No hay que saber de jazz para entender a Eddie Palmieri. Solo se necesita saber sentir lo sexy y complejo de los ritmos latinos. Entonces él se encarga de transportarnos a la compañía de ídolos y amigos, como los grandes Miles Davis o McCoy Tyner.
Eddie Palmieri 50 aniversario

EL MúSICO GLOBAL
Eddie Palmieri se presenta en Washington, DC, el viernes 1 y sábado 2 de noviembre en Bethesda Blues & Jazz Supper Club —7719 Wisconsin Avenue, Bethesda, MD, 20814— Telf. 240-330-4500.
1961. Funda la orquesta “La Perfecta” que contaba con una sección para trombones en lugar de trompetas lo que les valió ser conocidos como “la banda con los elefantes locos rugiendo”.
1975. La primera vez que la Academia estadounidense concedía un Grammy a la música latina. El disco de Palmieri: “The Sun of Latin Music”.
1988. El Smithsonian graba dos conciertos de Palmieri para el catálogo del Museo Nacional de Historia Americana.
1993. Es nombrado al “Board of Governors” del capítulo de Nueva York de la Academia Nacional de Ciencias y Artes de la Grabación.
2000. Doblete: Latin Grammy y Grammy por lanzar junto con Tito Puente “Obra Maestra/Master Piece”.
2013. El 21 de noviembre recibirá en Las Vegas el “Latin Recording Academy Lifetime Achievement Award”.
“Todo salió de Cuba”, cuenta Palmieri. En la nostalgia del blues está la añoranza de los tambores que no se permitieron en Estados Unidos. Pero poco a poco, el ritmo se abre paso y Arsenio Rodríguez pone tres trompetas, congas y bongos, bajo y piano para que surja “el conjunto”. Así se llega a Tito Puente y Tito Rodríguez.
Al final, la gran música global son los ritmos latinos: la armonía del jazz con los patrones más excitantes que son los patrones bailables de la salsa. Y todo empezó en el año 1948 con el encuentro entre el creador de la salsa y el jazz afrocubano, Machito, y el trompetista de jazz Dizzy Gillesppie.
El maestro Palmieri habla con pasión y soberanía: “Los músicos de jazz me tienen respeto porque mi forma a ellos les excita”, dijo Palmieri en conversación con El Tiempo Latino. Esa es la clave: producir energía.
“Sex and danger are the exciters (el sexo y el peligro son los excitadores)”, comentó el maestro haciendo referencia a esa necesidad de combinar la “tensión y resistencia” musical para llegar a ese “climax” del que la música actual está tan necesitada.
“Por eso el latin-pop es un desastre y nos duerme”, se lamentó Palmieri. “Nadie va a ningún lado (en el latin-pop), no hay energía”. ¿Y qué se va a escuchar en Bethesda el 1 y 2 de noviembre? “Potencia concentrada, candela en la tarima”. dijo.
En conversación, Palmieri es tal cual se proyecta en escena: carismático, audaz e imprevisible. Tiene siempre la frase o la nota para sorprenderte. Sabe salir del blues con la vibrante complejidad sonora de su Caribe.
Y si se le recuerda al maestro que su generación nos va dejando y nadie recoge la antorcha, en lugar de lamentarse, Palmieri responde que la solución es simple: “Hay que volver a nacer”.
Nació en el Harlem Latino en 1936; pero él asegura que desde que cumplió 50 cuenta de a uno, “así que tengo 26 años”. Son más de 50 años como líder de orquesta y como referencia súper galardonada en el jazz latino y la salsa. Son nueve Grammys en su haber. Es uno de los pocos latinos en formar parte del National Endowment for the Arts Jazz Masters Award y el próximo 21 de noviembre, en Las Vegas, recibirá el Latin Recording Academy Lifetime Achievement Award.
Empezó a tocar de niño. Poseído por un deseo de tocar la batería, Palmieri se unió a la orquesta de su tío a los 13 años donde tocó los timbales. “A los 15 fue adiós timbales y regreso al piano hasta el día de hoy. Soy un percusionista frustrado, así que me desquito con el piano”, enfatizó Palmieri.
Su discogafía incluye 36 títulos y cuando en 1975 recibe su primer Grammy por “The Sun of Latin Music”, fue la primera vez que la Academia de Estados Unidos de las Artes y Ciencias de la Grabación reconocía oficialmente a la música latina.
La avalancha de Grammys continuaría, pero fue especialmente emocionante para él recibir en el 2000, tanto un Grammy como un Latin Grammy, por el lanzamiento con Tito Puente de “Obra Maestra/Master Piece”.
Su instinto innovador lo llevó a formar su propia banda, “La Perfecta”, en 1961. Fue una banda única porque tenía una sección de trombones en vez de trompetas, algo raro de encontrar en música latina, lo que les valió ser conocidos como “La banda con los elefantes locos rugiendo”.
“Siempre quise ser director de orquesta, pero me encontré con las armonías del jazz y entré en otro mundo”, contó Palmieri a quien el Instituto Smithsonian grabó dos conciertos para el catálogo del Museo Nacional de Historia Americana. En el maestro no hay nada de antiguo, sino mucho de presente intenso. Por eso nos recordó lo que le dijo Vicentico Valdés: “Es peligroso estar vivo; pero muerto no se puede vivir”.