un sitio especial”.
“Aunque otros padres llevarán su propia comida, al menos se podrá ofrecer a los niños con este desorden un buen surtido de productos sin gluten como para que disfruten la fiesta sin sentir que se están privando de algo”, señala la experta en nutrición.
Para algunos niños, el objetivo del “truco o trato” es recolectar la mayor cantidad posible de caramelos y dulces. Para evitar que su hijo sufra por no poder probarlos, la especialista en dietas sin gluten Jane Anderson, del portal estadounidense About.com, sugiere tener a mano golosinas sin gluten, para canjeárselas por las que haya conseguido en sus excursiones por el vecindario.
“Incluso puede convertirse este intercambio en un divertido juego, con sus propias reglas”, según Anderson, quien además sufre el trastorno celíaco.
De acuerdo a esta experta no todos los elementos del truco o trato, han de ser comestibles, porque lo que también pueden canjearse las golosinas obtenidas por los niños por pequeños juguetes, animales o flores de plástico, tatuajes adhesivos u otras baratijas, adquiridas en la tienda económica de su barrio.
Para distraer la atención de los niños, según Anderson también puede enfocarse la celebración en los disfraces y las máscaras. “En Halloween la imaginación de los niños se dispara al saber que pueden disfrazarse prácticamente de todo aquello que deseen. Si se estimula este aspecto de la celebración, poniendo energía en elaborar un buen disfraz junto con los pequeños, ayudará a que las golosinas pasen a un segundo plano”.
En el caso de los niños diabéticos, según Filippi Asís, “puede consultarse con el pediatra, nutricionista o educador en diabetes, para ver si permite al pequeño consumir algunos dulces dentro del programa de alimentos para esta celebración.
“Como los dulces de Halloween no caducan hasta semanas o meses después de adquiridos, puede llegarse a un acuerdo con el niño para que los consuma durante los días posteriores a la festividad, en vez de tomarlos de una sola vez”, aconseja.
Algunos padres “compran”, al finalizar la jornada, los dulces recolectados por sus hijos, dándoles dinero a cambio de esas golosinas.
“En todo caso, han de acordar con sus hijos, revisar los dulces antes de ingerir ninguno de ellos. Mientras los inspeccionan pueden ir decidiendo cuáles de ellos pueden intercambiar por dinero u elementos no comestibles, y cuáles pueden guardar para comerlos más adelante”, dice Filippi.
Según la experta en nutrición “es preferible que estos dulces de Halloween se mantengan a buen recaudo, fuera de la vista. Así se evitará el riesgo de que el niño los engulla por un impulso repentino o una punzada de hambre”.
“Durante el ajetreo de Halloween es fácil que los pequeños se descontrolen y, si están con el estómago medio vacío, es más probable que los tienten los dulces. Si les da una buena, deliciosa y nutritiva comida antes del ‘truco o trato’, y están medianamente saciados, las golosinas no los atraerán tanto”.
De acuerdo con la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) los pequeños con diabetes pueden permitirse hacer ‘truco o trato’ de casa en casa y probar algunos dulces y carbohidratos, siempre empleando la moderación, tomando precauciones y consultando antes al personal médico, para incorporarlos al plan de comidas sin correr riesgos.
“Si piensa que su hijo necesita chequearse su nivel de glucosa mientras está afuera, jugando al “truco o trato”, recuérdeselo antes que se vaya o asegúrese que lleve un teléfono móvil, para reunirse con él y realizarle un chequeo rápido con el glucómetro en algún punto del recorrido”, señalan desde la ADA.
“Sugiérale a su hijo que elija unos pocos dulces, sus favoritos, y cámbiele el resto por un regalo o dinero. Si su hijo comió caramelos, recuerde contar esos carbohidratos en su plan de comidas, chequear su nivel de glucosa y planificar más actividad física para ayudar a contrarrestar cualquier elevación no deseada”, aconseja la ADA.
Según esta asociación estadounidense, realizar un poco de actividad física extra en Halloween y los días siguientes podría permitir al niño ingerir algunos dulces sin necesidad de inyectarse insulina complementaria.