El presidente tiene el derecho de poder despedir al Director del FBI. Pero deshacerse de James Comey – especialmente en este momento – podría ser contraproducente para el Presidente Donald Trump, ya que es mas probable que un fiscal especial independiente se encargue de la investigación acerca de si miembros de la campaña de Trump trabajaron con el gobierno de Rusia para inmiscuirse en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

Vamos a evaluar cómo esto podría jugar en contra de Trump:


1) Los Republicanos del Senado no pueden justificar el por qué Trump despidió a Comey.

Los Demócratas están seguros de que Trump despidió a Comey para deshacerse de la persona que estaba investigando su campaña.

Chris Van Hollen tuiteó: Despedir a Comey tiene el fétido hedor de ser un intento de detener una investigación andante acerca de la coalición entre la campaña de Trump y los Rusos.

No estamos seguros de lo que piensan los Republicanos. Y es importante si los Republicanos van a decidir si pueden justificar el despido de Comey. No se permite la obstrucción de los nominados que presente el Presidente desde que los Demócratas lo eliminaron en 2013. Los Republicanos tienen la mayoría del Senado, lo que significa que pudieran aprobar al nominado de Trump a pesar de las objeciones de los Demócratas.

¿Pero querrán?

Algunos, como el Senador Richard Burr, Republicano por Carolina del Norte y Presidente del Comité de Inteligencia del Senado, no están dando a Trump el beneficio de la duda con respecto a la razón por la que despidió a Comey.

Richard Burr tuiteó: Estoy preocupado por el momento y el razonamiento de la terminación del Director Comey.

Richard Burr también tuiteó: Dir. Comey ha sido más abierto con la información que cualquier otro Director de la FBI que pueda recordar en mis años en el comité de inteligencia del Congreso.

Richard Burr tuiteó: Su destitución, creo, es una pérdida para la Oficina y la nación.


Otros como el Senador Lindsey O. Graham, Republicano por Carolina del Sur, están dando el beneficio de la duda al presidente: Comey ha cometido varios errores con implicaciones políticas (emails de Hillary Clinton) por lo que quizás es mejor comenzar de nuevo, dicen.

Los Republicans solo tienen una pequeña mayoría, 52 votos de los 100 miembros del Senado, por lo que Trump necesita a cada uno de ellos para que las cosas se hagan a su manera. No ayuda que el propio equipo de trabajo de Trump esté teniendo problemas explicándole a los reporteros por qué Comey fue despedido ahora. El Jefe de Prensa, Sean Spicer, literalmente se escondió el martes en la noche en la Casa Blanca en vez de informar a los reporteros.

Trump tuiteó: Comey perdió la confianza de casi todo el mundo en Washington, tanto de Republicanos como Demócratas. Cuando las cosas se calmen me vendrán a agradecer.

2) Trump nomina a alguien que es abiertamente político

Comey fue despedido hace muy poco tiempo y no está claro quien sería esta persona. Pero incluso algunos de los Republicanos más partidistas de Washington han instado al presidente a elegir a alguien “de mentalidad independiente”.

Hay un consenso en el Congreso de que la FBI está supuesta a estar por encima de la política, por la misma razón por la que hay un consenso en los Estados Unidos de que la corte no se debe politizar: la justicia debe ser ciega, no Republicana o Demócrata.

Por supuesto, la justicia está el ojo de quien la mira. Cuando Trump nominó a Neil M. Gorsuch a la Corte Suprema, los Demócratas lo denunciaron por lo que veían como un juez de ideologí de derecha. Los Republicanos lo aplaudieron por su supuesta imparcialidad.

Gorsuch seguramente decidirá importantes casos para América, pero debido a que el Director de la FBI se encontraba en el medio de descubrir de qué manera Russia puso sus dientes en las elecciones de los Estados Unidos, podría haber más presión por parte de los Republicanos para que Trump designe a alguien que todo el mundo concuerde que es independiente.

Si no lo hace, podría llevar a nuestro próximo paso en este proceso.

3) El Congreso decide designar a un Fiscal especial o comité independiente para el caso de Rusia.

Una recapitulación rápida de donde nos encontramos: 1 (no ser capaces de justificar el despido de Comey) + 2 (no poder justificar el reemplazo que quiere Trump) = 3 (la decisión de poder aceptar la investigación de la FBI).

Varios comités del Senado y la Casa de Representantes están hasta las rodillas con investigaciones propias acerca de la inmiscusión de Rusia y posible coalición de Trump, pero al menos una ya ha sido envuelto en política. El público tiene baja confianza de que el Congreso pueda llevar esto de manera justa. Una encuesta de abril del NBC- WSJ encontró que 73 por ciento de los americanos quieren una investigación independiente.

El Congreso puede colocar a una comisión independiente, como se hizo ante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, para ver qué ocurrió. La Comisión no puede acusar por crímenes pero es la herramienta más independiente que tiene Washington para investigaciones.

El Congreso (o la administración de Trump) podría también elegir un fiscal especial, normalmente fuera de los confines del gobierno, para investigar potenciales malas conductas y procesar de ser necesario.

Los dos tomarían acción en el Congreso. A pesar del apoyo público por algo más independiente que el FBI o el Congreso para la investigación, no hay evidencia de que Republicanos del Congreso quieran comenzar esa agresiva investigación.

Aún así.

Si Trump no hace nada para aliviar las preocupaciones de los Republicanos del Senado de que su decisión de despedir a Comey fue política, es fácil ver cómo los Repuplicanos lleguen a la conclusión de que tengan que tomar cartas en el asunto para asegurar la imparcialidad de la investigación.

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