A los 80 años, Dan Winship, médico y profesor, tiene una última y agridulce oportunidad de enseñar algo sobre medicina. Sólo que esta vez él es el sujeto a ser estudiado. Winship sufre del mal de Alzheimer y le está dando a un estudiante la posibilidad de estudiar de cerca los efectos desastrosos de una enfermedad que afecta a millones de personas.
Los dos son parte de un programa de “compadres” (buddies, en inglés) que vincula a futuros médicos con pacientes con problemas de demencia. La Northwestern University ideó este programa, que ha sido adoptado por varias otras instituciones educativas. Además de ofrecer al estudiante una perspectiva única de un mal con el que tendrán que lidiar a lo largo de sus carreas, el programa le da al paciente la sensación de que está haciendo algo útil y la posibilidad de mantener relaciones sociales antes de perder por completo la lucidez.
Winship y su “compadre”, el estudiante de primer año de medicina Jared Worthington, están entablando una amistad mediante cenas, visitas a museos y charlas sobre la carrera de Winship y los planes de Worthington.
Los programas de este tipo ayudan a eliminar el estigma asociado con el Alzheimer y ofrecen una oportunidad única para que los estudiantes de medicina se informen sobre los males de los ancianos y la demencia, expresó Bech Kallmyer, vicepresidente de la Asociación del Alzheimer que supervisa las relaciones con el exterior.
La Asociación informó el año pasado que estos programas aumentan los conocimientos de los estudiantes mucho más allá de lo que aprendan en las aulas.
Aproximadamente el 75% de los estudiantes que participan en ellos se especializan en campos relacionados con el Alzheimer, de acuerdo con la directora de ese programa Darby Morhardt.