En enero de este año, Gloria Johana Sierra, recibió una emotiva carta del alcalde de Texiguat, en Honduras. El alcalde Lorenzo Arturo Sierra le agradecía en nombre de “los niños y padres de la aldea Tamayupo” por la emoción que sintieron todos al recibir los juguetes, el día 5 de enero, y conseguir que San Nicolás o Santa Claus visitara el lugar. Gloria hacía así realidad un sueño: conseguir que los niños se ilusionaran con Santa. “Algo que yo nunca tuve en mi niñez”, dice.
“Planifico el día que se va a realizar la actividad. Convoco a los niños con su familia y empezamos a realizar una tarde cultural con concursos (encostalados, huevo en cuchara…) en los cuales se da premios al ganador. También se les brinda un plato de comida y refrescos a todos los asistentes y se revientan piñatas con los niños. Luego, de repente, aparece San Nicolás quien comienza a entregar los regalos, uno por uno, llamándo a cada niño por su nombre. También se les da mochilas con útiles escolares a los niños que están en la escuela. Es una satisfacción poder ayudar a estos niños que están en el olvido. Le doy gracias a Dios por la oportunidad que me da de servir a los que me necesitan. En enero de 2015 quiero llenar un contenedor con más ayuda. Sé que puedo hacerlo”. —Gloria Sierra, Presidenta de www.glofoundation…
Gloria nació y creció en Tegucigalpa de una madre soltera.
“Durante mi niñez, mi madre trabajaba y estudiaba por la noche. Crecí en la pobreza pero rodeada de amor. Las únicas vacaciones que mi madre me podía dar era mandarme a la casa de abuelita en una aldea en la que no había electricidad o agua potable”, cuenta Gloria.
Luego su madre emigra a Estados Unidos y Gloria queda, con 7 años, a cargo de una tía que se convierte en su “segunda madre”. Con el tiempo, la madre de Gloria se casa con un estadounidense y “da a luz a mis dos hermanitos”.
“Llegué a este país a los 11 años sin saber inglés. Fui a una escuela en la cual yo era la única que hablaba español y fue muy difícil ajustarme a una nueva cultura, nueva escuela y hasta a una nueva familia”, explica y añade que seis meses después “ya podía hablar, leer y escribir inglés” y comenzó a ver el cambio en su vida. “Crecí con unos padres amorosos, y con el conocimiento de Dios. Mi madre y mi padre son mis ídolos: ellos me enseñaron a ser agradecida, luchadora y siempre ayudar a los necesitados”.
En la Universidad decidió contabilidad y hoy es una profesional con 10 años de experiencia. “Trabajo con personas que son más que mi compañeros de trabajo, mis mentores”, dice con orgullo.
“Gracias a ser bilingüe y profesional he tenido la oportunidad de regresar a Honduras y a mi aldea humilde todos los años, y me he dado cuenta que las cosas no han cambiado mucho desde mi niñez”. Gloria recuerda su tristeza cuando llegana la Navidad y pensaba que San Nicolás solo visitaba a los niños ricos, no a los pobres.
Ese sentimiento la llevó a crear la “The Glo Foundation” en 2011 (www.glofoundation.org) que representa “luz, esperanza y felicidad”.
“Gracias a poder vivir en este país, me propuse ayudar a esos niños necesitados. Comencé con la aldea donde pasé mi niñez, averigüé la cantidad de niños que había y durante el año empecé a comprar juguetes para cada uno de ellos: quería que San Nicolás fuera el que entregara los regalos llamando a los niños por su nombre”, cuenta Gloria y se emociona al explicar cómo un niño caminó más de una hora “cargando un saquito de frijoles en agradecimiento por poder conocer a San Nicolás”.
“Mirar como los ojos de estos niños se iluminan al ver a San Nicolás y ver la alegría, los abrazos y los besos de estos niños no se compara con nada en el mundo”, dice. “Esta es la razón de mi existencia, y por el resto de mi vida me dedicaré a ponerle sonrisas a cada niño necesitado en aldeas de Honduras”, concluye Gloria mientras parece que la voz se le quiebra de emoción pero también de determinación.