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Visión positiva para la madurez

Mujer madura, una visión positiva.

Claves para vivir la etapa de la menopausia con la máxima plenitud y aprender a disfrutar esos años sin temor al rechazo ni preocupación por la incomprensión de los demás.

“Hace unos años, cuando la esperanza de vida femenina se situaba en 62 años, la menopausia era poco deseada por muchas mujeres, por miedo a los cambios corporales y emocionales que se producen y porque casi marcaba el fin de la vida, señala Montse Roura”, directora de la asociación “Ella y el abanico”.

“Hoy, debido a que la esperanza de vida supera los 80 años y va en aumento, esta percepción ha cambiado y la menopausia se ha convertido en la etapa más larga de la vida de las mujeres, aunque todavía es desconocida y está llena de tabúes, dudas y estereotipos”, añade Roura.

“Ahora las posibilidades de vivir esa etapa con plenitud y disfrute son infinitas porque, para empezar, no hay que preocuparse más de los embarazos no deseados, por lo que podemos vivir nuestra sexualidad plenamente”, señala Roura.

Según Roura, dos de los tabúes de la menopausia son el rechazo y la incomprensión que, según esta entidad, viven un 40 por ciento de las mujeres, sobre todo entre los 45 y 50 años.

“La sociedad premia exageradamente la juventud como si se tratase de un logro personal, pero ser joven no tiene mérito”, señala a Efe Margarita Legorburu, que es médica y acupuntora, participante en el fórum ‘Mujer y Menopausia’, un ciclo de conferencias y talleres que organiza ‘Ella y el abanico’ en distintas ciudades. “Ahora hay señoras estupendas de 50 y 60 años en adelante, con dinamismo y poder adquisitivo, que el marketing y la publicidad ya reconocen como un grupo de consumo emergente”, según Legorburu, responsable médica de la Unidad de acupuntura de la Clínica Sant Josep de Vic y máster en Programación Neurolingúistica (PNL).

Para Legorburu, la sensación de rechazo tiene más que ver, en general, “con lo que la misma mujer piensa que los otros piensan de ella, que con lo que realmente piensan los demás”.

“Muchas mujeres añoran la figura que ya no tienen y hay síntomas como  la sudoración profusa que, a veces, son evidentes y visibles aumentando el miedo al rechazo”, añade.

“Hay cambios hormonales y energéticos innegables en el cuerpo y, aunque en algunos casos crean situaciones problemáticas, no ocurre siempre, no tienen por qué ser de gran intensidad”, recalca.

“Los otros van a ver una mujer hermosa, segura, simpática y convencida, aunque acalorada”, señala Legorburu, para quien “es importante estar lo mejor posible de salud, y el resto hay que relativizarlo, ya que tener alguna arruguita o algún kilito de más, es bastante normal…es ley de vida”.

“Por ejemplo en una sala de teatro es frecuente observar a un montón de mujeres abanicándose, pero lo único que provoca es una sonrisa de solidaridad entre las semejantes”, apunta Legorburu.

“A unas mujeres la vida las habrá tratado mejor que a otras en el aspecto externo, pero la impresión que se llevan de ellas los demás es de si se sienten contentas o no con su vida, y eso no depende de las hormonas, si no de la actitud”, explica.

En una cita a ciegas con un hombre esta médica también aconseja relativizar, ya que seguramente “él” se siente como ella y sabe que no es como antes, ya que “solo sirve ser natural, ser uno mismo”.

“Y si te apetece ir a bailar ‘zumba’, ¿Qué más te da lo que piensen los demás? ¿Te vas a quedar en casa? Te pueden quedar 30 años de vida por delante ¡y se pueden hacer muy largos!” enfatiza.

“Otro miedo frecuente es el relativo a las relaciones, pero puede ser una época de ‘gran sexo’, sin complicaciones y con mucha gratificación, en la que se puede pedir orientación a muchos profesionales sobre las dificultades físicas y hay que usar el sentido del humor para que la cosa funcione y perder los complejos”, dijo.

Según Legorburu, los hijos pueden ser muy duros juzgando a su madre pero ellos tienen su vida, y ella tiene derecho a vivir al máximo la suya. “¿Qué mejor ejemplo puede ofrecerles que el de ser una madre que se mima, que se gusta y que se quiere a sí misma, y a la vez que los cuida y quiere a ellos?”, reflexiona. “A veces en el entorno cercano de la mujer puede surgir cierta incomprensión, de su pareja, familia, amigos o compañeros de trabajo, ante las fluctuaciones de la libido, cambios de humor, alteraciones físicas u hormonales o la desconcentración, olvidos y cansancio que pueda experimentar”, concluyó Legorburu.

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