El ataque por parte de Stephen Paddock en octubre de 2017 en Las Vegas, hecho que acabó con la vida de 58 personas, marcó un antes y un después en el reglamento de porte de armas en Estados Unidos.
Este 18 de diciembre, el Departamento de Justicia estadounidense confirmó que los dispositivos capaces de acelerar el número de disparos de armas semiautomáticas serán prohibidos.
La acción llega, según recuerda la agencia de noticias EFE, luego de aquel lamentable acto de barbarie en el que el hombre usó uno de estos, elemento capaz de dar salida a nueve balas por segundo.
Matthew Whitaker, fiscal general en funciones de Estados Unidos, confirmó la noticia.
“Estamos siguiendo fielmente el liderazgo del presidente (Donald) Trump al dejar en claro que los ‘bump stocks’ (modificadores de armas), que convierten armas semiautomáticas en ametralladoras, son ilegales”, dijo.
Así, esta normativa da un plazo de 90 días desde su publicación para que los mismos sean entregados o destruidos.