Aunque ya se está cerrando el año 2018, en El Salvador apenas se calientan los motores en una campaña que busca definir al próximo presidente del país con unas elecciones que se realizarán el 3 de febrero de 2019.
En el escenario de estos comicios encontramos al excanciller Hugo Martínez con el partido oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) luchando por el tercer período consecutivo de su tolda en el Ejecutivo contra varios candidatos opositores entre los que destacan Carlos Calleja, por el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA); Josué Alvarado por el nuevo partido VAMOS; y el aspirante que lidera las encuestas Nayib Bukele, del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).
Aunque aún es temprano para hacer proyecciones, el FMLN se está enfrentando a una serie de aspectos que han afectado la imagen del partido lo suficiente como para perder la silla, tal como pasó en las legislativas celebradas el pasado marzo, con las que sufrieron una derrota inminente.
Además, Salvador Sánchez Cerén tiene un 59% de desaprobación y es el presidente peor evaluado desde 1989, según la última encuesta de CID-Gallup. Por lo tanto, el partido de centro izquierda tuvo que postular a su militante más diplomático para lograr mayor aceptación, a pesar de la diatriba interna. Sin embargo, hay dos aspectos que han ocurrido durante la campaña que no los han ayudado.
En primer lugar, se han registrado una serie de vuelos sospechosos que ha recibido El Salvador de aviones que pertenecen a la estatal petrolera venezolana Petróleos de Venezuela (PDVSA) que han estado caracterizados por un hermetismo de las autoridades que no han proporcionado información sobre esto, a pesar de que prometieron hacerlo. Martínez ha intentado desligarse del régimen de Nicolás Maduro, pero hasta ahora, eso no ha surtido efecto.
Y en segundo lugar, el propio candidato del partido se ha visto envuelto en un escándalo después de que se revelara la entrega de pasaportes diplomáticos a personalidades relacionadas al expresidente solicitado por el desfalco de 351 millones de dólares, Mauricio Funes, mientras Martínez se desempeñaba como canciller.
A pesar de haber dicho que no poseía conocimiento sobre tales documentos de identidad que otorgan una serie de beneficios para quien los posee, esto ha disminuido la confianza entre los seguidores el partido y del candidato.
El principal partido opositor, ARENA, postuló a un empresario llamado Carlos Calleja que desde el inicio de la campaña ha buscado recorrer el país con una campaña de acercamiento que propone ideas frescas enfocadas en trabajo para los salvadoreños y el crecimiento económico. Además es el único candidato que tiene una propuesta concreta contra la inseguridad que es uno de los aspectos que más preocupa a los votantes.
No obstante, es ampliamente criticado por no lograr una conexión con la sociedad y por una alianza que hizo ARENA con dos partidos, PDC y PCN, que se encuentran involucrados en un caso de corrupción.
Bukele, el disidente más querido
El candidato que ha mantenido esta campaña agitada es Nayib Bukele, que se ha desempeñado como alcalde en dos oportunidades: Nuevo Cuscatlán y San Salvador. Su carrera política la estuvo llevando de la mano del FMLN hasta que fue expulsado del partido en octubre 2017 por el Tribunal de Ética después de “violentar los principios” de la tolda roja.
Por su parte, el exalcalde siempre había declarado que nunca se le vería en las filas de otro partido, sobre todo de los opositores, pero en esta oportunidad se está postulando a la presidencia con GANA.
“A mí nunca me verán en las filas de GANA o ARENA (…) Mi corazoncito está a lado izquierdo; eso no es posible”.
Sin embargo, en otra entrevista también dijo que “para llegar a ser candidato presidencial tenés que vender mucho para llegar ahí. O sea, tenés que mover mucho la cola, tenés que vender mucho tus principios”.
GANA fue el partido del expresidente Elías Saca, que está actualmente enjuiciado por enriquecimiento ilícito con dinero público y lavado de dinero, pero esto no ha sido suficiente para manchar el nombre de Bukele, como ha sido con Calleja, porque es el favorito en las encuestas.
La encuestadora UFG otorga el 31.4 % de los votos al partido GANA, el 22.9% a ARENA, y el 11% al FMLN mientras que la realizada por CID-Gallup dan también ganador a Bukele pero con el 41%, seguido de Calleja con el 21%, para finalmente dar un 7% a Martínez.
Otro aspecto de su candidatura que ha sido atípico, es que no ha otorgado entrevistas a medios de comunicaciòn y envía a su compañero de fórmula Félix Ulloa, reconocido abogado y analista político. Asimismo, optó por no asistir al debate presidencial que se realizó en la Universidad de El Salvador porque prefería uno organizado por una agencia internacional de noticias. Actitud parecida a la del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, pero con la diferencia que el futuro mandatario brasileño fue apuñalado en un evento y debió tomar reposo.
La indecisión, el factor más preocupante ante los comicios
Aunque en El Salvador se realiza una segunda vuelta si en la primera no hay candidato que obtengan más del 50% de los votos, se ha podido evidenciar en esta campaña una gran indecisión por parte de los votantes
Las encuestadoras reflejan que a menos de dos meses de la elección, la mitad de los salvadoreños aún no saben por quién van a votar. Estos porcentajes se miden contando categorías como no sabe, no responde, no elige y voto secreto.
Con un padrón electoral de 5 millones 283 mil 334 de votantes, según datos del Plan General de Elecciones 2019 (Plagel), la encuestadora LPG Datos encontró a finales de noviembre que el 41,2% de los salvadoreños se encuentran en este tramo de indecisos, mientras que CID Gallup daba el 56%. La media entre los resultados da 46,9%.
Esto supera la cantidad de indecisos encontrados en 2009, que representaban el 21% de los votantes según la encuesta de la Universidad Tecnológica (UTEC) y se redujeron a 17.6 % unos pocos días antes de las elecciones. Al igual que en las elecciones de 2014 que según LPG Datos eran el 28.3 %.
De todas formas, el porcentaje actual duplica los resultados de años previos.